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Urge atender la diversidad de género desde las aulas

Entre los 12 y 17 años, una parte importante de los jóvenes identifica su orientación sexual o identidad de género, por desgracia en el nivel preparatoria es donde un alto índice de discriminación surge entre los estudiantes y personal docente, orillando a muchos estudiantes a desertar y truncar sus estudios. De acuerdo con Conapred y la CNDH, el 87% de la comunidad LGBT+ escondió su identidad y sus preferencias en su escuela por temor a ser víctima de violencia. Aquí presentamos la experiencia del Colegio Indoamericano.

Foto EE: Archivo

Entre los 12 y 17 años una parte importante de los jóvenes identifica su orientación sexual o identidad de género, esto significa que se encuentran en el nivel secundaria y medio superior. Por desgracia en el nivel preparatoria es donde un alto índice de discriminación surge entre los estudiantes y personal docente, orillando a muchos estudiantes a desertar y truncar sus estudios, datos del Diagnóstico nacional sobre la discriminación personas LGBTI en México lo demuestran.

También el informe elaborado en 2018 por el Conapred y la CNDH indica que el 87% de la comunidad LGBT+ escondió su identidad y sus preferencias en su escuela por temor a ser víctima de violencia. Es un hecho que el sistema educativo no está listo para educar a estos perfiles y el camino para integrar a todos los estudiantes es trabajar en la diversidad, asegura Vanessa Arias, directora del Colegio Indoamericano, “porque los entornos diversos son sanos, y aquí es donde surgen los mejores aprendizajes en temas de educación. Nosotros hemos aprendido a ser un colegio que atiende la diversidad”.

En los últimos cuatro ciclos escolares este colegio ha atendido a jóvenes de la comunidad LGBTI+, incluso algunos estudiantes se encuentran en transición de género; su directora asegura que hay mucha desinformación al respecto, por ejemplo, en cosas tan sencillas como el uso de los baños, “el proceso de un adolescente que está transicionando tiene un tiempo y un ritmo, estos espacios generan morbo y al mismo tiempo excluyen, contamos con un baño para ellxs, sin etiquetas, ni letreros, pero el respeto a la diversidad hace que no sea necesario usarlo, porque es normal y así debería ser en todas las instituciones educativas”.

Platica que en realidad los adultos son los que se han visto obligados a ir al ritmo de los infantes y los adolescentes, “vale la pena darle el mérito a quien lo merece y se trata de esta generación de adolescentes que han hecho visible esta situación. Hay quienes los reconocen como `generación de cristal´, pero en el colegio no lo usamos, pues ninguna otra generación se había atrevido a ser tan visible en cuanto a la situación que viven sobre la identidad de género”.

Asegura que todos funcionamos al ritmo de la sociedad y no debería ser diferente para las instituciones educativas. “La educación tiene la función de comprender a la sociedad, estamos en una sociedad diversa, en muchos aspectos, simplemente hoy hay un reconocimiento por la diversidad de género, que es reclamada por las minorías, esto es hablar de inclusión”.

También han identificado que antes la brecha generacional entre los padres y sus hijos adolescentes era muy amplia y ahora parece que no lo es tanto, además está relacionada con la formación académica y cómo los padres se han nutrido de información para poder responder a las necesidades de sus hijos. “Un papá de un adolescente reconoce, acepta, respeta a su hijo adolescente con todas sus condiciones y no espera una cosa diferente de la escuela”. Explica que la escuela tiene que ser un ambiente seguro, porque no deja de ser un tema que vulnere a las familias.

¿Qué ha hecho el colegio para atender la diversidad?

La directora del plantel explica que ellos empezaron a actuar en función de lo que la sociedad les iba presentando y con la misión de educar a los adolescentes. “En el camino es donde nos vamos dando cuenta de su orientación sexual, su identidad de género, sus dificultades cognitivas, creencias religiosas y con esa diversidad trabajamos”. El punto principal, asegura, es que no se educan etiquetas, sino adolescentes, por ello no debe ser un tema que llame tanto la atención sino incluirlo.

“Lo que buscamos es la normalización, que sea un tema natural”, esto inicia con los docentes, directivos y administrativos, pues son los primeros que se tienen que sentir cómodos en términos pedagógicos. “Esto es una labor porque no todos los docentes se sentían cómodos, sobre todo los más grandes de edad”. Para ello se tuvieron que dar una serie de capacitaciones, para entender los por qué y lograr asimilarlo no como un tema de valores sino de transformación social. Las características de un docente son vocación y ser profesionales en lo que hacen.

En la escuela se habla el tema abiertamente, hay momentos del ciclo escolar donde hay proyectos orientados específicamente a las minorías, incluida la comunidad LGBT+, no es un tema que los alumnos deban esconder en la escuela, pero tampoco es un tema que ocupa toda la atención, no hay un enfoque exclusivo, el enfoque está en la enseñanza, esto genera seguridad en la escuela.

Los alumnos también juegan un papel muy importante. “Definitivamente, hay jóvenes que hacen comentarios, que presentan conductas inadecuadas o comentarios inapropiados, cuando se detecta una situación así, el colegio lo atiende con los profesionales que son los psicólogos. No existe una escuela donde no haya burlas, la diferencia está en los protocolos de acción a tiempo cuando se vulnera el derecho del otro”.

Explica que los protocolos de acción están relacionados con el acoso escolar, pues lo que sucede con los alumnos que pertenecen a minorías es que muchas veces desertan por bullying y violencia. “Cualquier acción o condición que vulnere a un alumno por cualquier condición, debe aplicar el protocolo”. Lo que ha sucedido es que en muchos casos este protocolo no se aplica con las comunidades LGBTI+, “aquí el mensaje para las instituciones educativas es aplicar el protocolo de acoso escolar para estos casos también”.

Comparte que en determinados casos, las familias son quienes comunican el proceso de sus hijos, y en el colegio lo que se hace es un acompañamiento, independientemente de que se solicite o no, “porque hay conciencia del escenario que enfrentan, de ser vistos y observados, pero con el paso de los días, la experiencia indica que el tema se naturaliza y todos fluyen con eso, no se hace nada especial”.

La especialista concluye que para enfrentar los retos del alumnado se necesita un plan, no evadirse y hacer que no pasa nada, que no existe, al hacer el reconocimiento se puede hacer un plan institucional para dar acompañamiento digno a los alumnos de la comunidad. Las piezas clave están en la capacitación y la sensibilización. “Es un tema que debe naturalizarse desde la cabeza, pues si no es genuino y honesto, el alumno se da cuenta. Hay que leer e interpretar a la sociedad y la escuela es un extracto de ella”.

nelly.toche@eleconomista.mx

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