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México instala una cancha de basquetbol campesina en Venecia
Es la propuesta en la 18ª Bienal de Arquitectura. Para las comunidades, este espacio deportivo es también un punto de discrepancias y diálogos, un Laboratorio de Futuro, como dicta el título de la edición. La manera de representarla generó desacuerdos –ya superados– al interior del equipo multidisciplinario, comparte Lucina Jiménez, directora general del INBAL
Sobre una cancha de basquetbol de un pueblo se expresan y se dirimen las diferencias, las asperezas, los problemas comunitarios, los asuntos de servicios públicos. En ellas, por sus propias características, la conversación es mucho más horizontal de la que pueda plantearse en espacios donde se ejercen los poderes públicos, puesto que la arquitectura de estos últimos antepone barreras y jerarquías.
Este fue el argumento base del proyecto elegido para representar a nuestro país en la edición 18ª de la Bienal de Arquitectura de Venecia, que arrancó el pasado 20 de mayo y para la cual el Pabellón de México se volvió a instalar en la Sala de Armas del Arsenal, en la ciudad de los canales.
Se trata del proyecto multidisciplinario “Infraestructura utópica: la cancha de basquetbol campesina”, con un costo de 9 millones 059 mil 600 pesos, cuya detonante fue la socióloga e investigadora Mariana Botey, quien ha dedicado su trabajo a la investigación y el pensamiento sobre las relaciones sociales y políticas del campo mexicano.
No obstante, el proyecto fue presentado ante el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) de manera colegiada, como una colaboración en comité junto con el despacho de arquitectura APRDELESP, fundado por los arquitectos Rodrigo Escandón Cesarman y Guillermo González Ceballos. Posteriormente, este comité invitó a una serie de artistas y colectivos para sumar a esta cancha elementos documentales y gráficos para enriquecer la propuesta con representaciones de varios de los elementos que confluyen una cancha de basquetbol de una comunidad como uno de los puntos de reunión por antonomasia.
Donde se dirime la conversación
Pero concretar una propuesta colectiva de este calado, con distintas interpretaciones, según las experiencias de los involucrados, no fue fácil. Hubo mucho por discutir e incluso estuvo a punto de disolverse el acuerdo colectivo a unas semanas de la apertura de la Bienal.
Para conocer a detalle el caso, El Economista conversa con Lucina Jiménez, directora general del INBAL. “En el México profundo, las canchas de basquetbol son el lugar donde se dirime la conversación y el juego”, detalla la funcionaria. “Son espacios que van cambiando a partir de las necesidades de los pueblos. Un día son mercados, otro son espacios de fiesta y lugares de debate sobre el presente y futuro del territorio, del agua y las formas de organización comunitarias”.
Por tanto, añade Jiménez, una cancha de estas características es un auténtico laboratorio de futuro. Y es que ese (Laboratorio de futuro) es el tema de la edición de la Bienal de Arquitectura, postulado por la comisaria en turno, la arquitecta ghanesa-escocesa Lesley Lokko.
Entre los artistas y colectivos invitados a incorporar su impronta a los elementos que visten la cancha se encuentra el fotógrafo documental Antonio Turok, quien elaboró un documental basado en las luchas y los usos de los pueblos de Chiapas, además de los artistas visuales Dr. Lakra, Francisco Taka Fernández y Karla Kaplan, encargados de la parte gráfica de la cancha y sus agregados, desde el tablero hasta la intervención de los balones.
Además, señala la funcionaria, siendo la cancha un lugar que en sí mismo tiene muchos usos, se instaló la emisora capitalina Radio Nopal, que está haciendo la recuperación de los procesos que se gesten hasta noviembre próximo.
Pudo haber una ruptura
No todo fue miel sobre hojuelas en la construcción de este proyecto. El 10 de abril pasado, los artistas involucrados en el proyecto, incluyendo a la propia curadora e impulsor, enviaron una carta al INBAL para exponer que “los acuerdos alcanzados con (el despacho de arquitectura) APRDELESP para la producción y realización del pabellón no fueron respetados”.
El colectivo expuso que el presupuesto de investigación, materiales y producción artística no se habían compartido con ellos por parte del despacho y expusieron que no existía “garantía alguna sobre los derechos de propiedad intelectual de nuestro trabajo, así como la adjudicación verdadera y respetuosa de la autoría, procesos Ciudad de México 10 de abril de 2023 creativos y estructura colaborativa en la conceptualización y desarrollo de la propuesta premiada”.
Por lo anterior, los firmantes, junto con la curadora, desconocieron la ejecución del proyecto, puesto que su ejecución político-ideológica fue “dejada de lado en la ejecución del equipo de arquitectos, desdibujando el carácter campesino, comunalista e indígena de la cancha de basquetbol”, por lo que, expresaron al INBAL, decidieron abandonar el trabajo.
Ante el disenso, explica la directora del INBAL, se tuvo que intervenir para disolver dudas y encontrar consensos:
“El grupo hacia el interior tuvo una serie de discrepancias que se atendieron y se dialogaron en su momento, porque sí pudo haber un momento de ruptura. Por fortuna no lo hubo (…) los arquitectos fueron receptivos para entender que el eje estructurante era el discurso fruto de la investigación (de Mariana Botey)”, y añade: “de hecho, después de seleccionar el proyecto, tuvimos varias conversaciones con el equipo, porque había muchos temas que matizar, no queríamos hacer una representación pretenciosa”.
Cada quién es titular de su obra
En la misiva de abril pasado, los artistas invitados, comenta Lucina Jiménez, también expresaron su preocupación sobre si sus obras pasarían a ser propiedad del INBAL o si les serían devueltas. “A las obras se les va a respetar el derecho de autor y su propiedad. Tienen sentido en tanto son componentes de una instalación, pero la obra es de cada artista”.
Infraestructura utópica: la cancha de basquetbol campesina
- Creadores involucrados:
Mariana Botey – Curaduría artística e investigación
Rodrigo Escandón Cesarman y Guillermo González Ceballos (APRDELEP) – curaduría arquitectónica
- Colaboradores:
Dr. Lakra, Francisco “Taka” Fernández, Centro Ecológico Milpa Urbana, Studio Fabien Capello, Brian Cross, Eunice Adorno, Jorge Santiago, Radio Nopal, Delmar Penka, Karla Kaplun.