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Arte e Ideas

Lectura 2:00 min

Un poderoso drama musical

La vida de un imitador del Rey y sus problemas por sobrevivir? es la historia dirigida por Armando Bo, ganador de un Óscar.

Antes de que Armando Bo fuera famoso y ganara un Óscar junto al director mexicano Alejandro G. Iñárritu con el guión de Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia), el argentino dirigió una maravilla.

El último Elvis es un pequeño cuento sobre un hombre común y mediocre que imita a Elvis mientras sobrevive armando electrodomésticos, cantando en fiestas, bodas y en asilos; también, mientras pelea con su ex esposa.

Además, tiene una pequeña hija llamada, claro, Lisa Presley, con quien casi no habla. En este mundo en decadencia, Elvis (John McInerny) trata de sobrevivir y cumplir con su sueño: conocer Graceland, la casa de El Rey.

Curiosamente, la película iba a ser protagonizada por el reconocido actor Ricardo Darín, pero el papel acabó en manos de McInerny, quien nunca había actuado pero que imita a la perfección a Elvis; la decisión del director es acertada.

El drama persigue al protagonista por Buenos Aires, quien también imita al Rey en los últimos días de su vida: abotagado, comiendo sándwiches de crema de maní y plátano, y abusando de las pastillas para dormir.

En el proyecto está involucrado G. Iñárritu como productor y no es raro, pues El último Elvis tiene y no algo que ver con Birdman: un hombre en crisis que trata de salir adelante con su talento.

Aunque sin la grandilocuencia de la película ganadora del Óscar, El último Elvis es un relato íntimo sobre un hombre que cree ser el Rey, y quien a punto de cumplir 42 años tendrá que tomar una decisión, tal como lo hiciera Elvis Presley.

Los momentos musicales con las canciones de Elvis, escenas como la fiesta con muchos de los dobles de cantantes famosos, y el talento del protagonista son elementos que de inmediato hacen muy grande a la película que durante toda esta semana se exhibe en la Cineteca Nacional.

Pero ante todo, es una historia desgarradora, un drama que lo dejará sin aliento hasta el final y que podría arrancarle algunas lágrimas mientras canta Always On My Mind .

vgutierrez@eleconomista.com.mx

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