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La COP 28 debe dar señales políticas firmes que comprometan a todos los países: WWF

Adrián Fernández Bremauntz, de Iniciativa Climática México, señala que falta que México publique una ruta detallada de n para alcanzar la meta de reducción de emisiones de  CO2  a un 35% para 2030 a la que se comprometió en la COP 27 en Egipto.

Foto: Especial

Este próximo jueves 30 de noviembre dará comienzo en Dubai la reunión número 28 de la Conferencia de las partes de la Convención Marco de Cambio Climático (COP), para los especialistas en la materia, el objetivo principal de esta reunión es corregir drásticamente el rumbo para lograr restablecer la acción climática y encaminarnos a limitar el calentamiento global a 1.5°C.

El cometido está en manos de quienes han firmado el Acuerdo de París. “No podemos permitirnos tener otra COP donde la ambición y la acción no se incrementen. Cuanto antes y más decididamente actuemos, las personas y la naturaleza podrán cosechar más pronto los beneficios de un futuro más limpio, seguro y estable", dijo Manuel Pulgar-Vidal, líder mundial de Clima y Energía de WWF y presidente de la COP20.

En este sentido, dijo que hay que recuperar la credibilidad en el multilateralismo, por ello WWF hace un llamado para cerrar las brechas para el cumplimiento del Acuerdo de París con un Balance Mundial que permita evaluar si los países están avanzando hacia los cumplimientos del Acuerdo de París y que allane el camino para una implementación inmediata de las actuales Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDCs por sus siglas en inglés) a través de políticas y medidas sectoriales, especialmente en materia de energía, conservación y restauración de la naturaleza, y sistemas alimentarios. El Balance Mundial se realiza cada cinco años y el primer plazo concluirá en la COP 28.

Específicamente en el caso de México, Adrián Fernández Bremauntz, de Iniciativa Climática México, explica que en la COP 27 del año pasado celebrada en Egipto, México finalmente se comprometió ante el mundo a incrementar su meta de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) de un 22% planteado en 2015 hasta un 35% al llegar al 2030. Sin embargo, “falta que nuestro país publique una ruta detallada de implementación para alcanzar esta meta”.

El segundo compromiso, en especial para países del G20 como México, es llevar a cabo análisis rigurosos y transparentes (bottom-up) para trazar una ruta ambiciosa para alcanzar la meta de cero emisiones lo antes posible. Transitar por esta ruta requerirá empezar cuanto antes la implementación de políticas y acciones para bajar las emisiones de todos los sectores, pero en particular en la generación de electricidad y en la movilidad sustentable de personas y mercancías.

“La COP 28 debe ser la COP de la credibilidad climática, con todos los planes, compromisos y financiamiento alineados con la velocidad y la escala de acción necesarias para prevenir los peores impactos de la crisis climática. Todavía podemos evitar un futuro de catástrofes climáticas cada vez mayores, pero estamos muy desviados y el tiempo se agota”, concluye Pulgar-Vidal.

El papel de América y el Caribe

Roberto Troya, vicepresidente senior y director de América Latina y el Caribe de WWF señaló que “el IPCC en su sexto reporte ha identificado a América Latina y el Caribe como una región vulnerable, con una alta exposición al cambio climático, lo que se agrava por los elevados índices de desigualdad, pobreza y pérdida de biodiversidad. En esta parte del mundo ya se registran eventos climáticos extremos, por lo que es indispensable que en la COP se cierren las brechas en políticas, marcos normativos, medidas de implementación y financiamiento para la adaptación al cambio climático y se avance hacia una transición y transformación justa que se extienda más allá del sector energético”.

Dijo que si bien la contribución de América Latina y el Caribe a las emisiones globales de gases de efecto invernadero es menor a la de otras regiones, esta geografía tiene muy baja capacidad de respuesta para enfrentar sus efectos adversos. “Los organismos regionales y globales desempeñan un papel crucial en la prevención de un recrudecimiento de este escenario, por lo que se debe asegurar la distribución equitativa del financiamiento climático, incluyendo el Fondo de Pérdidas y Daños, así como una nueva meta global acompñada de la transformación del sistema financiero internacional”.

Troya enfatizó además que “el Balance Mundial debe reconocer explícitamente la brecha en el financiamiento de la naturaleza, incluido el necesario para apoyar las acciones de conservación y restauración de los bosques, agua dulce, humedales, océanos y otros ecosistemas frágiles. Las acciones para conservar y restaurar la naturaleza son esenciales para lograr todos los objetivos del Acuerdo de París, por lo que el Balance Mundial debe incluir a la naturaleza con un elemento clave con una mayor ambición en las NDCs, los Planes Nacionales de Adaptación (NAP, por sus siglas en inglés), y estrategias a largo plazo (LTS, por sus siglas en inglés), y las sinergias entre la aplicación del Acuerdo de París y el Marco Mundial sobre la Diversidad Biológica de Kunming Montreal”.

Detalla que en América Latina, las decisiones tomadas en esta COP 28 tendrán un impacto crucial en la selva tropical y la cuenca más extensa del mundo, el Amazonas, región que ya experimenta condiciones más secas y cálidas debido al cambio climático, las modificaciones en el uso del suelo y los incendios, lo que la acerca a un punto de inflexión ecológica.

Reconocimiento de la crisis climática

Por último Fernanda Carvalho, Líder de Política Climática y Energética de WWF opina que los líderes deben acordar un plan global para eliminar gradualmente todos los combustibles fósiles. “Si no se actúa con decisión para poner fin a la era de este tipo de combustibles, se condenará al mundo a perturbaciones climáticas cada vez mayores. Poner fin a la producción y uso de combustibles fósiles y realizar la transición a energías 100% renovables, son las soluciones que tendrán el mayor impacto en la lucha contra el cambio climático a gran escala”.

Carvalho indicó que es esencial que los países continúen reconociendo que las crisis climática y la crisis de biodiversidad están inexorablemente vinculadas. "Los sistemas naturales se están llevando más allá de sus límites. La descarbonización y la restauración de la naturaleza deben ocurrir de manera paralela. Por ello, WWF aboga por el establecimiento de un nuevo programa de trabajo sobre clima y naturaleza como parte de las futuras cumbres climáticas de la COP".

nelly.toche@eleconomista.mx

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