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Murió David Huerta, un poeta mayor de nuestra lengua

Amigos y colegas despiden al poeta fallecido a los 72 años, un día después de la conmemoración de la matanza en Tlatelolco, de un movimiento del que fue parte, y a unos días de su cumpleaños.

Hijo del poeta Efraín Huerta, David Huerta nació en la Ciudad de México el 8 de octubre de 1949. Foto EE: Cortesía FIL de Guadalajara

El poeta, editor, ensayista, columnista y traductor David Huerta (Ciudad de México, 1949) falleció este lunes a los 72 años de edad, consolidado como una de las grandes figuras de la literatura mexicana y un rostro conocido de las letras del país desde muy pequeño, cuya partida se da a unos días de su cumpleaños, el 8 de octubre, y también un día después de una conmemoración más del 2 de octubre, la matanza en Tlatelolco, que reprimió el movimiento estudiantil encabezado por la generación de la que Huerta era parte activa. Su fallecimiento fue confirmado por su esposa, la escritora Verónica Murguía.

La noticia sobre la partida de David Huerta, maestro de grandes plumas y autor de poemarios como “El jardín de la luz” (1972), “Incurable” (1987), “Cuaderno de noviembre” (1992) y “Versión” (2005), ha conmocionado a la comunidad intelectual y literaria en español.

La Secretaría de Cultura federal desatacó que Huerta fue miembro del Sistema Nacional de Creadores. Su titular, Alejandra Frausto Guerrero, dedicó:

“Lamento profundamente el fallecimiento de David Huerta, uno de los escritores más destacados de las últimas décadas. Mi pésame a Verónica (Murguía), su familia y amigos. Maestro, gracias por la poesía”.

Por su parte, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Lucina Jiménez, escribió:

“Querido David Huerta. Poeta, académico, generoso conversador, amigo entrañable. No puedo creer que emprendiste el vuelo. Así es como quiero recordarte, compartiendo sonetos y hallazgos literarios; miradas y tu propia obra. Abrazo con respeto y solidaridad a Verónica, a Eugenia”.

La coordinadora de Cultura UNAM, Rosa Beltrán, dijo: “acabo de recibir la terrible noticia de la muerte de David Huerta, el inmenso poeta de ‘Incurable’, titular de la Cátedra Octavio Paz de la UNAM, amigo entrañabilísimo y esposo de mi adorada Verónica Murguía. No hay más que dolor en este instante”.

"Lamentamos el sensible fallecimiento de nuestro amigo David Huerta, enorme poeta mexicano que recibió el Premio FIL de Literatura en 2019. Enviamos nuestras condolencias a su esposa, Verónica Murguía, y nos unimos a la pena de su familia, sus amistades y la comunidad literaria", fue lo que declaró la FIL Guadalajara.

Varios fueron los colegas y alumnos que reaccionaron a una noticia nunca bien recibida.

“Qué fortuna tuvimos quienes pudimos estar alguna vez en contacto con la luz que emitía David Huerta. Nada nos va a despojar de esa alegría. Ni siquiera esta honda tristeza. Buen viaje, maestro. Siempre serás -como bromeábamos en serio- un poeta de mi generación”, escribió Julián Herbert.

“Qué golpe más devastador. No puedo dar crédito a la noticia de la muerte de David Huerta. Más allá de que representa una pérdida gigantesca para la literatura mexicana contemporánea, abre un hueco profundo en mi vida. Lo admiré y lo quise como amigo y colega”, dijo por su parte Mauricio Montiel Figueiras.

“No puedo creer que falleció el gran David Huerta, un escritor extraordinario, siempre sonriente, amigo y maestro de muchas generaciones. La literatura mexicana pierde a una de las voces que mejor podían invocar a la poesía”, declaró el escritor Martín Solares.

Los méritos del poeta

Hijo del poeta Efraín Huerta, David Huerta nació en la Ciudad de México el 8 de octubre de 1949. Estudió Filosofía, Letras inglesas y españolas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sitio en el que se relacionó con poetas como Rubén Bonifaz Nuño y a Jesús Arellano. Fueron ellos quienes publicaron su primer poemario, “El jardín de la luz”.

Durante su paso por la máxima casa de estudios, en los años 60, Huerta fue un estudiante activo del Movimiento estudiantil de 1968, pero nunca dejó de abogar y de incorporarse a las causas sociales, ya fuera que usara su voz o su pluma para replicar las luchas.

Una de ellas fue la defensa a través de distintas administraciones de La Casa del Poeta Ramón López Velarde, misma que sufrió varios recortes a lo largo de los años.

Fue merecedor de prácticamente todos los más grandes premios para las letras en nuestro país.

Recibió el Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer en 1990, por “Historia”; el Premio Xavier Villaurrutia 2006, por su libro “Versión”; el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015, en el área de Lingüística y Literatura; el Premio Excelencia en las Letras José Emilio Pacheco 2018, entregado por la FILEY, y el Premio de Literatura en Lenguas Romances 2019, otorgado por la FIL Guadalajara. Asimismo, Huerta fue becario de la Fundación Guggenheim en 1978.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

kg

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