El término “presidenta” y otras flexiones son correctas, respalda la AML

“Son correctas las formas femeninas como ‘presidenta’, ‘clienta’ y ‘marchanta’. Asimismo, por su terminación en –‘e’, en estas voces puede hacerse la distinción de masculino y femenino con el artículo ‘el / la cliente’”.

Esto publicó la Academia Mexicana de la Lengua (AML) a través de sus redes sociales después de que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, hiciera una mención especial en la parte más emotiva de su discurso sobre su llegada al máximo cargo de decisión en el país, y con ella, la lucha de todas las mujeres.

Y es que desde la tribuna del Congreso de la Unión, Sheinbaum Pardo expresó:

“Durante mucho tiempo, las mujeres fuimos anuladas, a muchas de nosotras nos contaron desde niñas una versión de la historia que nos quería hacer creer que el curso de la humanidad era protagonizado únicamente por hombres. Poco a poco, esa visión se ha ido revirtiendo. Hoy sabemos que las mujeres participaron en las grandes hazañas de la historia de México, desde diferentes trincheras, y también sabemos que las mujeres podemos ser presidentas”.

Con lo anterior, la mandataria instó “a que nombremos ‘presidenta’, con ‘a’ al final, al igual que ‘abogada’, ‘científica’, ‘soldada’, ‘bombera’, ‘doctora’, ‘maestra’, ‘ingeniera’, con ‘a’, porque, como nos han enseñado, sólo lo que se nombra existe”.

Por lo anterior, la Academia Mexicana de la Lengua amplió en su postura lo siguiente: “La presencia de las mujeres en distintos campos ha dado lugar a la flexión con la partícula “a” en nombres de profesiones u oficios. Esta flexión es válida y no debe sancionarse o corregirse”.

“La lengua es una caja de resonancia”

La lengua es un ente vivo, imposible de contener. De eso ha dado constancia la propia Academia en los últimos años, y ha flexibilizado su manera de asimilar, documentar y validar, desde su postura exclusivamente moral como organismo revisor de las expresiones y sus cambios en la lengua española, las flexiones lingüísticas del español, particularmente aquellas emanadas de los movimientos feministas para desdoblar o incluir en el lenguaje a todas las maneras de identidad de género.

Este diario ha dado constancia del cambio de postura sobre varias de las personas que integran este organismo académico, quienes han pasado de la reticencia absoluta, a la consideración, al pleno recibimiento de otras formas de flexión de ciertas palabras, como es el caso de las profesiones, no así toda la terminología con una evidente declinación de género.

Por ejemplo, la ensayista, crítica literaria y editora Liliana Weinberg Marchevsky, al asumirse como nueva académica de número en la Academia Mexicana de la Lengua (AML) para ocupar la silla, declaró a este medio:

“Todo ha cambiado tan profundamente, se ha ido evidenciando cada vez más el lugar y el papel de la mujer y es tan amplia su participación en la vida social, cultural, laboral, política, etcétera, que la vida actual registra todos estos nuevos fenómenos que deben ser repensados, reinterpretados. La lengua es tan generosa que se convierte en un espacio en el que se representan y reactualizan todos estos problemas.

“La lengua está viva y es a su vez una caja de resonancia de la vida de una sociedad y de una época. Al cambiar las circunstancias históricas, al cambiar el lugar de la mujer, al ser cada vez más visible su presencia y más reconocida su participación, así como sucede también con otros amplios sectores, la lengua a su vez es sensible y responde a todo ello”.

Sin embargo, es prudente señalar que en la Academia Mexicana de la Lengua persiste una evidente disparidad de género dentro de quienes la integran. Actualmente, la Academia tiene 24 académicos y 12 académicas.