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Historia de las Olimpiadas Culturales, México 68 y París 2024
La gesta deportiva y las expresiones artísticas están hermanadas desde el origen. Ésta es su historia y la destacada organización cultural de México cuando nuestro país fue sede olímpica
Las Olimpiadas Culturales, un evento paralelo a los Juegos Olímpicos, tienen como objetivo fomentar la creatividad y el intercambio cultural entre jóvenes de todo el mundo. Aunque no tan conocidas como la justa atlética, tienen una rica historia que ha evolucionado con el tiempo.
La idea de las Olimpiadas Culturales surgió como una extensión de los Juegos Olímpicos modernos, creados en 1986 por Pierre de Coubertin quien, inspirado por el espíritu de los antiguos Juegos Olímpicos de la Grecia clásica, también deseaba integrar una dimensión cultural en el magno evento deportivo, reconociendo la importancia del arte y la cultura como un elemento ideal de cohesión.
En particular, el concepto de las Olimpiadas Culturales se concretó hasta 1960 con la celebración de la primera edición en Roma, Italia, junto a los Juegos Olímpicos de verano. Se le conoció como el Festival Cultural Olímpico, que buscaba mostrar el arte y la cultura de los países participantes, aunque no tenía una estructura competitiva formal como los eventos deportivos.
Durante las siguientes décadas, el Festival Cultural Olímpico fue variando en su formato y enfoque. En 1964, en Tokio, Japón, y en 1968, en la Ciudad de México, se realizaron ediciones destacadas por su amplia variedad de actividades culturales, como exposiciones de arte, conciertos, representaciones escénicas y muestras cinematográficas, entre otras.
La oferta cultural en México 68
En México 68, por ejemplo, el Palacio de Bellas Artes fue sede de una serie de presentaciones del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, que en aquel entonces ya gozaba de pleno prestigio internacional después de haber obtenido el premio al mejor grupo dancístico del mundo en el Festival de las Naciones en París, Francia, en 1961.
Para esta serie de presentaciones, a su fundadora y directora, Amalia Hernández, le fue autorizada una convocatoria internacional para incorporar a bailarines y coreógrafas de otros países con el objetivo de construir dos repertorio con danzas tradicionales de otras latitudes. A estos apartados se les llamó Ballet de los Cinco Continentes y Ballet de las Américas.
Algunos de los convocados fueron Michel Cartier, por Canadá; Alvin Ailey, de Estados Unidos; Rosa Reyna, por Perú; Josefina Lavalle, por Colombia; la propia Amalia Hernández, por México; Loukia, por Grecia, y Tamara Golovanova, por la URSS, entre otros.
Asimismo, como parte del programa cultural olímpico, sobre el escenario de la Sala Principal de Bellas Artes se presentaron compañías internacionales como el Ballet de la Ópera de Finlandia, el Ballet de Praga, los ballets de Canadá, Cuba y París, así como la Ópera de Berlín, la Orquesta de Cámara de Moscú, la Orquesta Gewandhaus de Leipzig y la Sinfónica de la Radio Polaca, por mencionar un puñado.
En este apartado, destacó la presentación en el Auditorio Nacional de la tan celebrada Ópera de Bolshói y la Orquesta Halley.
Los museos de la capital mexicana no fueron la excepción en este gran aparador de las expresiones artísticas del mundo. Se organizaron exposiciones sobre arte clásico y moderno del mundo, así como muestras especiales sobre las expresiones pictóricas de Japón, Rusia, Cuba, Gran Bretaña y América Latina, por ejemplo. Ni se diga de las exposiciones organizadas por museos y galerías de la ciudad con obra de artistas mexicanos históricos y de la época, como Rufino Tamayo, Juan O’Gorman, Ángela Gurría, José Luis Cuevas, María Elena Delgado, Vlady, Francisco Toledo, Marina Yampolsky, José Luis Cuevas y Pedro Friedeberg.
