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Arte e Ideas

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Cy Twombly, ?el colapso de los opuestos

Eso que nos conquista sin que lo entendamos. Eso es el paraíso del artista, que por primera vez se presenta en Latinoamérica.

La obra de Cy Twombly (EU, 1928 - Italia, 2011) maravilla. Es que recorrerla es pasar por toda la historia de la pintura de la segunda mitad del siglo XX. Por su paleta pasaron muchas de las corrientes que transformaron a la plástica y al arte en general: el minimalismo, el expresionismo abstracto, el arte conceptual, el primitivismo.

Y sin embargo, como afirma el curador Phillip Larrat-Smith, es un creador único, una verdadera singularidad. Larrat-Smith lo compara con Louise Bourgeois y Francis Bacon: artistas que trazaron su propio camino.

Larrat-Smith es el curador de Paradise, retrospectiva de Cy Twombly en el Museo Jumex. En realidad, es la primera retrospectiva de Twombly que se ha presentado en Latinoamérica.

Recorrer una exposición con su curador no siempre es, como alguien podría imaginarse, el estado ideal. Los curadores muchas veces son enemigos de su exposición: en vez de hacerlas más accesibles y emocionantes, dan explicaciones que se ahogan en los mares espesos de la pretensión. A ver quién los entiende. Quizá los curadores hablen su propio idioma o serán como Aristóteles: muy claros en su trabajo pero medio malos con el lenguaje. (Aunque su trabajo también debería ser saber transmitir la obra de un artista en términos, digamos, terrenales).

Pero en el caso de Paradise fue una verdadera fortuna contar con la guía de Larrat-Smith porque la obra de Twombly es sí maravillosa, pero requiere cierta traducción. No es manjar de primer bocado. Y Philip Larrat-Smith es un gran traductor y un gran chef. Hace unos meses fue el responsable de la muy bonita Petite Maman de Louise Bourgeois en Bellas Artes. Con Paradise (curada en colaboración con Julie Sylvester, vicepresidenta de la Cy Twombly Foundation), Larrat-Smith se anota otro triunfo curatorial.

TWOMBLY COMO ENIGMA

A continuación repetiré en este texto varias de las brillantes observaciones del curador y por ahí las aderezaré con algunos ejemplos:

La obra de Cy Twombly refleja estados emocionales o psicológicos, pero en abstracción. Son como provocaciones. La obra es un arranque, un tease o provocación. Su contenido es un misterio, es el colapso de dos opuestos: la razón y el deseo; el paraíso y la condena.

Muchas de sus obras tempranas son como garabatos, como hechos de modo automático y cerebral. Sus colores son monótonos pero no ajenos a la picardía.

La obra es abstracta, pero no los títulos, que suelen ser poéticos o mitológicos. Por ejemplo: Las causas infinitas del amor. ¿O qué tal Saludos de Gorgo? Gorgo fue una princesa espartana y la pintura (o dibujo) presenta un par de tetas reverendas y caídas. ¿Son eso o mi imaginación me engaña?

Dice Larrat-Smith que mi imaginación no me traiciona, que Twombly dibujaba (o pintaba) deliberadamente trazos que podían ser fálicos o sexuales en general. En Ilión (Una mañana diez años después) hay algunos falos y varias vulvas. Ilión es otro nombre para Troya. Es como si el artista quisiera recordarnos que la guerra es guerra, pero también es sexo.

Varias de las pinturas, o dibujos, (¿por qué hago la distinción?, ahora me explico) parecen ejercicios de caligrafía, como de primaria. El curador explica: para Twombly el ejercicio era la obra. El gesto del intento, de lo aparentemente fallido o azaroso era el arte mismo. Y no distinguía entre dibujo y pintura. Sus cuadros intercalaban lápices con crayones con pintura vinílica. Eran pinturas (o dibujos).

Y también eran literatura. Para Twombly sus cuadros eran su manera de escribir poesía. Literatura y pintura abstracta eran el caldo en el que se curtía el artista. Varias de sus obras llevan palabras o intentos de ellas. Algunos llevan directamente poesía. La rosa lleva un poema de Rilke: Flower of all flowers... .

En sus años tardíos el pintor se entregó al color. Su obra siguió siendo abstracta pero embriagadoramente brillante; feliz, al mismo tiempo cándida y concupiscente. Todo es color, paisaje, monumento.

La rosa, por cierto, es la más espectacular de estas piezas tecnicolor. Una de esas pinturas que uno puede quedarse viendo por horas. Es monumental, gigantesca. Twombly la pintó poco antes de su muerte, en el 2008. Larrat-Smith dice que en sus últimos años, que pasó en un pueblito italiano, el pintor (y dibujante y escultor) regresó a los trazos primitivos de su juventud, pero con el color de una frutería primaveral. ¿Por qué Twombly pasó de los garabatos fríos y cerebrales de sus inicios al color desatado? Es un misterio. Twombly casi nunca habló de su obra , dice el curador con los hombros encogidos. En el arte todavía hay lugar para el misterio.

Como única respuesta para el enigma está la serie Camino real, cuatro pinturas que son como una fiesta. Firmadas pocos meses antes de morir, quizá Twombly trató de decirnos que el paraíso es eso: ese algo innombrable que sólo se puede sentir, que nos conquista aunque no la entendamos.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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