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Arte e Ideas

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Hallan tzompantli principal debajo del Templo Mayor

La estructura era usada por los mexicas para exhibir las cabezas de sus enemigos.

La esquina de una plataforma rectangular usada por los antiguos mexicas para exhibir las cabezas de sus enemigos decapitados fue encontrada en un predio del Centro Histórico de la ciudad de México y sobre ella un montículo de cráneos amalgamados con cal y arena, como parte de los trabajos que realiza el equipo del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del Templo Mayor de Tenochtitlan.

El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma presentó en conferencia de prensa el hallazgo del que dijo es el Huey Tzompantli; es decir, el más importante encontrado a la fecha en el recinto ceremonial de los aztecas.

De acuerdo con Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del INAH, la plataforma se encontró en un predio privado marcado con el número 24 en la calle República de Guatemala, y según las fuentes históricas, correspondería a una estructura anterior a la llegada de los españoles tras la conquista de Tenochtitlan, es decir que data de 1486 a 1502. Etapa VI del Templo Mayor.

La plataforma, encontrada a dos metros de profundidad, es rectangular y, aunque sólo se ha excavado 25%, se estima que mide 34 metros de longitud, 12 de ancho o más, y entre 45 y 50 centímetros de alto; está recubierta de estuco y se levanta sobre un piso de lajas al centro del recinto ceremonial.

Sobre la plataforma, una especie de patíbulo de piedra, se aprecian las huellas de varios orificios donde se anclaban postes de madera de unos 25-30 cm de diámetro, separados por 60 centímetros de distancia, para colocar allí los travesaños, donde los mexicas solían exhibir, atravesadas por los parietales, las cabezas de los enemigos o de los perdedores en el juego de pelota, de acuerdo con la interpretación del doctor Matos Moctezuma.

Según el arqueólogo Raúl Barrera, director del PAU y responsable directo de la excavación, la estructura está orientada de norte a sur, y queda justo frente a lo que fuera el templo principal dedicado a Tláloc y Huitzilopochtli, como se aprecia en el Códice Matritense, de fray Bernardino de Sahagún, de 1558-1585. Lo cual corrobora la fidelidad y precisión de las fuentes históricas que se ha venido demostrando con la evidencia arqueológica.

Significado y más cráneos

Raúl Barrera reveló también que junto a los postes de madera encontraron un montículo de cráneos amalgamados y unidos por una mezcla de cal y arena, de los cuales se han identificado apenas 35, la mayoría de jóvenes varones, y algunos de mujeres y niños, que serán sometidos a una serie de estudios para corroborar su filiación étnica, edad, sexo, dieta y otras características que ayuden a entender mejor la naturaleza de esta práctica, ya que hasta el momento es la primera vez que se encuentra un montículo con estas características en el contexto de un tzompantli.

A decir del arqueólogo Eduardo Matos, el tzompantli era una representación del poder mexica, y a la vez una advertencia a los enemigos, muy ligado al ritual del juego de pelota y a la guerra. También era común en otras culturas mesoamericanas, como la maya o la tolteca. Recordó cuando excavó el tzompantli de Tula, y dice que normalmente sobre estas plataformas, de no mucha altura, se exhibían las cabezas de los adversarios y después los restos de los cráneos en el piso.

Palos cuan esposos

Raúl Barrera refiere que, a la llegada de los españoles, este tzompantli, un poco anterior al contacto ibérico, causó un gran impacto y expectación en los conquistadores, tal como lo registra en su relación el cronista del siglo XVI, Andrés de Tapia, acompañante de Hernán Cortés:

Estaban frontero de esta torre sesenta o setenta vigas muy altas (...) puestas sobre teatro muy grande hecho de cal e piedra, e por las gradas dél muchas cabezas de muertos pegadas con cal, e los dientes hacia afuera (...) e las vigas apartadas unas de otras poco menos de una vara de medir, e desde lo alto dellas hasta abajo puestos palos cuan esposos cabíen, e en cada palo cinco cabezas de muerto ensartadas por las sienes en el dicho palo; e quien esto escribe y un Gonzalo de Umbría, contaron los palos que habíe, e multiplicando a cinco cabezas cada palo de los que entre viga y viga estaban (...) hallamos haber ciento treinta y seis mil cabezas, sin las de las torres , relata.

Eduardo Matos Moctezuma recordó que según fray Bernardino de Sahagún, el recinto ceremonial mexica estaba compuesto por 78 edificios, de los cuales a la fecha se han detectado 45.

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