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Arte e Ideas

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El teatro es abrir la mente para que quepa el mundo: Luis de Tavira

El dramaturgo y director de escena recibió la máxima presea que confiere el Seminario de Cultura Mexicana, por su contribución a la teoría y práctica del teatro mexicano.

Luis de Tavira fue homenajeado en el SCM. Foto EE: Eric Lugo

Este martes, el Seminario de Cultura Mexicana (SCM) confirió la Medalla José Vasconcelos para honrar la trayectoria de Luis de Tavira Noriega (Ciudad de México, 1948), dramaturgo, director de escena y maestro de generaciones de hacedores de teatro.

Las bases reglamentarias de la presea establecen que la “máxima distinción que otorga el SCM, desde 1997, debe entregarse anualmente a una persona mexicana que durante al menos 15 años se haya destacado por una gran labor cultural, artística o científica y que haya dejado un legado a nivel de maestría, es decir, que haya contribuido a la educación en las artes y las ciencias, en sus diferentes disciplinas, y haya sido notable, y desde luego que Luis de Tavira cumple con todos los requisitos”,  expresó el arquitecto Felipe Leal, presidente del Seminario, al inicio de la ceremonia.

La trayectoria de Luis de Tavira sobrepasa con mucho, en tiempo y méritos, los quince años. Hablamos de “la historia del último medio siglo del teatro en México, por lo menos”, como expuso el músico Sergio Vela, en la lectura de una “breve” Laudatio en la que destacó la contribución del homenajeado a las artes escénicas.

En efecto, el escenario de su trayectoria es de gran espectro: director de escena, pedagogo, dramaturgo, fundador de instituciones teatrales que han sido fundamentales para la construcción del teatro mexicano, como la Casa del Teatro, el Centro Dramático de Michoacán, Centro Universitario de Teatro de la UNAM, que dirigió por cuatro años; el Taller de Teatro Épico, también de la UNAM, el Centro Experimental Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes, recordó Felipe Leal. A ello se suma su labor como ensayista y profesor, tallerista y divulgador de la teoría y práctica del teatro en una decena de países, además de México.

“La figura de Luis de Tavira destaca por la transmisión del conocimiento del teatro, tanto es sus aspectos conceptuales, hermenéuticos, históricos, filosóficos, como en la praxis teatral que, en ultima instancia, implica ese ‘hacer’ del drama, que en griego quiere decir acción”, dijo Vela.

Además de su faceta pedagógica y artística, también abordó su tarea como autor, citando libros imprescindibles como El espectáculo invisible o Hacer teatro hoy.

“Hace cien años Zaratustra testimoniaba que Dios había muerto en el corazón de los hombres. Hoy más bien todos constatamos como es el hombre el que ha muerto en el corazón del mundo donde la divinidad se esconde y el teatro guarda silencio (…) Lo que atañe al teatro atañe a todos. ¿Qué será de los hombres sin el teatro?, ¿quién va a educar sus sentimientos, ¿quién va a revelarles el secreto de su zozobra interior, esa verdad sólo reservada al drama? Hay almas buenas y tiernas propensas a las lágrimas, qué placer noble y hermoso es afligirse así, como sucede en el teatro. Cuando el alma es asaltada y movida en cada nervio siente el gozo de la pena y temor de la delicia”.

El también director de ópera y expresidente del Conaculta recordó la concesión a Luis de Tavira del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes en 2006 y su función como primer director artístico de la Compañía Nacional de Teatro, en 2008.

Antes de recibir la presea y el diploma correspondiente, de manos del presidente del SCM, Felipe Leal, tomó la palabra el dramaturgo homenajeado: “Recibo este reconocimiento con profunda alegría, con sencillez cabal, pero sobre todo con enorme gratitud por cuanto significa recibirlo del Seminario de Cultura Mexicana, reunión sabia e indispensable para el aprecio y la difusión de la cultura”, dijo.

“Vengo a entender este reconocimiento como un homenaje a esa asombrosa forma de la amistad que es el teatro. Nadie hace teatro solo, así que entiendo que este reconocimiento atañe a esa maravillosa comunidad a través de la cual me ha sido dada la gracia del teatro: actores, actrices, escenógrafos, diseñadores, coreógrafos, autores, técnicos, iluminadores, promotores, difusores y gestores”.

“Es el asombro -continuó- donde aprendemos a pensar, pero hay que entender también que ese deslumbramiento no depende del que piensa sino de que aquello que se piensa salga de su sombra y nos asalte (…) El arte del teatro nace de una pasión apremiante de conocer, proviene de un asombro que moviliza, hace viajar y abre la mente para que quepa el mundo”, reflexionó.

