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Arte e Ideas

Lectura 9:00 min

The Wall, vivo homenaje a los desaparecidos

Caen los ladrillos. Se rompe el Muro. Finaliza el concierto con una banda que recibe las ovaciones del público, un público que se entrega a su ídolo coreado Oé, Oé, Oé, Oé… Roger, Roger . La banda se despide.

9:15 pm. Caen las luces. Sí: aquí todo se derrumba y, si no, sería bueno tirarlo todo: tirar el Muro pero también tirar el sonido, tirar las huellas, tirar el tedio, tirar el conformismo, tirar el confinamiento, tirar las certezas, tirar las máscaras. Fascismo bajo ladrillos: un conjunto de hombres cuyo uniforme se inspira en las Stasi alemanas se apersona en el hueco en pie de esa Muralla que nos da la bienvenida al Foro Sol, donde seremos testigos del espectáculo The Wall Live, reelaboración del clásico disco y película que la banda Pink Floyd grabó en 1979 y 1982 respectivamente.

Pink, como un ser amorfo y despersonalizado es introducido como un títere a la audiencia: estamos en la antesala del veredicto. Pink es una aliteración de José K. y de los condenados no es casualidad que hacia el final del show una cita del libro El Proceso de Franz Kafka se proyecte en ese extenso muro , porque en la introducción del concierto se honrará los rostros de miles de desaparecidos, de personas caídas por la violencia gratuita que ha signado el siglo XX: uno de ellos, Juan Francisco Sicilia, hijo del poeta Javier Sicilia que convirtió un estado de ánimo en un eslogan: Estamos hasta la madre , leyenda que fue pintada de manera improvisada junto con otras. No más sangre , Ni una muerta más en una de las esquinas de ese Muro gigantesco, escenario y pantalla, el cual en los primeros minutos del show antes de que Roger Waters nos diera la bienvenida fue intervenido por el poder tecnológico como una gran pared ocupada por consignas anticapitalistas: Enjoy Capitalism , copiando la tipografía Coca-Cola, o Stop Wars haciendo lo propio con el modelo Star Wars se proyectaban como las dos consignas centrales de un escenario intervenido.

De pronto, el sistema de sonorización de este espectáculo nos coloca en medio de un campo de batalla, ahí donde no hay nada más que hacer que luchar por la sobrevivencia. La experiencia en grado cero. El performance espera a su performer. El sonido de bombas, helicópteros y metralletas nos hace voltear a cada uno de los rincones del Foro. Todo es un simulacro. Pero un simulacro pleno y contundente. Un avión en caída libre proveniente del techo de las gradas orientales del Foro impacta en el Muro como una bala en la carne y el concierto comienza con la obertura: In the flesh? .

So ya / Thought ya / Migh like to go to the show .

Claro que sí.

EL MIEDO CONSTRUYE MUROS

Después tocaron Thin Ice y Another Brick in the Wall . El Foro se conformaba como una sola voz que amplificada coreaba la canción: All in all you're just another brick in the wall . Subió al escenario un grupo de 15 niños de los proyectos Marabunta y Barrio Activo, que acompañaron con movimientos coreográficos al cantante y bajista y que se levantaban contra El Profesor: un monigote gigante y monstruoso. Portaban playeras de color negro con la leyenda: El miedo construye muros . Y es que el Muro nunca es uno, como bien se lo ha enseñado este documental a tres generaciones desde su irrupción volcánica en la geografía artística, la cual tomó por mano propia esta banda en la época de la liberación por excelencia (los 70), el empoderamiento bajo el lema: ‘sexo, drogas y rock n’ roll . El miedo es lo único que no nos permite ser libres.

Quiero dedicar este concierto a los niños que hemos perdido, que ya no están con nosotros, que han caído en esta guerra de narcos, y también a las mujeres y niñas de Juárez , dijo Waters al presentarse ante la audiencia mexicana. Después llegó Happiest Days of Our Live , y enseguida una de las canciones más esperadas: Mother , en el preciso momento en el que detrás de Waters, en la pantalla, se proyectaba la leyenda Estamos hasta la madre . La emotividad erizaba los vellos de la piel. Nuestra madre como la gran constructora del Muro. She wont let you fly but she might let you sing . Y, en el fondo, mientras escuchábamos Goodbye Blue Sky , Empty Spaces , What Shal We Do Now , los asistentes ponían los puños arriba, se les secaba la garganta, y gritaban con cada secuencia de luz o cada que en el Muro se proyectaba algún detalle poderoso como un quiebre de cristales, las banderas roja con negro y los dos martillos en el centro ondeando, los pezones alerta de un grupo de mujeres de senos turgentes, las animaciones originales de la película, algunas de ellas intervenidas para su actualización al actual estado de cosas; siempre en el origen, aquellas que en su momento rompieron con los moldes de lo visual. Símbolos alusivos a las grandes marcas/ideologías que se reparten el mundo, cayendo arrojadas por ejércitos de aeronaves, como si se tratara de bombas de destrucción masiva: McDonalds, Mercedes Benz, Catolicismo, Judaísmo, entre otras.

