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Arte e Ideas

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La salud visual debe ser una prioridad en América Latina

Hay muchas organizaciones que trabajan en salud visual en prácticamente todo el mundo excepto en México y Latinoamérica. “No se trabaja en equipo y no se suman esfuerzos entre instituciones gubernamentales, entidades del sector privado y asociaciones", señala Valeria Sánchez Huerta, directora general de la institución anfitriona.

México será sede del congreso 2030 IN SIGHT LIVE organizado por la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB por sus siglas en inglés). Este evento se ha consolidado como un espacio de diálogo que reúne líderes, tomadores de decisiones y actores clave nacionales e internacionales en el campo de la salud ocular con la intención de generar iniciativas, incidir en políticas de salud y plantear objetivos para hacer de la atención oftalmológica algo accesible, digno y de calidad para todas las personas hacia 2030.

Para este evento a realizarse del 25 al 27 de junio, la Asociación Para Evitar la Ceguera en México (APEC) será la institución anfitriona, este acontecimiento marca un precedente para posicionar a la salud visual como una prioridad en México ,Latinoamérica y a nivel mundial.

A propósito de este hecho, la Dra. Valeria Sánchez Huerta, directora general de APEC, Hospital de la Ceguera platicó con El Economista, ella explica que la Agencia Internacional se ha vuelto la voz de estas instituciones que al no ser públicas, no están en la agenda como tal del gobierno pero sí están haciendo la labor social de atender a los pacientes de escasos recursos en temas de salud visual; desde atención oftalmológica, defectos refractivos con lentes y demás.

Que venga por primera vez a México la Agencia Internacional a través del IN SIGHT LIVE, junto con el sector de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud con sus respectivos representantes enfocados en discapacidad visual “es una oportunidad de oro porque va a ser la primera vez que vamos a poder entrar en contacto con ellos, decirles exactamente la situación de México y Latinoamérica en temas de salud visual, porque estas organizaciones de pronto están muy enfocadas en África, la India y en otros países, como Latinoamérica estamos muy abandonados”.

Dijo que hay muchas organizaciones que trabajan en salud visual en prácticamente todo el mundo excepto en México y Latinoamérica, “esto es un fenómeno interesante, pues no se trabaja en equipo y no se suman esfuerzos entre instituciones gubernamentales, entidades del sector privado y asociaciones, por eso no somos lo suficientemente fuertes para que organizaciones que están buscando cómo apoyar, se fijen en nosotros, hasta ahora trabajamos de manera tan aislada, no hay un proyecto global grande lo suficientemente trabajado para que se invierta tanto económicamente, como en la práctica para tener impacto en nuestro países”.

Es tajante: “mientras el gobierno no quiera trabajar con las organizaciones privadas sin lucro es difícil que se logre, porque el impacto que nosotros pudiéramos tener no es el mismo a que si sumáramos esfuerzos con el gobierno y sus alcances”. Este evento es la oportunidad para que esto cambie. “Que el gobierno nos volteé a ver y que nos sume a las causas y que podamos ofrecer lo que tenemos es fundamental para que organizaciones más grandes nos vean”.

Las necesidades visuales en Latinoamérica

La especialista indica que las necesidades de Latinoamérica son muy peculiares. Por ejemplo, México específicamente tiene 12 millones de habitantes con algún padecimiento que debilita la visión, se trata de la segunda causa de discapacidad reconocida en el país y se cree que del 10 al 15% de las personas con diabetes van a tener algún tipo de ceguera ocasionado por la diabetes, “el incremento que estamos teniendo en este tipo de padecimientos es abrumador”.

Explica que en el mundo existen cinco causas principales de ceguera, dos reversibles, que son además las más importantes: Los defectos refractivos, que con el uso de anteojos se podría corregir (y esto toma mucha importancia en los niños, ya que si a los seis años no se les ha detectado un defecto, pudiera ser demasiado tarde para después recuperar la visión perdida), y la segunda causa son las cataratas que con una cirugía pudiera ser 100% reversible (si no se acompaña de alguna otra patología).

Las tres no reversibles son glaucoma, en México retinopatía diabética, en el mundo degeneración macular relacionada a la edad y diabetes en tercer lugar para el resto del mundo; lo peligroso de ellas es que son silenciosas.

Además, todos en algún momento de nuestra vida tendremos vista cansada después de los 40 años (presbicia), detalla que pareciera un padecimiento menor, pero muchas personas en el mundo dejan de realizar sus actividades diarias comunes porque “no saben que con un lente muy económico pueden regresar a tener vista cercana y poder seguir haciendo cosas como bordar, tejer, pintar y a esto muchas de nuestras comunidades se dedican de manera habitual. Se pierden trabajos a una edad muy temprana porque se desconoce la forma tan sencilla de recuperar la vista”.

Agrega que quedarse ciego no nada más afecta a la persona que pierde la vista, en este problema le acompañan al menos dos familiares más porque alguien se tiene que quedar a cuidar a esta personas, por lo regular son mujeres en edad escolar, “estas son pérdidas de ingresos también”.

Perder la vista, un problema fuera de la agenda pública

La Dra. Sánchez Huerta asegura que este evento puede ser un parteaguas, pues en realidad el gobierno al no tener muertes secundarias por la ceguera, no es un indicador que se haya estado midiendo a través del tiempo, “el sistema de salud se ha enfocado a tener datos de padecimientos que producen morbilidad como diabetes, cardiovasculares, pero la ceguera o depresión, al no producir muertes directamente no hay registros correctos, de esta manera no estamos en la agenda pública”.

Por ejemplo, hoy no existe tamiz neonatal obligatorio, donde a los niños recién nacidos se les revise el fondo de ojo para descartar retinopatías del prematuro, tumores o alguna enfermedad que detectándola a tiempo pudiera cambiar el futuro de ese niño y en algunos años, del país. “Cuando ese ser humano crezca, en lugar de ser una carga para el sistema, sea una persona productiva que entre en la sociedad activamente”. Tampoco hay obligación de detección oftalmológica previa a la primaria, esto representa hoy una gran carga al sistema y las familias.

Concluye que como médicos no se ha levantado la voz lo suficiente para hacer notar el impacto que tiene el perder la visión y la ceguera, no nadamás para las familias sino para la economía del país, por ello el 2030 IN SIGHT LIVE representa esta oportunidad.

nelly.toche@eleconomista.mx

Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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