Tampoco es de olvidar que el presidente del Comité Organizador de México 68 fue el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien en 1966 había consumado la construcción del mítico Estadio Azteca. Ramírez Vázquez y su equipo fueron capaces de convocar a participantes de 97 países de este convite cultural paralelo a las justas deportivas.
Unas de las iniciativas más destacadas del proyecto fue la Ruta de la Amistad, el corredor escultórico más grande del mundo para la época, con 19 estaciones y una extensión de 17 kilómetros en la zona sur de la Ciudad de México, con magnas obras de artistas como Mathias Goeritz (México), Ángel Gurría (México), Kiyoshi Takahashi (Japón), Grzegorz Kowalsk (Polonia), Herbert Bayer (Austria) y Helen Escobedo (México), por mencionar unos cuantos.
Asimismo, se instalaron esculturas invitadas de Alexander Calder, quien creó el emblemático “Sol Rojo” en la explanada del Estadio Azteca; Germán Cueto, con la obra “Hombre corriendo” en Ciudad Universitaria, y el propio Goeritz, con la escultura “La Osa Mayor” en el Palacio de los Deportes.
También destacó la organización del espectáculo Recepción del Fuego Olímpico, en la Zona Arqueológica de Teotihuacan, como preámbulo de la inauguración de la justa olímpica. Este evento se llevó a cabo al pie de la Pirámide de la Luna, donde se hizo referencia a la ceremonia mexica del Fuego Nuevo. La dirección del mismo fue de Julio Prieto Posadas y la coreografía se le encargó al consagrado bailarín Guillermo Arriaga, mientras que los vestuarios fueron obra de Rufino Tamayo.
Cambios en el programa cultural olímpico
En 1980, los Juegos Olímpicos de Moscú marcaron un hito significativo al institucionalizar las Olimpiadas Culturales con la creación del "Programa Cultural Olímpico". Este programa estructuró oficialmente las competiciones artísticas, dividiéndolas en categorías como música, danza, literatura y artes visuales.
Sin embargo, a partir de la década de 1990, el enfoque de las Olimpiadas Culturales ha sido revisado y adaptado en cada edición de los Juegos Olímpicos. En 1992, en Barcelona, se presentó una versión renovada del Programa Cultural Olímpico, con un énfasis en la diversidad y la integración cultural, mientras que la ediciones de Atlanta 1996, Sydney 2000 y Atenas 2004 también continuaron esta tradición con variados eventos culturales, aunque a menudo en un formato menos centralizado que los competiciones deportivas.
A lo largo de las ediciones, ha sido evidente el involucramiento de artistas y entidades culturales dentro de los distintos programas olímpicos. Destaca, por ejemplo, la aportación del artista plástico, activista social chino Ai Weiwei a la organización de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
El célebre artista chino, pese a su mordaz crítica del gobierno del país oriental, fue comisionado como asesor artístico en el diseño del Estadio Nacional de Pekín, también conocido como “Nido de pájaro” dada su fachada de acero en forma de red, ideada junto con la firma suiza Herzog & de Meuron.
En aquel 2008, Ai Weiwei y el gobierno chino llevaron su relación al extremo. El artista fue muy crítico con las acciones del Estado tras el sismo de Sichuan, en mayo de 2008. Weiwei participó activamente en demostrar las deficiencias de construcción de diversos edificios en aquella provincia. Al año siguiente, el artista comenzó a presentar profundos dolores de cabeza, según difundió, debido a los fuertes golpes que recibió supuestamente por parte de agentes del gobierno.
En los últimos años, la influencia de la tecnología y los medios digitales ha permitido una mayor difusión de las actividades culturales, permitiendo a los artistas de todo el mundo participar y ser parte del espectáculo olímpico de formas innovadoras. Por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016 se incorporaron presentaciones culturales de alto perfil y colaboraciones globales, destacando la creciente importancia del arte en el contexto olímpico.