Todas esas piezas acompañaron la construcción total del Muro hasta que Waters desapareció en un fade to black de contención emotiva con el final de la canción Goodbye Cruel World : Goodbye!, dijo Roger. Después se apagó la luz y se completó una perfecta pared blanca de ladrillos, en la que durante el intermedio se proyectaron las fotografías de más hombres caídos de distintas nacionalidades y temporalidades, desde Gandhi, Emiliano Zapata hasta mujeres iraníes que murieron por defender sus derechos en los últimos años.

CÓMODAMENTE ADORMILADOS

Hey You , Is There Anybody Out There? , Nobody Home , Vera y Bring the Boys Back Home . Los ojos de Waters en la extensión de la pared mirándonos desde un tiempo remoto. En algún punto del concierto, el pasado intervenía la pantalla y Waters rejuvenecía: un jodido y joven Waters , dijo el cantante. Pero todo el tiempo éste ha lanzado cuerdas al pasado, siempre para validar una condensación del presente en bruto, saturado y deforme, un presente que no sabemos acomodar porque se nos presenta desbordado como las aguas y Waters, que está acostumbrado a nadar en esa saturación que une a los tiempos, un presente que es un viaje y un viaje que siempre es una fiebre, canta Comfortably Numb , y el Foro se desborda, se tele transmite hacia el abismo personal y reverbera en una zona insondable donde se supone debería estar nuestra identidad. El Muro mismo pierde solidez y se convierte en una espiral que horada el infinito hasta transformarse en luz.

Hello: Is There Anybody In There .

Y tenemos esa sensación nuevamente, esa sensación que tuvimos cuando vimos la película en un DVD o cuando fuimos al cine a su estreno, esa sensación que hace que los viejos de cabello cano hoy sean jóvenes en este ritual compartido que borra las longevidades y que solo intensifica la vitalidad de la experiencia y el cuerpo. Y no es que fuéramos así siempre, porque por lo general estamos cómodamente adormilados, cómodamente saturados, cómodamente idiotizados.

Pero el show debe continuar y el perfomer hace su entrada en el escenario. Ya no es Roger Waters, ahora es un rockstar que es un líder político anacrónico, un fascista con gabardina negra que, sin embargo, nos conmina a tomar los martillos. El público lo saluda cruzando los brazos hacia el frente en forma de X . Por su lado, estos avanzan copando todo lo ancho de la pantalla. El líder ha ensayado movimientos. En las pantallas la HD nos intenta engañar pero en realidad las imágenes de Waters que se transmiten han sido pregrabas. Se filtra la espontaneidad y la emoción cuando Waters se atrasa o se adelanta a los movimientos ensayados. Pero a quién le importa. Ya no vemos un Muro sino un Palacio con cientos de columnas que resguardarían quizás a un Emperador. Aparece un puerquito negro inflable flotando en el aire. Está enojado y se ha tatuado diferentes consignas: ¿Debería confiar en el Gobierno? , Mi idea, buena o mala .

In The Flesh , Run Like Hell , Waiting For The Works , Stop , son el paso que conduce al juicio, Trial , una introducción en la que se habla de un tal Joseph K. Reverbera nuevamente el pasado: las animaciones de la película elaboradas por Gerald Scarface sobreviven a su remasterización. El espacio digital nos mete en las entrañas del filme y nos convertimos en el Pueblo de Yahvé pidiendo la crucifixión del Cordero: Tear Down The Wall , frase que resuena a lo largo y ancho del Foro y que se intensifica con los gritos de los asistentes quienes acompañan su veredicto con el puño hacia arriba.

Outside The Wall . Caen los ladrillos. Se rompe el Muro. Finaliza el concierto con una banda que recibe las ovaciones del público, un público que se entrega a su ídolo coreado Oé, Oé, Oé, Oé… Roger, Roger . La banda se despide. Roger, con su cabello canoso, sus brazos delgados pero firmes, su playera y pantalones negros, avanza a lo largo del escenario. Se ve emocionado. Ha tirado el muro nuevamente. Como hace 30 años. Alza los brazos y agradece. Sabe… realmente sabe que ha creado un Monstruo, un monstruo frágil cuya única posibilidad de quitarse la máscara es rompiendo lo sólido, derribando lo verdadero, disolviéndose en la masa, desapareciendo para filtrar todos los sistemas, para infiltrarse sin paranoias, para atravesar los muros como fantasmas, como espectros, como dobles, como ecos de otros cuerpos, como humo y como vapor, floreciendo en el aire y en la energía, cómodamente.

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