Special Correspondents: poder de manipulación de los medios

Special Correspondents, una de las nuevas producciones originales de Netflix, es una ingeniosa y ligera comedia que gira en torno al poder que los medios ejercen sobre el gobierno y la opinión pública.

La cinta estelarizada por Ricky Gervais y Eric Bana, y dirigida por el mismo Gervais, gira en torno a un periodista radiofónico, arrogante, mañoso y mentiroso llamado Frank Bonneville (Bana) y a su ingeniero de cabecera, Ian Finch (Gervais), un sujeto sencillo y bonachón, amante de los videojuegos y atrapado en un matrimonio cuya esposa (Vera Farmiga) desea vivir una vida extraordinaria pero se siente atrapada con él.

El jefe de Bonneville está harto de la actitud del susodicho y está esperando que cometa un error para despedirlo. Poco después, Frank es puesto a prueba cuando sus jefes lo mandan a cubrir una situación en Ecuador. Para esta misión, Frank debe llevarse a su técnico Ian, para poder transmitir.

Todo parece ir en orden hasta que Ian pierde los boletos de avión, el dinero y los pasaportes; sin tiempo para sacar unos nuevos, Frank e Ian se refugian en un café cuyos dueños son una pareja de ecuatorianos (America Ferrera y Raúl Castillo, quienes están bastante divertidos). Las cosas se ponen peor cuando el gobierno de Ecuador cierra las fronteras.

Desde el café, ambos deberán planear y transmitir los sucesos que ocurren en Ecuador sin saber realmente lo que está pasando. ¿Cuánto podrá durar el engaño?

En la superficie, la cinta es muy simplona, pero en el fondo es capaz de retratar una situación interesante, un problema recurrente en los medios: periodistas que inventan noticias para tener notoriedad.

Otro punto importante: una vez que los medios mueven a la opinión pública, el gobierno parece obligado a actuar para acallar el escándalo, no porque deba corregir cosas, no por hacer justicia sino para calmar las aguas.

Special Correspondents no tiene la carga argumental de cintas como Wag the Dog de Barry Levinson, ni otra parecidas; de nuevo, la trama es muy exagerada, pero resulta interesante la realidad que demuestra: la verdad puede ser una fabricación.