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Arte e Ideas

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El arte pirata tiene permiso para vivir en México

Rodrigo de la Sierra y Sebastián acusan venta de falsificaciones a un precio inferior al real.

ECONOMISTA

El escultor Rodrigo de la Sierra denunció en entrevista con El Economista que el mercado de arte pirata en México se nutre de complicidades y omisiones para prosperar, “siendo un tema penado”. Señaló que de 10 a 15 de sus esculturas están replicadas y expuestas en plataformas de compraventa por Internet en este momento, como Mercado Libre, y que además de presumir ser originales se encuentran a precios seis veces más baratos de su valor real en el mercado.

El arte pirata tiene permiso de vivir en México aunque este delito se persigue desde la Fiscalía General de la República y tiene establecidos procedimientos de acción penal, en la Ley Federal de Propiedad Industrial y la Ley Federal del Derecho de Autor, contra quienes incurran en el crimen de reproducir, vender o almacenar una supuesta obra de arte o una marca.

Sin embargo, la impunidad en este tipo de delitos muestra una falta de interés de las instituciones, y de los consumidores para frenar el abuso de la reproducción ilícita y “de explotar el intelecto que tuvo la persona para desarrollar una idea y plasmarla en tres dimensiones, en el caso mío de la escultura”, expresó el artista Rodrigo de la Sierra, mundialmente famoso por la creación del personaje de Timoteo, una figura humana caricaturizada que representa a la sociedad moderna ligada con el dinero.

Pero el artista ha visto expuestas sus obras desde tianguis informales hasta casas de coleccionistas. “Es muy peligroso que en la casa de un coleccionista que tiene dos o tres (obras) gráficas que sí son reales te encuentras un Timo falso, y se justifican diciendo ‘me lo regalaron’, o dicen que se lo vendieron muy barato. La realidad es que no, te lo vendieron muy caro porque el valor de eso es cero”, explicó el artista respecto al abaratamiento de su obra.

“La ley está bien estructurada en el tipo penal, en específico a derechos de autor y propiedad industrial, pero, en la medida en que se unan los artistas, los compradores, las galerías, las plataformas y la persecución no se la dejemos solamente a la autoridad, no va a pasar nada”, comentó la asesora legal Ana Robledo Sánchez Gavito, de Amerena Abogados, quien se especializa en temas de piratería en México.

No obstante los datos reflejan que los mexicanos consumen piratería sin remordimientos según estudios de la American Chamber of Commerce (AmCham) que en el 2018 estimó que este delito le cuesta a México 43,000 millones de pesos al año, además de ser uno de los cinco países que más piratería consumen en el mundo.

La indefensión jurídica para los artistas

Los agravios que Rodrigo de la Sierra señala son la continuidad de una serie de experiencias comunes entre la comunidad artística. En la mayoría de los casos, los creadores se encuentran en una indefensión jurídica debido a la falta de responsables.

El escultor Enrique Carbajal, Sebastián, también relató a este diario incidentes que tienen que ver con la reproducción pirata de sus esculturas monumentales, incluso fuera de México, como en Estados Unidos, en donde libró un proceso legal del que salió victorioso.

“Uno de mis primeros transformables me lo volaron en Japón e hicieron miles en reproducción. En ese momento todavía no se legislaba en copyrigth, tomaban y hacían lo que querían. Cuando llegué a Estados Unidos también vi que ahí se reproducían y tuve que pagar, pero gané la demanda. Después el abogado me decía ‘ya no demandes, porque tienes que demandar en todos los países’ y era un dineral y también se vendían en París, se vendían en Japón, era la pieza del ‘Cubo Transformable’”, recordó.

El último caso de éxito fue cuando el escultor Jorge Marín procedió penalmente ante la venta de sus obras que habían sido falsificadas. Un año antes Marín había denunciado que en redes sociales se ofertaron más de 40 piezas al mismo tiempo y que eran de su supuesta autoría.

Y en septiembre del 2015 la Procuraduría General de la República aseguró 89 esculturas piratas del estilo de Jorge Marín que eran almacenadas en bodegas ubicadas en Santa Martha Acatitla y el Cerro del Tejolote en Ixtapaluca. También el artista plástico Gabriel Macotela aseguró que su obra ha sido objeto de falsificación y que era vendida en la Lagunilla. La Galería y Casa de Subastas Rafael Matos dio a conocer en el 2016 que identificaron hasta 18,000 obras apócrifas en un año.

Hasta ahora hay una denuncia pendiente en materia penal que está sustentada con pruebas del comercio de supuestas obras con el personaje de Timoteo en plataformas de compraventa por Internet. “Vamos a ir apoyando a la investigación con pruebas para apoyar al Ministerio Público federal y que pueda determinar la acción penal a quien se considere que cometió un delito. Rodrigo ya está ejerciendo lo que le corresponde, que es denunciar”, destacó la abogada Ana Robledo.

“El problema es que se asocian todos para robarse una idea y lucrar con ella al margen de la ley”, destacó Rodrigo de la Sierra, y urgió reforzar los filtros de seguridad en plataformas como Mercado Libre. Incluso mencionó a algunas dependencias como afectadas, puesto que son de sus principales clientes entre las que mencionó la Secretaría de Hacienda, el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, los estados de México, de Yucatán, Querétaro y la Lotería de México “también están siendo agredidos y en riesgo de que su obra se deprecie”, lamentó el artista.

katia.nolasco@eleconomista.mx

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