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Arte e Ideas

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Playa Escondida, joya de tradición familiar

La marisquería sienta a su clientela en bancos alrededor de un mostrador, es decir, que la preparación de los platillos se hace a la vista y el servicio es rápido y eficiente, Sus especialidades y la calidad de sus productos la hacen destacar.

La colonia Escandón fue fundada a principios del siglo XX sobre terrenos de cultivo que pertenecieron a la enorme Hacienda de la Condesa (llamada así por su dueña original, la condesa de Miravalle, doña María Magdalena Dávalos de Bracamonte y Orozco), fueron adquiridos y fraccionados por los hermanos Escandón Barrón en aquellos años.

Muy convenientemente situada y comunicada, está dividida en dos partes casi iguales por la avenida Patriotismo, que la recorre de norte a sur, y aún conserva el ambiente de barrio, con infinidad de comercios y tienditas, además de su mercado principal que está incrustado en el corazón de ella.

Este mercado conocido como el Mercado Escandón seguramente nació con la colonia, pero de una manera muy rudimentaria, formado por grupos de puestos cubiertos con lonas y telas; en los años 50 se construyeron 180 mercados por toda la ciudad y entre ellos el que nos ocupa, con un techado moderno de armaduras de acero y láminas metálicas, que aloja a los locatarios en espacios más cómodos.

Hace algunos años, la colonia vio nacer un gran número de cervecerías y marisquerías para atender la demanda de los residentes de clase media que la habitaban y, con el tiempo, éstas han ido desapareciendo poco a poco, sobreviven sólo las que ofrecen calidad de sus productos y especialidades diferentes.

Una de ellas, y quizá la más prestigiada, es la Marisquería Playa Escondida (dentro del Mercado Escandón, locales 67 al 71, avenida José Martí y Agricultura, colonia Escandón, teléfono 5515-0215), fundada hace más de un cuarto de siglo por Modesto Salazar y manejada hoy en día por su nieto, Roberto Carlos Pacheco Salazar, asesorado por su tío Martín Salazar... un auténtico negocio familiar.

A Roberto Carlos siempre le ha gustado la cocina, pues desde pequeño ayudaba a su madre en aquellas labores, recordando los olores de los ajos y las especias que su madre usaba para sazonar los alimentos familiares.

Cuando terminó los estudios vocacionales, decidió estudiar la carrera de Ingeniero Mecánico en el Instituto Politécnico Nacional, pero a la mitad de ella sintió nuevamente un gran llamado a la cocina, por lo que decidió abandonarla e ingresar a la marisquería familiar que era manejada por su tío, empezando desde los niveles más rudimentarios, como lavaplatos.

Gracias a su entusiasmo y pasión, rápidamente ascendió a todos los puestos del negocio, tan aceleradamente que, a los tres años de haber ingresado, se le propuso hacerse socio y manejar totalmente la marisquería (asesorado por su tío y auxiliado por su hermano en la cocina), la cual conocía por derecho y por revés.

La carta obviamente está compuesta de pescados y mariscos, y entre los más populares está el filete de blanco del Nilo relleno de mariscos.

La comida que roberto Carlos me preparó:

Para abrir el apetito, caldo de camarón, preparado con camarón seco y camaroncitos frescos, chile guajillo, pimienta, ajo, cebolla, jitomate y cilantro; la diferencia con otros caldos radica en agregar los camaroncitos frescos, que lo hace más delicado, no tan salado.

Siguieron las postas de peto, que son rebanadas de este pescado (S. cavalla o carito) blanco del Golfo de México, preparadas en dos formas: primero a la plancha con aceite de oliva extra virgen español Carbonell, tiras de guajillo, ajo y perejil; después el mismo pescado sólo a la plancha, sin ajo, para apreciar más su sabor, ambos servidos con camarones a la plancha, arroz blanco de Morelos y una rodaja de aguacate. Después aparecieron las conchas preparadas, en este caso de ostiones del Golfo en su concha, con cebolla, cilantro, aguacate y camaroncitos, sazonados con aceite de oliva español y chile pelón.

El ceviche fue una sorpresa, pues estaba elaborado con carne de trucha arco iris, con la Salsa Estrella, pimienta, pico de gallo y aguacate, de un sabor más sutil, por ser pescado de agua dulce. Otra variedad de camarones son los preparados con salsa de tamarindo, que está elaborada con pulpa de tamarindo, mantequilla, aceite de oliva y pimienta.

Las bebidas, aguas frescas de fresas y piña, y agua de coco embotellada de Colima, muy delicada y sabrosa. Una marisquería que, como otras en el mundo, está rodeada de un ambiente bullicioso, de clientela ávida a degustar los productos del mar frescos.

Twitter: @toledoyleyva

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