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Arte e Ideas

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De regreso a la fama

La tercera temporada de la serie animada de Netflix no decepcionará?a los fans.

La temporada pasada fue deprimente; sin embargo, el papel estelar de BoJack Horseman (Will Arnett) en la cinta biográfica del caballo de carreras Secretariat (el ídolo de infancia de BoJack) nos dejó con un poco de esperanza: el protagonista podría tener una oportunidad de ser feliz. Pero todo fue una ilusión.

La tercera temporada no es tan gris como las dos anteriores, es un poco más dispersa y alucinante, pero conserva el humor ácido y ese halo depresivo que envuelve a los protagonistas y que los hace creer que la felicidad es una ilusión. Y sí, por extraño que parezca, el show es una comedia muy oscura.

Esta serie de Netflix gira en torno a una exestrella de televisión de los 90, quien tuvo un show ligero y divertido que trataba sobre un caballo sin responsabilidades, que se vuelve el padre de tres niños humanos. Sí, en este mundo animado, los humanos y los animales conviven como si nada, como una fábula posmoderna.

Años después de su éxito, BoJack no ha conseguido hacer nada más de su vida. De hecho, se la pasa entre fiestas, drogas y largas sesiones frente al sillón viendo una y otra vez su vieja serie.

Cuando la tercera temporada empieza, ahora BoJack es una estrella de cine y podría ser nominado a un Óscar si hace lo que su publirrelacionista le dicta. Nuestro antihéroe sí desea todo ese reconocimiento; sin embargo, no sería él mismo si no sintiera un enorme vacío.

Pase lo que pase, Bojack se las arregla para ser infeliz, contrario a su amigo y fan, el labrador dorado PeanutButter (Paul F. Tompkins), quien se adapta a cualquier circunstancia, incluso a su mujer Diane (Alison Brie), una chica intelectual y negativa que no cree en la funcionalidad de la pareja.

De nueva cuenta veremos al adorable y bueno para nada Todd (Aaron Paul), quien alivia la neurosis de los personajes al recordarles de alguna manera que si alguien debería estar deprimido, es él. Y a la neurótica y melancólica gatita Princess Carolyn (Amy Sedaris), buena para arreglar la vida de los demás, pero no la suya.

La tercera temporada es un poco más dispersa que las anteriores, menos intensa, pero no por eso menos divertida. No está exenta de esos momentos que nos parten el corazón ante la imposibilidad de los personajes de lidiar con su cotidianidad y el éxito que Los Ángeles les promete. Por eso siguen haciendo lo posible por echar a perder las cosas buenas.

En BoJack Horseman la premisa parece ser: el precio del éxito es la infelicidad; los personajes sufren para llegar a ella y cuando están ahí, siguen sufriendo. Este mundo animado en donde humanos y animales conviven codo a codo nos permite reírnos de la situación, por dolorosa que ésta sea.

@faustoponce

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