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Un nuevo rostro para la línea de los Australopithecus
Nature publica estudios sobre un homínido que vivió hace 3.8 millones de años.
Poco a poco, el complejo rompecabezas de la evolución va encontrando piezas que nos permiten reconstruir nuestro pasado. En esta ocasión se trata de la especie de australopitecos más antigua que se conoce (Australopithecus anamensis).
Hoy por fin un antepasado de Lucy (el Australopithecus aferensis, que fue el primer hallazgo de un humanoide en buen estado que logró explicar la relación entre los primates y los humanos, en 1974) ha mostrado su rostro.
Hasta antes de este hallazgo, sólo se tenían huesos separados que no habían permitido recrear su forma facial. La historia de su localización es curiosa, Ali Bereino , un pastor de la tribu Afar, encontró un hueso fosilizado en 2016 en una localidad conocida como Miro Dora en Etiopía, se trataba de la mandíbula superior de un cráneo fósil.
Bereino acudió con el antropólogo Yohannes Haile-Selassie, quien excavaba en la zona de Woranso-Mille con el proyecto Wormill, el cual ha catalogado alrededor de 10,000 especímenes fósiles, incluidos más de 120 fósiles de homínidos.
A partir de ese momento, Haile-Selassie se hizo cargo de la investigación, regresaron al lugar y el investigador no podía creer lo que veían sus ojos. Se trataba de un cráneo casi completo de un antepasado humano tan primitivo que no se sabe casi nada de él.
Sus características
La información, luego de tres años de estudios, fue revelada a través de dos artículos publicados este miércoles 28 de agosto en la revista Nature. La datación del fósil es 3.8 millones de años y se cree que era un varón adulto, el australopiteco fue identificado como MRD-VP-1/1.
Sobre sus características, se pudo reconocer que medía menos de metro y medio, era delgado y el tamaño de su cerebro era comparable al de un chimpancé (un tercio del de los humanos más o menos). La característica que en este caso ayuda a entender el complejo proceso de la evolución humana es que ya caminaba erguido.
Esto debido a que su entorno era árido, dominado por arbustos y hierbas, esto lo empujó a tener que caminar con mucha más frecuencia y estaba habilitado para hacerlo.
El nuevo estudio desmonta la teoría de la evolución lineal que sostenía que el Australopithecus aferensis surgió tras la desaparición del A. anamensis. De acuerdo con la cronología, ambos tuvieron que convivir al menos durante 100,000 años. Al ser contemporáneos sugiere un ancestro en común, no una secuencia de especies.
Junto al cráneo aparecieron más de 20 especies de fauna de vertebrados que vivieron en ese mismo momento. También se ha recuperado polen, diatomeas (un grupo de algas) y biomarcadores que aportan más información sobre el ambiente en que vivió este homínido, pero aún no se han hecho excavaciones para ver si hay más restos del individuo, esto es un pendiente que probablemente dará mucho de qué hablar en el futuro.
“Parece que este cráneo se convertirá en otro ícono famoso de la evolución humana”, asegura Fred Spoor, del departamento de Evolución Humana del Instituto Max Planck en un artículo alterno en Nature alusivo al hallazgo.
Con esta evidencia se generan árboles genealógicos evolutivos que ubican de manera consistente a MRD-VP-1/1 como la más ancestral de todas las especies de Australopithecus y más tarde homínidos.
El estudio confirma los hallazgos previos y muestra que el cráneo tiene características predominantemente primitivas, incluidas algunas en partes nunca antes documentadas en fósiles de A. anamensis.