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Nuestro sueño es que este sea el diccionario al que acudan los mexicanos: Francisco Segovia

50 años de difundir el español de México. En la última actualización del diccionario de El Colegio de México, en 2022, se incorporaron 341 palabras y 533 acepciones. Actualmente tiene 34,006 entradas. Ese año recibió, en promedio, 911,947 consultas al mes.

Foto EE: Cortesía Colmex

Pinche, chilango, chairo, chido, guácala, agringado, alcahuetear, coyotito, vagabundear, wannabe, chipil, ojete… son palabras que forman parte de nuestras conversaciones cotidianas, en México las conocemos, pero ahora se encuentran definidas en el Diccionario del Español de México (DEM), compendio que desde hace 50 años se dio a la tarea de plasmar el lenguaje mexicano en una obra original y de carácter descriptivo.

“Nuestro sueño es que este sea el diccionario al que acudan los mexicanos”, asegura Francisco Segovia, poeta, ensayista, traductor y lexicógrafo del DEM, en una charla con El Economista a propósito de este acontecimiento. “Se trata de un diccionario que usa la propia norma lingüística mexicana y esa norma es forjada por los propios hablantes, de modo que refleja el español que usamos efectivamente en el país”.

“Se trata de un diccionario que no busca lo normativo, sino la consulta para entender lo que en efecto se dice en México y no lo que debe decirse”, agrega.

Aquí se incluye gran parte del vocabulario que ha sido usado o se usa en México, al menos desde 1921; se cuenta además con una segunda edición que reúne 32,650 vocablos y cerca de 60,000 significados o acepciones que corresponden, también hoy tenemos la versión digital. Todas estas investigaciones se llevan a cabo desde 1973 en el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México, que hoy está cumpliendo 50 años.

Segovia explica que todo se documenta gracias a textos, grabaciones e impresiones muy variadas, desde la literatura hasta la arquitectura, fotonovela, panfletos... En todos los niveles de lengua y las regiones. Los criterios de consulta también han variado con los años y son distintos a los que utilizaba la Real Academia de la Lengua, que reunía a un conjunto de escritores o personas notables, “nosotros no procedimos así, hicimos un primer corpus del español mexicano contemporáneo, que incluso fue el primero de la lengua en general, luego las palabras se midieron estadísticamente para determinar cuáles eran las más y menos comunes”.

Con esto se armó el diccionario, anexando primero las palabras de mayor frecuencia, luego se va ampliando. Ese primer corpus se agotó y se propuso una segunda edición que abarca el análisis desde finales de la Revolución hasta 2020, son más de 100 años del español documentado.

En los últimos años ha habido novedades en el diccionario, como la forma en que ahora se digitalizan las definiciones, esto se ha vuelto muy ágil y permite actualizaciones cada tres meses; también se tiene una modalidad de aplicación para celular y se están corrigiendo galeras de lo que será la edición impresa de esta segunda revisión. Se calcula que en un año y medio se logre un tomo bien formulado de este diccionario en versión impresa.

Un diccionario moderno

El especialista asegura que es un diccionario en muchos sentidos más moderno que el de la RAE. Por ejemplo, entran muchas nuevas palabras, como las que aluden a la cibernética, y otras que han adquirido nuevos significados como huachicol; “otras tantas van de salida y otras que se ponen de moda, así de dinámico es el lenguaje”.

Explica que este diccionario cumple la premisa básica de cualquier otro, pero asegura que este tiene el plus de que a los mexicanos les va a resultar muy divertido, porque tiene muchos ejemplos que son “muy de nosotros”, es muy fácil reconocernos en el diccionario. “Se trata de un diccionario que no busca lo normativo, sino la consulta para entender lo que en efecto se dice en México y no lo que debe decirse”.

También hay palabras que están pensadas para la educación de los mexicanos, por ejemplo, las relacionadas con la historia de México, lo mismo si hablamos de alguna planta, vendrán incluso sus usos tradicionales. “Eso lo vuelve muy mexicano”.

Concluye que este trabajo es valioso porque los lexicógrafos que trabajan, más que lingüistas son gente sensible a la lengua, por ejemplo: escritores, filósofos, psicólogos. “Lo que se busca es gente que tenga curiosidad por todos lados y que le interese lo mismo redactar una palabra utilizada en el campo o en el área de la física cuántica”.

nelly.toche@eleconomista.mx

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