Vasconcelos y el teatro

Luego hizo referencia a la figura histórica cuyo nombre ostenta la medalla que le fue conferida, y de su “epopeya cultural”: José Vasconcelos. Destacó su paso por el Ateneo de la Juventud en 1909, que trazaría los pasos hacia “una andadura que, como dice Guillermo Silva, fue espiritualista, voluntarista, vitalista, pragmática, antidogmática, defensora de la libertad del creador”.

“Para alcanzar la modernidad del teatro mexicano y su vigencia fueron necesarios veinte años de un apasionado quehacer escénico nacido de un insólito impulso de inspiración vasconceliana, que a pesar de su fugacidad dio lugar a una visión renovadora estéticamente consistente: el Teatro de Ulises.  Ulises, aquel varón de multiforme ingenio es el símbolo vasconceliano del sobreviviente de la guerra y en esta confabulación, el teatro será su apasionante aventura”.

También recordó que, siendo el primer secretario de Educación, Vasconcelos vinculó la cultura a la tarea educativa, haciendo del teatro una herramienta fundamental.

“La herencia más ponderable de aquella aventura consistió en la incorporación de la acción teatral a las tareas del Estado, el teatro se convierte en un asunto de Estado, y se adjudica a los gobiernos la responsabilidad de dotar al teatro de una infraestructura y de un presupuesto.”

“Así surgió en México un incipiente teatro público, que incorpora al teatro en el derecho social a la cultura, establece la organización y la producción del teatro como tarea de las administraciones públicas, en suma, la propiciación de un teatro de difusión cultural como emprendimiento público, y no ya como el resultado excepcional de un mecenazgo ilustre ni como el negocio de una empresa comercial (…) la acción teatral se resignifica como bien común”.

De Tavira lamenta que hoy parece que esa labor se ha desdibujado y que “las políticas culturales están diseñadas más para la eventualidad que para la estabilidad.”

“Actualmente, ante la crisis civilizatoria que padecemos (…) la acción cultural es decisiva para el desarrollo del país y para la vitalidad espiritual de las comunidades, porque le corresponde la formación de los sujetos del desarrollo y de la convivencia. Las políticas recientes resultan dispendiosas e ineficaces porque apuesta por la eventualidad inmediata y no invierten en la estabilidad a largo plazo; sólo en condiciones de estabilidad puede haber crecimiento y participación en el gozo cultural y artístico.”

El maestro, emocionado, expresó su gratitud a los presentes, entre los que figuraban miembros del SCM, discípulos, colegas, familiares e intelectuales, con esta frase: “En todos ustedes mi corazón leal se amerita”.

Acerca del Seminario de Cultura Mexicana

El Seminario de Cultura Mexicana nació en 1942 para mantener vivo el legado de José Vasconcelos, el “Maestro de América”, y es de sumo significado que la víspera de una efeméride tan destacada en el calendario nacional, el “Día del Maestro”, la presea se entregue a otro gran educador en la cultura y las artes escénicas, como Luis de Tavira.

El Seminario de Cultura Mexicana tuvo como fundadores a figuras imprescindibles como Manuel M. Ponce, Frida Kahlo, Mariano Azuela, Ángel Zárraga y la educadora Matilde Gómez; figuran como miembros titulares, asociados o eméritos, personalidades como Eduardo Matos Moctezuma, Clara Jusidman, Saúl Alcántara, Rolando Cordera, Jaqueline Peschard, Ángeles González Gamio, Arnoldo Kraus, Juan Ramón de la Fuente, Hugo Hiriart, Javier Garciadiego, Silvia Molina, Javier Bracho, Felipe Leal, Sergio Vela, Carlos Prieto, Consuelo Maquívar, José María Espinasa, entre otros.

Algunas personas distinguidas con la Medalla Vasconcelos

  • 1999 Ernesto de la Torre Villar, escritor
  • 2000 Miguel Huerta Maldonado, profesor
  • 2003 Gabriel Vargas Bernal, creador de “la Familia Burrón”
  • 2004 Luis Herrera de la Fuente, director de orquesta
  • 2009 Elisa Vargaslugo Rangel, historiadora y escritora
  • 2010 Luis Ortiz Macedo, arquitecto e investigador
  • 2012 Carlos Prieto Jacqué, músico y escritor
  • 2013 Ruy Pérez Tamayo, médico y divulgador de la ciencia
  • 2021 José Sarukhán Kermez, biólogo, ex rector de la UNAM
  • 2022 Josefina Zoraida Vázquez, historiadora y escritora
  • 2023 Juliana González Valenzuela, filósofa
  • 2024 Luis de Tavira, dramaturgo y ensayista

francisco.deanda@eleconomista.mx

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Editor de Arte, Ideas y Gente en El Economista. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Filosofía Social, por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Especialista en temas de arqueología, antropología, patrimonio cultural, religiones y responsabilidad social. Colaboró anteriormente en Público-Milenio, Radio Universidad de Guadalajara y Radio Metrópoli, en Guadalajara.

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