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Arte e Ideas

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Gabriel Orozco: “He sido muy crítico con los artistas que viven del presupuesto”

El artista mexicano retomó dos símbolos artísticos de dos culturas distantes entre sí, la Coatlicue y el “Hombre de Vitruvio”, y los puso a convivir en el mismo cuadro. Sobre el presupuesto para Cultura, aboga para que no haya reducciones después de concluido el proyecto Chapultepec.

El artista mexicano presenta nueva obra en la galería kurimanzutto, en el marco de la Semana del Arte; retomó dos símbolos artísticos de dos culturas distantes entre sí, la Coatlicue y el “Hombre de Vitruvio”, y los puso a convivir en el mismo cuadro. Sobre el presupuesto para Cultura, aboga para que no haya reducciones después de concluido el proyecto Chapultepec

Gabriel Orozco llega puntual a su compromiso en kurimanzutto. Está por ofrecer un recorrido por la exhibición de sus piezas de reciente confección. Lleva unas gafas con doble lente. Los frontales son lentes solares y los levanta hacia arriba una vez que se adentra en el inmueble de la San Miguel Chapultepec. Calza unas botas con textura de piel de víbora y lleva consigo una cajetilla de cigarrillos Natural American Spirit que más adelante, nada más terminar el recorrido y comenzar con la ronda de entrevistas en la parte trasera de la galería, fumará con entusiasmo.

La exposición no tiene nombre o, en todo caso, el epíteto de la muestra sería el propio nombre del artista. La primicia es: “siete años después de haber transformado la galería en un OXXO, Gabriel Orozco presenta dibujos, pinturas y esculturas recientes que están intrínsecamente conectadas a los lugares donde vive”, sobre todo Tokio, Ciudad de México, Nueva York y Bali, en Indonesia.

Antes de emprender el recorrido, Orozco se planta en el umbral de la caja blanca de kurimanzutto. Hay una persona que traduce al inglés a través de un sistema de auriculares para los invitados de otras latitudes.

Una dualidad insospechada

“Las piezas de esta muestra empezaron al mismo tiempo que estuvimos trabajando en el plan maestro de Chapultepec”, adelanta.

La exposición se compone de tres partes bien definidas. La primera, el “Diario de plantas”, una colección de dibujos e impresiones de hojas y vegetación que el artista recolectó en Japón, su lugar de residencia, y también en México, y que registró a través de impresiones o reproducciones en gouache, tinta y grafito sobre un pequeño cuaderno que apenas cabe en la palma de la mano.

La segunda, la colección de esculturas llamadas “Dés”, o dados en francés, una serie de piezas talladas a partir de cubos de piedra que fue detallando hasta conseguir formar mucho más caprichosas. Algunos asemejan caracoles, otros, maquinarias extrañas y uno más incluso parece la cabeza de un Tláloc. Estas piezas se construyeron en México a partir de materiales como tezontle rojo o mármol blanco.

Pero es la serie de pinturas en témpera de gran formato las que magnetizan. El egresado de la entonces Escuela Nacional de Artes Plásticas, de la UNAM, tomó dos emblemas culturales distanciados entre sí: la “madre de los dioses” Coatlicue –con su atavío de serpientes– y el “Hombre de Vitruvio”, de Da Vinci, y los asoció, los maridó, los engarzó, los sometió a contraste y comunión, una dualidad de mitos que se conocen por primera vez sobre el lienzo y pareciera que juntos ascienden en la escala de la proporción mítica.

“Aquí en México, de repente se me ocurrió mezclar el Vitruvio con la Coatlicue, una locura absoluta porque son dos imágenes, dos obras de arte, dos símbolos de culturas muy distintas, pero me pareció curioso que fueron hechas más o menos al mismo tiempo, en el siglo XV, mientras Leonardo trabajaba en sus estudios anatómicos, los de ingeniería y de la naturaleza; al mismo tiempo que en la cultura mexica, en el siglo de oro, en la última etapa, se desarrolla la Coatlicue”, explica el artista.

A partir de esta idea, Orozco combinó el Vitruvio con otros elementos simbólicos, como un pulpo o una rana, con resultados igual de fascinantes.

Garantizar la continuidad el proyecto Chapultepec

Una vez concluido el recorrido de Gabriel Orozco por la exposición presentada en el contexto de la Semana del Arte en la Ciudad de México, el artista entonces se dispone a ofrecer una serie de entrevistas a los medios que así lo han solicitado. En esta serie de encuentros, mientras enciende uno que otro cigarrillo, se habla de la obra en cuestión, del peso histórico de la Coatlicue, de la vida de un artista que deja de ser local y, por supuesto, del proyecto Chapultepec, del cual es coordinador.

“Debemos sustentar el proyecto administrativa y jurídicamente. Ya se presentaron las ideas a las autoridades correspondientes para convertir a Chapultepec en un organismo, en el sentido ecológico y cultural de la palabra, que las funciones tengan sustentabilidad y un manejo apropiado, para que no quede abandonado, porque el cambio de administración siempre trae problemas, como lo que ya hemos visto en la Biblioteca Vasconcelos o en la Ciudad de las Artes”, señala el artista.

Desatrofiar vicios

Al respecto, este diario le pregunta su opinión sobre el gasto en el proyecto prioritario que encabeza y el cual, al menos en los últimos tres años, acaparó hasta una tercera parte del presupuesto anual para el Ramo 48, Cultura.

“¿Cómo plantearlo? Yo no opino sobre presupuestos en general, yo no he vivido de presupuestos. He sido muy crítico incluso con los artistas que viven del presupuesto. En su momento también he rechazado depender de presupuestos de Estados Unidos o de Francia cuando hacen comisiones, porque también tiene sus aparatos presupuestales para mantener sus estructuras de poder cultural. Entonces, es un tema delicado y políticamente muy interesante.

“Por un lado, había que desatrofiar ciertos vicios presupuestales y políticos en relación al mantenimiento de un statu quo artístico a través de los mecanismos del poder, que, así como tenía que ver incluso con la prensa financiada, también estaban maiceando a los artistas. Pero seguro no van a publicar eso”, declara.

Finalmente, Orozco aboga por que el presupuesto invertido para infraestructura cultural tenga congruencia en la misma medida hacia los siguientes ejercicios presupuestales, es decir, opina, sería incongruente un decrecimiento en el presupuesto anual para Cultura después de terminado el proyecto prioritario de Chapultepec.

“Para acabar pronto, no queremos que pase lo mismo que sucedió con la Biblioteca Vasconcelos. Pero es increíble, porque en el caso de la Vasconcelos tenía que ver el mismo partido (que tomó el relevo en el gobierno). Digo, no sé si se acuerden que en esa época decían que yo era el favorito de Fox. Lo vi dos veces en mi vida. Yo hice la ballena, no hice la biblioteca. Y vean cómo la dejaron caer ellos mismos”.

Yo no soy un artista de presupuesto. No sé qué va a suceder el sexenio que viene. No cobré nada por este proyecto, lo hice por patriotismo y amor a mi país”.

Gabriel Orozco,  artista y coordinador del Proyecto Chapultepec

Gabriel Orozco

En kurimanzutto

  • Del 10 de febrero al 23 de marzo
  • Rafael Rebollar 94, San Miguel Chapultepec, CDMX

Dedicatoria especial

La exposición está dedicada a Juan Fraga, maestro del trabajo sobre piedra, y Manuel Serrano, destacado restaurador, ambos perecidos por contagio de Covid-19, y quienes colaboraron con el trabajo artístico de Gabriel Orozco.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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