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Arte e Ideas

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Un festival donde caben todos

El Vive llega a la mayoría de edad y se mantiene como un clásico en el circuito de festivales musicales de la Ciudad de México.

El sol quema en la piel, el aire es caliente y no te deja estar parado en un solo lugar. Las cervezas parecen caldos, pero aun así se venden como pan recién hecho.

La gente comienza a llegar modelando sus mejores looks: Llevo una semana buscando qué usaré para hoy uno no puede venir con cualquier cosa , dijo Ana Luisa mientras me mostraba su vestido de animal print café y sus botines color negro.

La gente se repliega por cada rincón del Foro Sol, aproximadamente 80,000 personas se hicieron presentes cada día del festival.

Están los chavorrucos recordando su juventud con bandas icónicas como Monocordio y los Fabulosos Cadillacs, adolescentes cantando con Mon Laferte, los extintos indie rockers bailando junto las bandas favoritas de la época, como Babasónicos y Thermo. Este festival no discrimina, tiene algo preparado para cada gusto.

Llevo seis años seguidos viniendo al Vive Latino y la verdad lo seguiré haciendo. Este es el único festival que tiene un cartel tan general y para todos los gustos. Por ejemplo este año, mi novia viene a ver a Mon Laferte y yo a la Tremenda Korte, dime en qué otro festival podría pasar esto , me cuenta Arturo.

El Vive Latino se ha regenerado, volviéndose un poco más festivalero. Antes a lo que aspirabas para comer era a un burrito mal hecho con frijoles, que muy seguramente te harían arrepentirte de haberlo ingerido al siguiente día. Ahora ya hay hasta una sección de Food Trucks decorada con luces y mesas muy campiranas.

La verdad es que este festival es para la banda ruda que aún conoce las raíces del rock y de la música alternativa, no para payasos que se ponen flores en la cabeza y van en bermudas y mocasín a echarse un buen bailongo dijo El chino, como le dicen sus amigos.

La gente corría de escenario a escenario con ganas de escuchar a todas sus bandas favoritas. La mayoría de los asistentes coincidió en que uno de los errores más graves de este año fue empalmar a Babasónicos con Kinky, pues muchos querían ver a ambas bandas.

Caía la noche del sábado y el clima cambió radicalmente, de un calor abrumante pasó a un frío helado, el cual no fue razón para que la banda dejara de rockear y hasta quitarse la playera.

La fiesta se hizo presente con la llegada de Justice para el cierre del escenario principal del sábado. Las gradas se pintaron de colores, las luces tocaban a cada uno de los asistente del Foro Sol y la gente sacó sus mejores pasos de baile.

El Vive Latino, en sus 18 años, se ha caracterizado por darle una versatilidad muy amplia a sus carteles y este año no fue la excepción.

La banda se aventó un buen slam junto con la Tremenda Korte y Antidoping. Le cantó al amor al lado de Julieta Venegas y Zoé, derramó lágrimas con las desgarradoras canciones de la chilena Mon Laferte, que en su primera vez en el festival logró prender a un auditorio lleno; bailó y cantó junto a Bronco y a la Sonora Santaneraque entre sus invitados trajo a la emblemática Paquita la del Barrio, quien cantó su popular canción Rata de dos patas, logrando la ovación del público.

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