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Arte e Ideas

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Ricardo Piglia, el autor que se miró a sí mismo para mirar al mundo

Ricardo Piglia murió este viernes a los 75 años en Buenos Aires, dejando un amplio legado de obra traducida a quince idiomas.

El escritor argentino Ricardo Piglia, dueño de un estilo dúctil, original y emparentado con la tradición más exigente, murió este viernes a los 75 años, en Buenos Aires, dejando un amplio legado de obra traducida a quince idiomas.

Piglia, que falleció en la capital argentina por esclerosis lateral amiotrófica (ELA), es autor de importantes títulos de la literatura contemporánea como "Respiración Artificial", "Crítica y ficción", "Formas breves", "Plata quemada", "Blanco nocturno" y "El camino de Ida".

Al costado de su obra queda una larga lista de reconocimientos que incluyen el Premio Rómulo Gallegos (2011), el Formentor y el Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas, además de haber oficiado como profesor en la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Princeton y la Universidad de California en Davis.

Lector, crítico, editor, guionista, profesor y narrador, Piglia nació en Adrogué, en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, el 24 de noviembre de 1941. Se formó en la carrera de Historia de la Universidad Nacional de La Plata, a 60 kilómetros de Buenos Aires, y trabajó en distintas editoriales.

Aunque vivió durante muchos años en Estados Unidos, pasó sus últimos meses en Buenos Aires a causa su enfermedad, o de lo que él definía como "estar embromado", pero esta condición no le quitó la lucidez intelectual y la fuerza de trabajo que mantuvo hasta casi el último momento.

De alguna manera, Piglia cristalizó en su narrativa, además de una definición de la literatura argentina de los últimos 50 años, una enunciación sobre sí mismo detrás de Emilio Renzi, esa suerte de personaje "alter ego" que lo enmascaró siempre y al que él mismo le brindó su segundo nombre y su segundo apellido.

El propio Piglia llegó a decir que "la crítica es la forma moderna de la autobiografía. Uno escribe su vida cuando cree escribir sus lecturas".

Desde la literatura, Piglia saltó a la pantalla grande mediante su novela "Plata Quemada", ganadora del Premio Planeta 1997 y adaptada al cine en el 2000, bajo la dirección de Marcelo Piñeyro. El film logró alzarse con el premio Goya a la "Mejor película extranjera de habla hispana".

En los últimos años, Piglia estaba dedicado a la edición de "Los diarios de Emilio Renzi", una especie de diario personal, recobrado de las anotaciones que hizo por años en 327 cuadernos casi idénticos, de tapas negras de hule, guardados en 40 cajas de cartón, que atesoró con su pasión de historiador.

Fue en aquellos diarios que Piglia escribió alguna vez: "3 de marzo de 1957 (Nos vamos pasado mañana). Decidí no despedirme de nadie. Despedirse de la gente me parece ridículo. Se saluda al que llega, al que uno encuentra, no al que se deja de ver". Así se fue Ricardo, sin despedirse, pero dejando una obra eterna.

rrg

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