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Arte e Ideas

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¿Quién es Greta Thunberg, la activista que lucha contra el cambio climático?

Los discursos de Greta Thunberg han despertado la inquietud de miles de jóvenes alrededor del mundo para exigir un futuro sin la amenaza del calentamiento global.

Millones de niños y jóvenes en diversas ciudades del mundo decidieron faltar a clases para salir a las calles el 20 de septiembre de 2019 y unir sus voces en la mayor protesta de la historia contra el cambio climático, un eco por el futuro que responde al llamado de la activista sueca de 16 años de edad, Greta Thunberg, que sin reservas ha advertido que "la gente está sufriendo. La gente se está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando".   

Ha pasado más de un año desde que la joven activista decidió protestar frente al Parlamento sueco, en Estocolmo, para exigir a los líderes políticos de su país que prestaran mayor atención a las amenazas del cambio climático

"Si a los adultos no les importa mi futuro, a mí tampoco", es la premisa con la que Thunberg dejó de asistir a clases para mostrar su inconformidad ante la falta de acciones que ayuden a revertir el calentamiento global.

El lunes 20 de agosto de 2018 Greta Thunberg se plantó por primera vez en la calle, con un cartel que decía en sueco “Skolstrejk för Klimatet” (huelga escolar por el clima), lo que despertaría la inquietud y el interés de más niños y jóvenes; que poco a poco se dieron cita cada viernes para participar en este movimiento, ahora conocido como "Fridays For Future" (viernes por el futuro).

En la era del "like" y los influencers, estas protestas con el hashtag #FridaysForFuture no sólo se volvieron virales en las redes sociales, sino que llegaron a las calles de algunas de las ciudades más importantes del mundo, donde jóvenes con las mismas inquietudes han seguido el ejemplo de Thunberg para expresar su inconformidad en contra de esta injusticia intergeneracional.

Palabras sin reservas

La atención que atrajo la adolescente sueca le permitió compartir sus ideas en el escenario de TEDx Stockholm, el 24 de noviembre de 2018. En uno de sus primeros discursos incendiarios, Thunberg demostró que "nunca se es tan pequeño como para no hacer la diferencia".

En diciembre del 2018, Thunberg habló en la COP24, la Cumbre sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, en Katowice, Polonia. Sus tres minutos de discurso en la COP24 fue el momento más viral de la cumbre. Sus duras palabras, acusando a los presentes de "no ser lo suficientemente maduros para decir las cosas como son", triunfaron en la red y su reflexión sobre el mundo que se está heredando  a las nuevas generaciones provocó que muchas personas le prestaran mayor atención a nivel mundial; al decir sin mayor reserva que "nuestra biosfera está siendo sacrificada para que gente rica en países como el mío pueda vivir con lujo".

"No podemos solucionar una crisis sin tratarla como una crisis", dijo Thunberg.

"Hasta que no empiecen a enfocarse en lo que es necesario hacer, en vez de lo que es políticamente posible, no habrá esperanza", advirtió ante líderes mundiales. 

En enero de 2019, Greta viajó en tren a Davos, Suiza, durmió en una tienda de campaña y le dijo a los poderosos que asistieron al Foro Económico Mundial que "la casa se está incendiando". 

"No quiero que ustedes estén esperanzados. Quiero que sientan el pánico. Quiero que sientan el miedo cada día y que actúen, que lo hagan como si su casa estuviera en llamas".

Su habilidad con los discursos ha movilizado a decenas de jóvenes que no solamente se han interesado en conocer más sobre el significado del cambio climático, sino que viven las consecuencias y han decidido tomar las medidas necesarias. El último informe, realizado y emitido por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) notificó que es importante limitar el aumento de la temperatura global a un máximo de 1.5 grados centígrados para antes del 2030.

El camino de Greta Thunberg para convertirse en una de las figuras más relevantes en el movimiento en contra del cambio climático no surgió de la noche a la mañana.

El origen de un "superpoder"

Greta Thunberg nació en Estocolmo, Suecia, el 3 de enero de 2003. Es hija del actor Svante Thunberg y la cantante de ópera de fama internacional, Malena Ernman.

Cuando tenía 11 años, Greta empezó a interesarse por los efectos del cambio climático, sin embargo, su obsesión por el tema le provocó una fuerte depresión. Poco tiempo después, ella y su hermana menor, Beata, fueron diagnosticadas con síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista.

“Creo que en muchas formas, quienes tenemos autismo somos los normales y el resto de las personas son muy extrañas, especialmente cuando se trata de la crisis de sustentabilidad, donde todos siguen diciendo que el cambio climático es una amenaza a nuestra existencia, y el problema más importante de todos; y apesar de ello siguen actuando como siempre. No comprendo eso”, dijo Thunberg durante su plática en TEDx Stockholm. 

Esta circunstancia familiar despertó la necesidad de los padres de Greta a escribir el libro autobiográfico Scener ur hjärtat (Escenas del corazón), en el que el actor y la cantante relatan cómo es su vida familiar, en la que Malena Ernman se refiere al síndrome de Asperger como un superpoder, el cual su dos hijas han sabido dominar.

La familia de Thunberg decidió adoptar un estilo de vida bajo en emisiones de carbono y convertirse en veganos. Incluso, Greta convenció a su madre de que dejara de viajar en avión para acudir a sus numerosas presentaciones, lo que generó otro movimiento a favor del medio ambiente en Suecia, conocido como "Flygskam" o "Flight-shaming"; con el que se busca hacer conciencia sobre el impacto ambiental de viajar en avión.

