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Arte e Ideas

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Los tesoros mexicanos en la Universidad de Texas en Austin

Extraer o no los archivos de otros países, es el dilema de las instituciones. Es un momento oportuno para asumir un cambio de ética sobre la adquisición de archivos de otros países, reflexiona Melissa Guy, directora de la Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson, repositorio de cerca de un millón de libros de México y América Latina.

Los Fragmentos de Texas, una serie de cuatro códices creados entre 1530 y 1550 —y profundamente vinculados con el valioso documento del Lienzo de Tlaxcala— que ilustran y relatan la alianza concretada en 1521 entre las huestes tlaxcaltecas y españolas encabezadas por el líder militar Xicohténcatl Axayacatzin y su contraparte Hernán Cortés, son solamente algunas de las vastísimas joyas que resguarda la Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson, considerada como una de las colecciones documentales latinoamericanas —sobre todo de México y Texas— más completas del mundo, rica en archivos que datan del siglo XVI a nuestra época.

Con su sede física en las instalaciones de la Universidad de Texas (UT) en Austin, dicho acervo resguarda otros documentos de profundo interés para nuestra sociedad e historia, como la Genealogía de Descendientes de Nezahualcóyotl, el célebre gobernante texcocano, cuyo documento recorre de manera circular una estirpe sostenida por cinco generaciones. El documento data de alrededor del año 1570.

Asimismo, en el mismo espacio se puede encontrar un ejemplar enigmático, un libro único que porta el ADN de Sor Juana Inés de la Cruz entre sus páginas. Se trata del “Libro de profesiones y elecciones de prioras y vicarias del Convento de San Gerónimo”, un documento abierto por más de un siglo en el que 350 novicias inscribieron sus testamentos de fe para iniciar su vida religiosa como jerónimas. En él, Sor Juana escribió por primera vez en 1669, mientras que un cuarto de siglo después renovó sus votos y lo hizo con su propia sangre.

Enfocados en las plumas femeninas

Aprovechando su visita a la Ciudad de México como parte de la amplia delegación que la UT en Austin envió para su participación como Invitada de Honor de la quinta edición de la FILUNI, El Economista conversa con Melissa Guy, directora de la Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson sobre la riqueza el acervo, las recientes rutas de adquisición y, más importante aún, el sentido ético de adquirir acervos de otros países.

Hoy en día, el acervo Nettie Lee Benson dispone de cerca de un millón de libros y casi 10,000 fotografías, entre decenas de miles de archivos más sobre México y América Latina, así como de las comunidades latinas y chicanas en Estados Unidos, con énfasis en las luchas contra la segregación en el país vecino.

Guy comparte que hoy en día, entre las bibliotecas que atesora la Benson, que en las últimas décadas se ha concentrado en la adquisición de acervos de mujeres autoras, está la de la escritora y activista chicana Gloria Evangelina Anzaldúa (1942-2004), de la mexicana María Luisa Puga (1944-2004), de la poeta peruana Magda Portal (1900-1989) y de la novelista y poeta texana Alicia Gaspar de Alba, nacida en 1965.

Asimismo, muy pronto, confió la entrevistada a este diario, se anunciará la adquisición de la biblioteca de la escritora argentina Alicia Kozameh, aún viva, quien estuvo en prisión en su país durante los años 60 y posteriormente fue exiliada; actualmente vive y trabaja en Los Ángeles, California. También está por confirmarse la adquisición del archivo de la filósofa y feminista argentina María Lugones (1944-2020).

¿Comprar en físico o digitalizar? Ésa es la cuestión

En el mundo se percibe un escenario sin precedentes sobre el reclamo de distintos países que han vivido expolios y otros procesos colonizadores para abogar por el retorno de piezas patrimoniales que han sido sustraídas a lo largo de siglos y exhibidas, en el mejor de los casos, en museos de países con hegemonías militares históricas, o bien, sometidas a la especulación de mercado para beneficio de privados.

En el contexto, cabe la pregunta sobre si la adquisición de archivos históricos o literarios contemporáneos es una forma de extractivismo maquillado de buenas intenciones. Ese planteamiento se le hace a la entrevistada: sobre el trabajo innegable para garantizar el derecho de los pueblos al acceso más franco de su patrimonio, incluyendo el documental.

“Estamos justo en medio de esa conversación. Entendemos bien los desafíos y las oportunidades del tema”, explica Melissa Guy. “Es un mundo diferente. Por esta misma razón, hoy en día no estamos recibiendo más documentos sobre la época colonial, no invertimos en esa área, y si nos llegan ofertas para comprar objetos de la colonia, primero tratamos de hablar con las instituciones y autoridades de los países de procedencia”.

La postura actual desde la Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson, garantiza la entrevistada, “es que vamos a seguir digitalizando porque tenemos la intención de dar a todas las colecciones un acceso abierto. Segundo, hemos estado trabajando en un sistema de adquisición que lo hace diferente que antes, es decir, buscamos que los acervos no salgan de su lugar de origen, de su país. Lo que hacemos es ayudar con la digitalización, mientras que la adquisición de nuestra parte es solamente de fichas digitales con fines de preservación. En otras palabras, lo que tenemos en UT son las copias digitales, mientras que los objetos originales se quedan en su propio lugar. Ésa es una manera de preservar archivos en riesgo”.

Ahora bien, los archivos físicos en riesgo, la falta de presupuesto público en países de la región o simplemente la falta de interés por la preservación de éstos, reconoce, son motivos para que instituciones como la que Guy representa pongan sobre la mesa decisiones éticas sobre si es prudente o no la adquisición física o digital de acervos documentales. “¿Cómo elegir? Lo que puedo decir desde el punto de vista de la Benson es que en la mayoría de los casos de adquisición es a través de las ONG’s que a veces están directamente en conflicto con sus gobiernos que ponen en riesgo los acervos. Vamos, tampoco es que estemos buscando a dónde podemos encontrar archivos para comprar. No es fácil elegir lo que debemos hacer, porque tampoco es que tengamos recursos ilimitados”.

Un acervo que comenzó en México

El origen de esta colección es un relato digno de un gran apartado independiente del tema que nos convoca, por ser tan fortuita y oportuna. Así que, por motivos de espacio, más vale ofrecer detalles estrictamente básicos. El punto de partida de este descomunal acervo fue una compra en la Ciudad de México, en 1920, por parte de dos representantes de la UT, de toda biblioteca propiedad del recién fallecido Genaro García, un bibliófilo, abogado e historiador dedicado obsesivamente a atesorar testimonios impresos, manuscritos y gráficos sobre la historia de México.

“Después de la adquisición de la colección de Genaro García, la universidad empezó a incrementar el acervo, primero, bajo la dirección del historiador Carlos Castañeda, quien trabajaba en sus propias pesquisas sobre la historia de Texas como parte de México y la historia de la frontera. Y fue el entendimiento de la historia compartida entre Texas y México lo que ha hecho posible la adquisición de una colección tan grande sobre México”, comparte la entrevistada.

Castañeda fue el primer curador que comenzó con la expansión del archivo mexicano, pero también fue añadiendo grandes fondos de otros países de toda la región americana hispanohablante. Un segundo refuerzo para este acervo de acervos, relata Guy, fue la compra en 1937 de la biblioteca del escritor y bibliógrafo mexicano Joaquín García Icazbalceta, quien fue poseedor de una serie única de relaciones geográficas de fines del siglo XVI, entre manuscritos y mapas con información estadística, geográfica e indígena sobre México y Guatemala, un tesoro que significa la cuarta parte de los informes escritos que existen en el mundo, además de la mitad de los mapas, que han sobrevivido sobre las caóticas primeras décadas del llamado “nuevo mundo”.

En los años 40 se incorporó como directora del acervo una experta en la historia de México que trabajaba ya para la UT, Nettie Lee Benson. “Ella empezó a catalogar y se hizo cargo de la colección desde los años 40 hasta su jubilación en 1975. Creó lo que hoy conocemos, una biblioteca de acervos y colecciones especiales. Era mexicanista, por lo que viajaba mucho por México y América Latina, iba comprando libros y hablando con personas que tenían archivos. Fue la fuerza detrás de lo que es hoy la Colección Benson que fue bautizada con su nombre justamente cuando ésta se jubiló”.

Tampoco es una sorpresa, señala la entrevistada, que Estados Unidos y la UT estuvieran interesados en enfatizar el estudio histórico y contemporáneo de los países hispanohablantes de América, sobre todo, enfatiza, “aquellos que estaban en riesgo de caer en el comunismo durante la Guerra Fría, a partir de 1959, con la Revolución Cubana”.

La Colección Nettie Lee Benson tiene:

  • 970,000 libros
  • 19,000 mapas
  • 93,500 fotografías
  • 4,000 pies lineales de manuscritos
  • 11,500 folletos
  • 50,000 artículos en formatos multimedia

Todo comenzó en una librería de viejo

“En 1920, dos representantes de la Universidad de Texas asistieron a la toma de posesión del presidente mexicano Álvaro Obregón. Después del evento, ellos se asombraron al ver en la vitrina de una librería en la calle Madero la primera edición de ‘Historia verdadera de la conquista de la Nueva España’ (Madrid, 1632), escrita por Bernal Díaz del Castillo. En el momento de comprar este libro raro se les comentó a los dos señores que la biblioteca particular y única del reconocido bibliófilo, abogado e historiador recién fallecido, don Genaro García, estaba en venta. En unos cuantos meses, la Universidad de Texas compró la biblioteca”.


No hay un sistema de adquisición que no tenga problemas. Y ésta no es una excusa para evadir la responsabilidad sobre la adquisición de patrimonio cultural, pero (adquirir versiones digitales) es una manera de hacerlo con mejor intención”, Melissa Guy, directora de la Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson.

Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson

Los archivos digitalizados hasta ahora:

https://guides.lib.utexas.edu/llilas_benson_digital

Una nota con antecedentes del tema:

Princeton y Stanford pretendieron el archivo Poniatowska

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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