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Arte e Ideas

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“Soy otra persona después de El Padre”: Nailea Norvind

¡Últimos días! La segunda temporada de la obra protagonizada por Luis de Tavira y Nailea Norvind llega a su fin en un par de semanas habiendo rebasado las 100 representaciones en el Teatro Fernando Soler; este domingo develan la placa en el Centro Teatral Manolo Fábregas; la actriz comparte con El Economista lo que ha significado esta experiencia en su carrera

Nailea Norvind. Foto EE: Francisco de Anda

Hay muchos tipos y circunstancias para interpretar el papel de padre. Para Nailea Norvind, que desde marzo comparte escenario con Luis de Tavira en la puesta en escena “El Padre”, el dramaturgo y actor ha jugado de algún modo ese papel, no sólo en el escenario sino tras bambalinas.

“El Padre”, obra del dramaturgo Florian Zeller y bajo la dirección de Angélica Rogel, plantea un drama profundo y conmovedor en el que Andrés (Luis de Tavira), un ingeniero retirado, se niega a aceptar que está perdiendo algunas facultades. Su hija, Ana (Nailea Norvind), está a punto de irse a vivir a otro país y debe tomar algunas decisiones contundentes y confrontarlo.

Desde el punto de vista de Andrés, todos están en su contra; desde el punto de vista del espectador, algunos síntomas de demencia senil se vuelven evidentes en medio de un ambiente de misterio.

“Me siento otra persona”  –dice Nailea Norvind en conversación con El Economista–, la última vez que hablaba de la obra fue cuando estaba a punto de arrancar, y qué placentero es hablarlo ahora contigo; siento una maduración y una relajación, que obviamente al principio desconocía, me sentía muy honrada por la invitación, impactada por que me hubieran considerado para hacer lo equivalente a lo que yo ya admiraba –el trabajo de Anthony Hopkins y Olivia Colman en la pantalla cinematográfica– y súmale, trabajar con el maestro Luis de Tavira”.

“Desde niña yo he admirado su trabajo, cómo nos representa, cómo ha dirigido la Compañía Nacional de Teatro (…) Tuve que pasar por todo un proceso de bajarlo del Olimpo, y sí impone trabajar con alguien así, no menosprecio la carrera que yo he acumulado, pero los artistas tendemos a ser algo inseguros y tímidos”, asegura.

Para la actriz que hemos visto en decenas de películas, series, obras de teatro y telenovelas, El Padre es la vuelta al origen: “Tengo curiosidad de descubrir, de volver a nacer, y eso da todo el potencial de que el resultado sea fresco, de comunicar el teatro de manera única e irrepetible, y para hacer eso, yo tengo que pensar que nunca lo he hecho”.


Me persigna todas las noches

Nailea Norvid muestra su frágil piel de sus personajes de villana cuando se refiere a uno de los mejores referentes del teatro nacional:

Afortunadamente sabía, y no me equivoqué, que al estar enfrente de alguien que entiende el teatro desde las entrañas, y los libros que nos ha dejado, iba a ser mi mejor maestro y mi mejor guía, y pues sí, había una parte de mí preocupada por la aceptación, que decía ‘qué tal que no convenzo al maestro’, pero fui descubriéndolo y conociéndolo y él me abrió sus alas, me cobija todas las noches, me persigna, porque todos conocemos su lado religioso, conectado con la divinidad”.

“Hubo un momento en que yo necesitaba relajarme y gozar, dejar a un lado el estrés y la presión, y fue él quien me dijo: ‘ya, suéltate, tú no tienes control de esto, quien tiene el control es el personaje, es Ana, ella va a surgir, va a aparecer, allí está’. Y entonces, ese día que me relajé, empecé a meterme en la mirada de él, empecé a confrontarlo, empecé a retarlo, como tenía que hacerlo el personaje, como cualquier hija que tiene conflicto con su padre y que tiene que atreverse a confrontarlo”.

Nailea dice que tuvo que ponerse en la piel de Ana para asumir ese rasgo de fuerza implosiva que es completamente ajena a ella, acostumbrada a ser la mala en los papeles que ha representado: “Yo, sé romper, sé defenderme, puedo ser un personaje que grita o que se expresa, pero hay muchos seres humanos en la vida que no saben gritar, que no saben expresarse, y yo considero que ella (Ana) es una de ellos, es incapaz de romper esas capas, así que siempre que pasa algo, ella es implosiva”.

La actriz reconoce que tuvo que dejar de ser ella para darle vida al personaje, al igual que Luis de Tavira, quien representa al padre con demencia senil, cuando en realidad es “un hombre fuerte, vital lúcido, un intelectual”, dice Norvind. “Nosotros, los actores, nos tenemos que sacrificar para que surja el personaje”, añade.

El trabajo histriónico de los actores en “El Padre” es complejo, porque además de lograr transmitir la historia desde sus diferentes personajes deben llenar un vacío, y responder a la duda y a un deseo del espectador que está en la sala.

“Esto es un fenómeno en esta obra de teatro, a diferencia de otras en las que me ha tocado participar. El público se conmueve todas las noches, llora todas las noches, y se pone de pie cada noche, eso yo no lo había vivido función tras función, a veces pasaba; eso quiere decir que sí estamos logrando de alguna manera esa conexión, fusionando al público con nosotros, y que logren la catarsis, que es la verdadera razón de existir del teatro”.

Más de 100 representaciones

Nailea Norvind elogió también el trabajo de escenografía e iluminación dirigido por Jorge Ballina, “a quien considero el mejor escenógrafo teatral que tenemos, es de una precisión, una exactitud, un silencio, que no se oyen las cosas, porque lo que el personaje de “El Padre” vive es que se va confundiendo y, entonces, para transmitir esa sensación, el escenario cambia en cuestión de segundos; es impactante lo que hacen los técnicos de ese teatro (Fernando Soler), y es una de las cosas bellísimas que pasan en la obra”.

La segunda temporada de “El Padre” se ha extendido un par de veces debido al éxito de taquilla; sin embargo, Norvind dice que este sí es ya el final final. Sale de cartelera el próximo 23 de junio. Sólo quedan dos fines de semana para verla. Este próximo domingo 16 habrá función especial, donde alternarán Fernanda Castillo, coprotagonista en la primera temporada, y la propia Norvind y, previamente, a las 18:00 horas será develada la placa alusiva a las 100 representaciones, con la actriz Marina de Tavira, la periodista Carmen Aristegui y el actor Daniel Giménez Cacho, como madrinas y padrino de develación.

“El Padre”

  • Dramaturgia: Florian Zeller
  • Dirección: Angélica Rogel
  • Escenografía: Jorga Ballina
  • Producción: Guillermo Wiechers.
  • Elenco: Luis de Tavira, Nailea Norvind, Pedro de Tavira, David Calderón, Alejandrina González, Úrsula Pruneda
  • Viernes 20:30 horas, sábado 18:00 y 20:30 horas, domingo 18:00 horas hasta el 23 de junio
  • Duración aproximada: 110 minutos
  • Aptas para personas de 15 años en adelante
  • Teatro Fernando Soler, Centro Teatral Manolo Fábregas Velázquez de León 31, Col. San Rafael.

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Editor de Arte, Ideas y Gente en El Economista. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Filosofía Social, por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Especialista en temas de arqueología, antropología, patrimonio cultural, religiones y responsabilidad social. Colaboró anteriormente en Público-Milenio, Radio Universidad de Guadalajara y Radio Metrópoli, en Guadalajara.

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