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Se vale reescribir el pasado: Winterson
Presentó en el Hay Festival Xalapa 2012 la memoria ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?
Los ingleses somos gente loca, necesitamos un chapuzón de agua helada para despertar , dice Jeanette Winterson (Manchester, 1959). Antes de comenzar la charla había hecho un par de largos en la helada alberca del Hotel Xalapa.
Winterson fue al Hay Festival Xalapa a presentar ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? (Lumen). La frase del título se la dijo a los 16 años su madre adoptiva antes de echarla a la calle por ser lesbiana.
Su obra más famosa es Oranges Are Not the Only Fruit (publicada en español como Fruta prohibida), en donde hizo ficción su terrible infancia. La protagonista es Jeanette, una muchacha de clase obrera que descubre su homosexualidad y sufre el desprecio de su familia. Pero no piense en un relato sensiblero, no: la novela es una gran aventura, divertida y llena de sentido del humor.
Usted es uno de los descubrimientos para el público mexicano en este Hay Festival
¡Qué bien! Me gusta ser un descubrimiento. Es bueno descubrir cosas.
Publicó su primera novela a los 25 de edad. ¿Cómo le hizo?
No pensé mucho en el asunto. Solo quería escribir y publicar. Estaba muy emocionada Cuando eres joven no conoces el miedo: no hay nada que perder. No eres nadie, a nadie le importa. Solo tomas el riesgo. Es una de esas cosas que uno debe conservar al envejecer, ese sentido del riesgo.
Mira, yo soy exitosa, tengo dinero, podría pasarme el resto de mi vida de festival en festival platicando de mi obra sin escribir un solo libro más, pero eso me convertiría en una cobarde. El arte no es cobardía, es hacer una declaración: Estas cosas me inquietan, esto es importante .
Usted es una experta en el riesgo porque fue muy valiente ?bautizando a su protagonista ?como Jeanette
Te agradezco que lo digas porque es cierto, fue un gran riesgo. Me hice a mí misma un personaje, porque eso es, un personaje de ficción. Muchos escritores lo han hecho: Henry Miller, Philip Roth, Paul Auster. Si los hombres lo hacen es visto como un brillante ejercicio literario, si una mujer lo hace entonces es porque no tiene nada más que escribir que sobre su propia experiencia.
Se asume, al menos cierta crítica asume, que las mujeres dependemos de la experiencia para escribir, así que sí, tenía claro el riesgo de ser etiquetada como Ay, otra escritora que viene a hablarnos de sus sentimientos . Creo sinceramente que uno debe inventar su propia historia para apropiarte de ella y hasta cambiarla.
¿Recomienda a uno mismo ?hacerse ficción?
¡Por supuesto! Es de lo más liberador. Gracias al internet ya todos lo hacemos, tenemos nuestro avatar, tenemos nuestras biografías de Facebook.
Pero en 1985, cuando publiqué mi novela, la cosa era más complicada (risas). Creo que se debe aprender a verse a uno mismo como ficción y como realidad.
¿Conoce a Alejandro Jodorowsky?
Sí, conozco su obra.
Él ha escrito que para liberarse del pasado, uno debe inventar su propia historia familiar.
Creo que tiene razón. El pasado es una cosa que cambia, el pasado personal, quiero decir. Creces y entiendes cosas, perdonas también. Piensas diferente de tus padres, de tu infancia Mucha gente se enferma por estar atada a un pasado rígido que no pueden reescribir. Reinventar es uno de los regalos que nos da la literatura. Soy toda una defensora de la reescritura: ¡cambien su pasado!
¿Piensa que Oranges Are Not the Only Fruit y ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? son, de algún modo, una confesión?
No.
¿Por qué?
¡Porque no lo son! (risas). ¡Es como si me enseñaras un perro y me preguntaras si es un gato! No son para nada una confesión en ningún sentido, son mi propia ficción, aunque el libro ¿Por qué ser feliz ? es una memoria.
A la escritora Sarah Waters le preguntaron una vez si era una escritora gay. Ella contestó que sí, que era escritora y era gay y no tenía ningún problema con la etiqueta. ¿Qué piensa usted al respecto?
No, yo no soy una escritora gay. Por supuesto soy lesbiana y soy muy feliz. Me siento orgullosa de ser considerada una especie de estandarte de la cultura gay en Inglaterra y de las jóvenes que han encontrado un modo de salir del clóset a través de Oranges Are Not the Only Fruit. Pero no, no me interesa la marca de escritora gay como parte de mi literatura. Creo en un mundo incluyente, o sea, ¡todos tenemos que vivir juntos! Espero que a través de lo que escribo la gente vea que con quien te acuestas no te define como persona. No me importa lo que haya en la recámara, me importa lo que hay en la página.
Escribir para todos como una declaración de derechos
Ah, eso suena bien. Defiendo la noción de que la literatura es para todo mundo, que es falso ese elitismo de que los libros son sólo para los ricos o para los súper educados, o que hay una diferencia de género, que hay libros que sólo pueden ser leídos por hombres o por mujeres.
concepcion.moreno@eleconomista.mx