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Arte e Ideas

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Tierra espiritual

El Museo Tamayo de Arte Contemporáneo recrea la búsqueda de varios artistas a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y estos albores del siglo XXI.

En los últimos años, el Museo Tamayo de Arte Contemporáneo ha hecho varias exposiciones basadas en revisiones de su acervo.

Con diferentes resultados hay algo que siempre es interesante a la hora de visitarlas: la maravilla de la cantidad de obras que Rufino Tamayo acumuló durante su vida de coleccionista, la calidad de los conservadores del museo, que mantienen impecables las piezas y la creatividad de los curadores para darle diferentes giros a un mismo acervo.

El 2008 lo cerraron con una nueva revisión que podrá visitarse hasta mediados del año: Tierra espiritual.

Tierra espiritual revisa, como su nombre indica, con lo divino como tema en el arte contemporáneo y de manera particular en el arte abstracto.

Es el mapa de la búsqueda espiritual en tierras remotas de artistas como Max Ernst, Victor Brauner -pintor rumano, autor de la obra que presta su título a la exposición- Carlos Mérida, Georgia O’Keeffe, Manuel Álvarez Bravo, Wilfredo Lamm, Wolfgang Tillmans y el propio Rufino Tamayo.

Es decir, la exposición hace un recorrido largo por la segunda mitad del siglo XX y estos albores del siglo XXI que vivimos. Es una selección breve (sólo 32 piezas), pero estéticamente muy disfrutable e intelectualmente muy atractiva.

Hasta historia del pensamiento occidental aprende uno viéndola. ¿Por qué? Porque gran parte de las obras fueron hechas por europeos y estadounidenses; sin embargo, la inspiración de las piezas es africana o latinoamericana. Véase la propia obra de Brauner: el personaje parece sacado de una pintura totémica; a lo lejos resuenan los tambores.

¿Qué atracción incontenible despierta en los primermundistas nuestras tierras calientes y tropicales? ¿Por qué buscar a Dios entre los salvajes?

Mientras se observan obras como los mascarones hechos por el alemán Ernst, muy parecidos a los que usara Pablo Picasso como inspiración para los rostros de sus señoritas de Aviñón, uno tiene que recordar que casi todos estos artistas comenzaron su trabajo después de la Segunda Guerra Mundial.

Dicen los historiadores que el gran desencanto del hombre con la razón y la civilización data de

esa catástrofe bélica creada por el llamado hombre blanco. O sea que estos creadores se fueron a buscar inspiración a las tierras inexploradas, alejadas de la mano de la civilización y el progreso, para volver a encontrar lo sublime.

Tal vez esta explicación es demasiado intelectual y la verdad es que si los autores usaron patrones africanos, mayas o maoríes es porque andaban aburridos con las convenciones europeas y cristianas para representar a la divinidad.

El hecho es que Tierra espiritual da para pensar este tipo de cosas y muchas más, y por eso hay

que visitarla.

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