La oferta cultural de París 2024
Los Juegos Olímpicos de París 2024 no serán la excepción en el despliegue cultural paralelo a las justas deportivas. De acuerdo con el Ministerio de Cultura de Francia, del convite cultural a desplegarse en no solamente en la capital francesa sino en todo el país se integra por 381 exposiciones y más de 2,500 actividades diversas, entre exhibiciones de cine, artes escénicas, preservación de patrimonio, activaciones públicas, conciertos y conversatorios, entre otros.
En artes visuales, por ejemplo, destaca la exposición “¡En juego! Artistas y deporte (1870-1930)”, que desde marzo pasado habita el Museo Marmottan Monet, con obra de artistas del impresionismo como Claude Monet, Robert Delaunay, Edgar Degas, Auguste Rodin, Gustave Courbet y Maurice Denis, quienes plasmaron en su trabajo pictórico algunas escenas deportivas que van desde el remo y la equitación hasta el boxeo y los deportes acuáticos.
También es de destacar la exposición de diseño deportivo llamada “Match. Diseño y deporte: una historia orientada hacia el futuro”, en el Museo de Luxemburgo de París, que ofrece una noción histórica y con miras hacia el futuro sobre la relevancia de la creatividad en los aditamentos e infraestructura para facilitar las disciplinas deportivas, entre prototipos, dibujos, videos y aplicaciones tecnológicas.
Pero quizás el museo que acapare la atención sea el Louvre, el cual presenta la muestra “El olimpismo. Una invención moderna, un patrimonio antiguo” en su Galería Richelieu, donde se exhiben retratos de las personas responsables de la gestación de los Olímpicos, encabezados por Pierre de Coubertin, pero también piezas antiquísimas y algunas reproducciones a partir de hallazgos arqueológicos sobre cómo se difundían las justas atlética en la Antigua Grecia.
La poesía también tiene lugar en el programa con los Juegos Poéticos de París, un evento de intercambio de poesía oral, activaciones, conversaciones y competencias de poesía en distintas sedes de la ciudad, como el Théâtre de la Ville - Sarah-Bernhardt, la Plaza del Chatêlet y el Théâtre des Abbesses, así como diversos espacios públicos, cuyas actividades se extenderán hasta septiembre.
La música, por supuesto, será central en la oferta artística en la Ciudad de la Luz. El jazz, la música clásica, la música electrónica, el rock y otros géneros tomarán escenarios y plazas parisinas hasta septiembre próximo. Entre las y los artistas y bandas de fama mundial que se presentarán en este contexto se encuentran Lana del Rey, LCD Soundsystem y Massive Atack, así como diversos artistas de todo el mundo.
Es sólo una breve selección de la vasta actividad cultural que ocupa la agenda de la ciudad que desde ya acapara las miradas del mundo. Para difundir con pertinencia todos los programas, el comité organizador publicó un mapa con todas las actividades culturales confirmadas.
La cultura mexica también está en las Olimpiadas
La cultura mexicana también es parte de la gran celebración olímpica. Particularmente, el Museo del Quai Branly-Jacques Chirac presenta la exposición "Mexica: Des dons et des dieux au Templo Mayor" (Mexica: ofrendas y dioses del Templo Mayor) organizada en coordinación con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), bajo la curaduría de Leonardo López Luján, titular del Proyecto Templo Mayor, con un despliegue de 590 piezas arqueológicas de la sociedad mexica procedentes de ocho museos.
De las piezas en exhibición, destaca la olla Tláloc de la Ofrenda 21 del Templo Mayor y la escultura Águila Cuauhxicalli, descubierta en la Casa del Marqués del Apartado, y la escultura antropomorfa conocida como el Ehécatl de Calixtlahuaca.
La muestra, abierta desde abril pasado, ha recibido a más de 150 mil visitantes y promete muchos más dado que estará abierta hasta el 8 de septiembre.
Visita el mapa interactivo de las actividades culturales de París 2024
https://olympiade-culturelle.
Con información de INBAL, UNAM, INAH, Archivo General de la Nación, Google Arts & Culture, Paris Olympics 2024.