Esculpe animales y recicla símbolos de poder

La relación del ser humano con los metales, no es necesario indagar en la profundidad, es milenaria; lo mismo que la atracción prácticamente instintiva por materiales más resplandecientes. La metalurgia, se dice de hace unos 8,000 años, fue una victoria del ser humano sobre la materia.

Aprender a moldear, generar herramientas y, más aún, encontrarle utilidades estéticas y ornamentales fue otra victoria revolucionaria en el proceso civilizatorio... o quizás no del todo civilizatorio, porque también es cierto que los metales preciosos se emplearon como la materialización totémica del poder y la capacidad adquisitiva, y con él, el pretexto perfecto de botín de guerra.

Pero no nos vayamos por las ramas, concentremos la atención en el irrenunciable atractivo del metal pulido. Hablemos del escultor mexicano Gastón Gallardo, que prefiere hacerse llamar Galo Escultor, un artista plástico que tiene entre sus cualidades y facilitadores comerciales el brillo de los metales de sus piezas, la gran parte con formas de animales, de nuevo, prácticamente totémicos, ensamblados con piezas de latón y acero recortadas y moldeadas así como recubiertas con otras figuras de metal encontradas y otras incorporaciones bien conscientes que apelan a los símbolos del poder.

Las millones de vistas

Me escriben para ofrecerme una entrevista con Galo Escultor. La información que se pondera como presentación del artista es que todas sus creaciones se integran de materiales reciclados y que ha presentado su obra en recintos como el Museo de la Ciudad de México, la Biblioteca Vasconcelos y en “La Esmeralda”, escuela de la que se graduó como escultor.

Sobre todo, se destaca que él es autogestor, que ha sabido moverse en las redes sociales, principalmente TikTok e Instagram, donde ha acumulado “millones de vistas y sus creaciones definitivamente ya son reconocidas mundialmente”. Y rematan con que le ha vendido obra a Memo Ochoa, Checo Pérez y Luisito Comunica.

La propuesta omite en absoluto la obra del artista, de su argumento, de los animales que modela, del trabajo en taller, de la simbología. Es más importante la habilidad que tiene para generar esos millones de visitas e interesar a Luisito Comunica para comprarle una pieza. Y de verdad tiene talento, lástima que se vende al artista por sus seguidores, los likes y los nombres de quienes le compran.

Pero es todo eso, lo que se antepone y lo que se omite de la propuesta, además de una mirada a su obra, lo que me motiva para decir que sí estaría buena una charla con Galo Escultor, a ver qué nos puede contar.

Piezas con incrustaciones

“Siempre que preguntan por mi obra, dan por hecho que su sentido principal es el reciclaje o una cuestión de sustentabilidad y del medio ambiente, pero mi propuesta tiene que ver más con el reciclado de símbolos y la resignificación de los objetos. Trabajo como una especie de arqueólogo urbano. Me gusta recorrer la ciudad y es en esos recorridos que me encuentro con experiencias estéticas que nutren mi trabajo”.

Los animales, cuenta, son parte de la génesis de su oficio, pero que fue consolidando e incorporando no sólo metales trabajados en el taller sino esos objetos encontrados o buscados con mucha más premeditación que le dan el atractivo, como la incrustación de una piedra preciosa en el anillo.

Si uno se asoma a su página de Instagram, advierte elefantes, felinos, aves, un ajolote, caballos, gorilas con incrustaciones de monedas, medallas, prendedores con símbolos que van desde un trébol de cuatro hojas y un ojo hasta el rostro del dios Tonatiuh inspirado en la Piedra del Sol o el símbolo de una criptomoneda.

“El uso de los animales tiene que ver con el capitalismo salvaje. El mercado se rige por el valor de los metales y en él hay depredadores y depredados. Y yo empecé a invadir ciertas zonas de la ciudad con estos animales, tanto depredadores como presas. Hice una analogía con seres que no son muy diferentes a nosotros inmersos en la ciudad, ese gran animal vivo en el que habitamos”.

Pero, ¿cómo manejar el dilema entre apelar únicamente al arte ornamental y el argumento? ¿Qué tan delgada es la línea?

“Por supuesto que mi trabajo busca estas dos líneas, una meramente estética, que se vea el trabajo plástico, pero también que tenga un discurso conceptual que vaya de la mano. Tienen que ir en paralelo, porque si el trabajo plástico se queda solamente en lo decorativo, renuncia a todo sentido y utilidad. Y por supuesto que hay un juego entre ambas líneas, por ejemplo, al venderle un gorila a un político, el juego está entre líneas. Finalmente, todos los que hago son animales que representan el poder, pero depende de dónde viene ese poder. Después de todo, nos vemos reflejados en ellos”.

Acerca del artista y sus próximas exposiciones

Galo Escultor estudió la carrera de Animación 3D por la Universidad Latinoamericana y posteriormente estudió la licenciatura en Artes plásticas y visuales por la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, del INBAL, pero se decantó por la escultura y la intervención de espacios públicos. Dice que “Una cualidad de la escultura es que reclama espacios, y puede gustar o incomodar. Eso es algo que busca mi trabajo, generar interacción con el público con el que cohabita. Finalmente, siempre he pensado que la escultura es una confrontación con nosotros mismos”.

Comparte que sus dos próximas exposiciones serán, la primera en una tienda de automóviles alemanes de alta gama, en Polanco, y la otra, en la Cámara de Diputados, en San Lázaro.

Más sobre el trabajo del artista:

• IG: GaloEscultor
• TikTok: Galo Escultor

ricardo.quiroga@eleconomista.mx