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Peligran luciérnagas en Tlaxcala
La contaminación ambiental y, especialmente, la contaminación lumínica, generada por el turismo masivo, tiene efectos devastadores en las interacciones de cortejo, apareamiento y puesta de huevos de la luciérnaga endémica de México, Photinus palaciosi. La doctora Tania López Palafox, coordinadora de la IUCN SSC Firefly Specialist Group en México y Centroamérica, denuncia que las autoridades han sido omisas y aboga por buenas prácticas que concilien turismo y conservación.
Miembros de la IUCN SSC Firefly Specialist Group, quienes promueven la investigación y protección de las luciérnagas en todo el mundo, hicieron pública su preocupación por el impacto de las actividades turísticas no reguladas y masivas en la supervivencia de la luciérnaga endémica Photinus palaciosi, que se encuentra en el estado de Tlaxcala, principalmente.
Photinus palaciosi es una maravillosa especie de luciérnaga endémica de México, con características biológicas únicas y un distintivo fenómeno bioluminiscente que atrae a miles de visitantes cada año a los bosques ubicados en la región volcánica central del país. Este espectáculo se debe a que estas luciérnagas son sincrónicas, es decir, se prende una y estimula a las demás, así es como todas brillan al mismo tiempo.
La doctora Tania Guadalupe López Palafox, coordinadora en México y Centroamérica del grupo de especialistas, explica que las luciérnagas se han convertido en una especie “paraguas”, es decir, una especie carismática que impacta en lo que sucede con las demás especies (para bien y para mal), sin embargo los problemas aumentan sin que haya una regulación clara, ni datos y monitoreo que registren los daños que poco a poco se van generando, los esfuerzos de investigadores interesados en el tema hoy son aislados, y aunque la experiencia existe en el país, no se ha podido tener el impacto necesario para la protección de la especie y su entorno.
La contaminación ambiental (por generación de basura, compactación y erosión del suelo, generación de ruido) y, especialmente, la contaminación lumínica generada por el turismo masivo tiene efectos devastadores en las interacciones de cortejo, apareamiento y puesta de huevos de estas luciérnagas. Las luces artificiales brillantes y descontroladas perturban sus rituales de cortejo naturales, y dificultan su capacidad para reproducirse adecuadamente. La continua interrupción de las actividades de apareamiento causará una disminución en las poblaciones de luciérnagas en cada generación futura.
Dijo a El Economista que probablemente no se ha abordado el problema con la fuerza que se requiere porque no es que se esté matando a una especie directamente, “no se está cazando”, sin embargo, asegura que “hay muchas formas de matar organismos”.
Detalla que las luciérnagas no tienen una tolerancia tan grande como otros insectos, si aumenta un poco la temperatura, si no hay humedad suficiente, mueren. Específicamente para la especie de la zona, las hembras de manera natural perdieron la capacidad de volar, pues sus alas son chicas. Es una especie que sólo puede subsistir en los “manchones” que quedan, están prácticamente destinadas a morir donde nacen, no podrían migrar, de adultos solo viven dos semanas y su rango altitudinal hace que solo sea posible encontrarlas en laderas, esta es su barrera natural.
A la par, año con año el turismo ha incrementado y con ello las afectaciones a la especie. Una forma muy sencilla de detectar el impacto fue en el momento de la pandemia, "un experimento natural muy peculiar donde nos dimos cuenta que sin actividad humana las luciérnagas estaban en lugares donde no solíamos encontrarlas, como en los caminos principales. Las abundancias eran increíbles, yo llevo años haciendo investigación en la zona y hubo noches donde la cantidad era sorprendente”.
Asegura que los grupos de especialistas no están en contra del turismo porque esta actividad puede ser incluso una herramienta para la educación ambiental, la concientización de las personas y la conservación del territorio, pero estas buenas prácticas se han alejado. “Sabemos que se trata de una derrama económica fuerte para la zona, por ello la idea es conciliar ambas partes”.
Las autoridades conocen el problema
La especialista es tajante, el turismo en la zona no está controlado, “en una semana ya hay un nuevo hotel acondicionado, o un nuevo lugar en el bosque donde se ofrece un centro de avistamiento, la cantidad se ha multiplicado año con año, muchos sin darse de alta, hoy el turismo de luciérnagas está ya posicionado sobre el arqueológico en el estado (de Tlaxcala)”.
Refieren que han sido testigos de eventos con miles de personas, incluso villas iluminadas, que en medio de la noche lucen espectaculares, pero el impacto es grave y no sólo para las luciérnagas, también para los demás organismos nocturnos, a simple vista hay menos polillas y murciélagos, pero en realidad no se ha estudiado el verdadero impacto. “Hoy definitivamente estamos en foco rojo, las prácticas en la zona son cada vez más irresponsables, y aunque no son todos los centros de avistamiento, el crecimiento desmedido es exponencial”.
López Palafox asegura que las autoridades conocen el problema, pues se les ha hecho llegar información y comunicados especificando nombres, el tipo de daño que se causa con las diferentes actividades y lugares, mismas que incluso el gobierno promueve a través de su página.
Hoy, los grandes centros de avistamiento ganan terreno sobre los locales que pretenden hacer bien las cosas; “la gente de la zona nos ha compartido que ellos no tienen el dinero de los grandes centros de avistamiento, pero se han hecho de sus cosas. Para que sean un sitio oficial les piden baños, taquilla, una cabaña de resguardo, entre otras cosas”, pero también están dispuestos a trabajar desde la conservación, incluso hay instrumentos desde el gobierno para eso, pero no se utilizan con esos fines.
La especialista en biología y evolución comparte que en algún momento se intentó una mesa consultiva de luciérnagas, con especialistas en economía, en paisaje forestales, biólogos y participaban de diversas instituciones, la idea era tener un programa de manejo de la zona; sin embargo, parecía más un plan comercial que un plan de protección, por lo que algunos especialistas abandonaron el proyecto. “Hoy no existe un plan de manejo, sólo un reglamento en la página de Sectur que no sabemos ni de dónde se sacó”, porque la comunidad que estudia luciérnagas es pequeña y a nadie se le requirió para tal fin.
¿Cómo abordar el problema?
De acuerdo con López Palafox, para empezar, se requiere comunicación con los visitantes, con guías capacitados con información precisa y con un contexto claro y específico de la zona. “Con personas que tienen el mensaje claro, es más factible que se respete la zona y el avistamiento, esto no se puede lograr si se acude con grupos de forma masiva”, el ecoturismo es algo mucho más artesanal.
Para ello se necesita considerar elegir centros de avistamiento responsables, que cumplan con los requerimientos y reglamentos necesarios para proteger el hábitat de estos insectos y garantizar una experiencia respetuosa con el medio ambiente, evitar el turismo masivo, consciente y respetuoso apegándose a los reglamentos establecidos y a la buena etiqueta del visitante (no usar repelentes, evitar el uso de perfumes, hablar en voz baja, no fumar, no atraparlas, seguir las instrucciones de los guías, no usar ningún tipo de luz artificial).
También han pedido a las autoridades que se revise la regulación, pues no es suficiente para la protección de esta y otras especies, además de la generación de guías específicas y aterrizadas al contexto del lugar para los visitantes y de la difusión de actividades educativas.
Por último, y lo más apremiante en estos momentos, es frenar el aumento desmedido de lugares masivos que reciben a turistas sin importar el equilibrio ecológico, la idea es lograr que ambos aspectos puedan convivir sanamente.
Algunos enlaces para saber más sobre las luciérnagas: