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Día de la Higiene Menstrual: Se necesitan más que toallas sanitarias y tampones
La menstruación es una cuestión de salud pública y para hacerlo en dignidad se requiere mucho más que una toalla sanitaria. Es fundamental conocer el ciclo menstrual, saber usar los productos, tener espacios de privacidad para gestionar el sangrado y servicios básicos para poder hacerlo de manera higiénica.
Se estima que la mitad de la población mundial está menstruando ahora mismo, menstruó o menstruará en algún momento de su vida. En promedio, las mujeres y personas menstruantes pasarán cerca de 2,600 días de sus vidas con el sangrado —equivalentes a siete años—.
Cada 28 de mayo se conmemora el Día de la Higiene Menstrual, como un recordatorio de la necesidad de erradicar los tabúes respecto de la menstruación y doblar esfuerzos para que las personas menstruantes puedan gestionar este proceso en dignidad.
En México y el mundo hay mujeres y personas menstruantes que no pueden costear tampones y toallas sanitarias. Y aunque muchas otras personas sí pueden hacerlo, hace falta más que eso para menstruar en dignidiad.
Por increíble que parezca, alrededor del mundo todavía existen comunidades en las que las niñas y adolescentes dejan de asistir al escuela cuando llega su primera menstruación. Hay culturas en las que la menstruación se percibe como una "impureza" o "enfermedad".
Hay muchas mujeres y personas menstruantes en cárceles o en situación de calle que no tienen dinero, ni espacios, ni privacidad para gestionar la menstruación.
La pobreza menstrual es el término que se ocupa para englobar todas estas carencias carencias sociales y económicas, que son tan diversas, y que pueden obstaculizar el derecho a una menstruación sana y digna.
¿Cómo atacar la pobreza menstrual?
La menstruación es una cuestión de salud pública. En muchos países se han eliminado las tasas impositivas sobre toallas y tampones con el fin de hacerlos más accesibles para la población; México es uno de esos países.
En otros países y ciudades del mundo también se han implementado programas de distribución gratuita de estos productos de gestión menstrual. Y, aunque estas iniciativas tienen un impacto positivo en la salud pública, no son suficientes.
Para erradicar la pobreza menstrual también es fundamental considerar otros factores.
- Acceso a la educación en materia de salud: La menstruación es un proceso totalmente desconocido para muchas niñas y adolescentes al momento de tener su primer sangrado. Para garantizar una menstruación digna, es fundamental que exista una educación sexual y reproductiva adecuada y oportuna, así como que ésta llegue a todas las comunidades.
- Acceso a la privacidad: Para colocar un tampón o una toalla también es necesario contar con espacios seguros donde las mujeres y personas menstruantes puedan gestionar sus sangrados en privacidad.
- Acceso a vivienda y servicios básicos: Gestionar los sangrados por menstruación también requiere de tener una vivienda y que cuente con agua potable, electricidad o gas. Para menstruar en dignidad es importante poder realizar actividades básicas como el lavado de manos, la ducha y la alimentación.
- Acceso a la salud: El ciclo menstrual no sólo viene acompañado de sangrados, algunas mujeres y personas menstruantes pueden presentar cólicos fuertes e incluso incapacitantes, algunas condiciones de salud relacionadas con el ciclo o desarrollar otros padecimientos. En muchos casos, se requieren de medicamentos o tratamientos durante la menstruación o relacionados con ella.
Para garantizar el acceso de las niñas, adolescentes, mujeres y otras personas menstruantes a la salud es fundamental ver la menstruación desde una perspectiva integral y de género. Sin tabúes ni estigmas y reprobando la cultura de la vergüenza.
También es fundamental profundizar los estudios y el levantamiento de estadísticas sobre las condiciones en las que menstrúan las personas, así como el impacto que este proceso tiene en el desarrollo social.