En la necesidad de ser congruente con su movimiento, Greta tuvo que buscar una alternativa al avión para poder asistir a la Cumbre de Acción Climática de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York a la que había sido invitada.

Thunberg logró llegar a Estados Unidos en agosto, luego de realizar un viaje transatlántico a bordo del velero Malizia II, patrocinado por el Club de Yates de Mónaco; el cual fue ofrecido por su dueño, el empresario alemán del sector mobiliario, Gerhard Senft; lo que permitió a Greta dejar la menor huella de carbono posible en su camino hacia Nueva York en un viaje de casi 5,000 kilómetros de distancia.

"¿Cómo se atreven?"

El mensaje de la activista sueca ante la Asamblea General de la ONU resultó ser uno de los momentos más destacados de este encuentro de líderes mundiales, en el que tuvo la oportunidad de hablar con la sinceridad que ya le caracteriza. 

“Nos están fallando, pero los jóvenes estamos empezando a entender su traición. Los ojos de todas las generaciones futuras están sobre ustedes. Y si eligen fallarnos, yo les digo que nunca los perdonaremos. No dejaremos que se salgan con la suya. Justo aquí y ahora es donde dibujamos la línea. El mundo está despertando. Y se avecinan cambios, les guste o no”. 

El discurso de Thunberg se hizo viral, así como la imagen de la expresión de la joven activista, al seguir con la mirada la sorpresiva llegada del presidente de Estados Unidos Donald Trump al edificio de la ONU en Nueva York.

Críticos y admiradores

Su argumentación y estrategia han generado controversia entre activistas, políticos, líderes mundiales y empresarios.

El presidente Donald Trump publicó en Twitter un comentario irónico sobre del discurso de Thunberg en la ONU.

“Parece una niña muy feliz que espera un futuro brillante y maravilloso. ¡Qué lindo verla!”, escribió Trump en la red social.

Thunberg pareció tomar con calma este comentario y el martes 24 de septiembre por la mañana actualizó su biografía de Twitter: "Una niña muy feliz que espera un futuro brillante y maravilloso".

Otro de sus recientes críticos fue Bernard Arnault, presidente de LVMH, quien habló sobre la activista durante un evento de sustentabilidad del conglomerado de lujo en París.

Arnault dijo que la visión de la adolescente "tiene un lado desmoralizador para los jóvenes. No está proponiendo algo más, además de las críticas (...) Prefiero soluciones positivas que nos permitan llegar a una posición más optimista".

Entre sus detractores y críticos se encuentran aquellos que cuestionan la creciente popularidad de una “niña activista” y han buscado quién está detrás de la exitosa campaña. 

El periódico británico Sunday Times publicó el 18 de agosto que Thunberg cuenta con el apoyo de Ingmar Rentzhog, presidente de Global Challenge, un Think Tank del que presuntamente son miembros políticos socialdemócratas suecos. 

Según el medio, detrás de estas protestas están intereses de poderosas empresas energéticas de su país, que buscan “facilitar la transición al corporativismo verde”.

Otra investigación del diario sueco, Svenska Dagbladet, informó el pasado 2 de septiembre que el nombre y la imagen de Greta habían sido utilizados por el emprendedor Rentzhog para recaudar dinero. Thunberg aclaró en un mensaje publicado en Facebook que ni ella ni su familia aceptaban dinero, y que ella no había accedido a que se usara su nombre con esos fines.

Otros líderes, políticos y artistas han mostrado su apoyo y admiración a la joven activista sueca. En los últimos meses ha conversado con personalides como el expresidente de Estados Unidos Barack Obama; el papa Francisco; la canciller alemana Ángela Merkel; la exdirectiva del FMI Christine Lagarde; el Secretario General de la ONU Antonio Guterres; y el actor y exgobernador de California Arnold Schwarzenegger. 

 

La labor de la joven sueca ha sido reconocida con el Prix Liberté in Normandie y el Goldene Kamera de Alemania.

En marzo, Greta fue nominada como candidata al Premio Nobel de la Paz y recientemente recibió el premio de Embajadores de la Conciencia de Amnistía Internacional.

Thunberg también fue galardonada recientemente con el “Nobel alternativo” Right Livelihood, que otorga una fundación sueca. Este premio fue creado en 1980 por el germano-sueco Jakob von Uexkull, tras la negativa de la fundación Nobel a crear un premio para el medio ambiente y el desarrollo. Cada premiado recibe un millón de coronas suecas (unos 103,000 dólares).

Tanto las críticas, como los halagos parece que no distraen a Greta Thunberg de su objetivo, ni silenciarán a millones de personas de todas las edades a nivel mundial que ya se apropiaron del movimiento Fridays For Future, incluyendo a miles de mexicanos.

“No podemos salvar al mundo jugando conforme a las reglas, porque las reglas deben cambiarse. Todo necesita cambiar, y debe comenzar hoy”, ha dicho la joven activista en casi todos sus discursos, con el objetivo de presionar a quienes toman las decisiones en el mundo, para que adopten medidas drásticas que realmente frenen el calentamiento global provocado por la mano del hombre.

Las palabras, los tuits o las marchas no evitarán que la temperatura del planeta siga subiendo y la advertencia de Greta Thunberg, y los miles de jóvenes que la han tomado como referente, podría ser una oportunidad para cambiar la actitud ante esta amenaza, antes de que se acabe el tiempo.

katyana.gomez@eleconomista.mx

kg

Es Licenciada en Periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García con especialidad en Divulgación de la Economía. En su trayectoria se ha dedicado a la coordinación de información y entrevistas, así como a la producción radiofónica.

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