Buscar
Arte e Ideas

Lectura 3:00 min

Que sigan soñando

La típica historia inspiradora entre un maestro y sus alumnos; en este caso, el inspirado es el maestro.

Existe cierto subgénero del cine, uno inaugurado por Al maestro con cariño y Mister Chips, confirmado por la imperdible Stand and Deliver, con Edward James Olmos y Lou Diamond Philips, y que llegó al choteo con películas como La sociedad de los poetas muertos y Mentes peligrosas. Ese subgénero podría llamarse de inspiración magisterial. Saben perfectamente de qué hablo: esas cintas en las que un maestro rebelde inspira a un grupo de muchachos de los que no se espera nada para alcanzar la grandeza.

Los inventores, de Sean McNamara, pertenece a ese género, con un twist: en este caso el inspirado es el maestro.

Un wetback, nada más

El comediante George López interpreta a Fredi Cameron, un ingeniero desempleado que pide trabajo de maestro en la preparatoria local. La prepa, hay que decirlo y como es de esperarse en este tipo de cintas, es poco más que una guardería para delincuentes juveniles.

La mayor parte del cuerpo estudiantil está formado por muchachos sin papeles; crecieron en Estados Unidos pero no son ciudadanos. En cualquier momento llega la migra y se lleva a alguno de sus compañeros , le explica la directora del plantel (Jaime Lee Curtis) a Cameron, cuando lo prepara para ser maestro. ¿Así cómo va alguien a entregarse a la a la escuela, con la amenaza constante de la deportación? Con esa misma desgana, Cameron se dedica a dar clase.

Conozcamos a Óscar (Carlos Pena Vega), quien tiene un solo sueño: servir en las fuerzas militares. No puede, desde luego, porque no tiene acta de nacimiento estadounidense. Óscar es nuestro héroe porque tiene todas las ganas de hacer algo con su vida, aunque todo a su alrededor le diga que no puede, que él nada más es un wetback.

Óscar convence a Cameron de entrar a un concurso de robótica en el que participan las mejores universidades del país: Stanford, Virginia Tech, Duke, y el sacrosanto e intocable MIT. Suena absurdo, pero el profesor le dice que, si junta a un grupo de estudiantes, él será el asesor del equipo.

Y aquí es donde comienza la inspiración porque pronto Óscar reúne al nerd Cristian (David del Río), al genio mecánico (y ladrón de coches) Lorenzo (José Julián), y a Luis (Óscar Gutiérrez), el músculo del equipo. Los cuatro son ilegales, pero eso no detiene sus sueños. Juntos le demuestran a Cameron que otra vida es posible.

Todo suena a algo ya visto y así es. Los inventores es una película rutinaria. Lo interesante es que está basada en una historia real (como también suele ser en muchas de este tipo, todo hay que decirlo). Un artículo de la revista Wired es la base del guión.

Los cuatro estudiantes existen y participaron en el concurso de robótica subacuática enfrentándose a los mejores estudiantes del país. Vencieron, sí, vencieron hasta al MIT.

A Óscar, el de la vida real, lo deportaron y su caso fue usado en el cabildeo del DREAM Act, la medida legislativa que busca darle la nacionalidad a miles de estudiantes indocumentados. Y es que Estados Unidos invierte dinero en educarlos, ellos han formado su vida allá, no conocen más país que aquél: es apenas justo que Estados Unidos los arrope.

Los inventores es la historia de un grupo de soñadores que merecen todo nuestro respeto. Así que sigan soñando.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas