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Perder el trabajo, la incertidumbre que lastima ante la posibilidad de ser despedido
A nivel mundial nuestro país es uno de los que presenta periodos laborales prolongados.
Entre las y los trabajadores de todas las esferas y edades, desde jóvenes hasta personas adultas mayores, es frecuente la incertidumbre, inseguridad y el miedo a perder la fuente de ingresos, es decir, quedarse sin empleo.
Fiorella Mancini, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, explicó que la informalidad y la precariedad son dos problemas estructurales del sistema de trabajo que caracterizan a la región de América Latina. No obstante, también se suma la inestabilidad laboral.
Mancini definió que la inestabilidad laboral es un concepto “disposicional”, lo que significa que, aunque no haya ocurrido, nos lastima, pues se mantiene incertidumbre y miedo a quedarse sin él, simplemente ante la posibilidad de que suceda.
Respecto a la informalidad y la precariedad, la especialista dejó en claro que son los jóvenes quienes no planifican un estilo de vida en torno a su empleo, por lo que son accesibles para cambiar de un sitio a otro, incluso lo prefieren de manera remota o sin contratos fijos, no importando las condiciones.
En cambio, para los adultos mayores es fundamental conservarlo, que puedan desarrollarse profesionalmente, generar antigüedad, garantizar un salario estable y una jubilación o pensión en el futuro próximo, abundó la doctora en sociología.
También impacta a quienes comienzan a establecerse y aprovechan un salario y horarios fijos para independizarse de su familia de origen, casarse o tener hijos, decisiones fundamentales en ciertas etapas de la vida, recordó la experta universitaria.
Para abatir la incertidumbre, Fiorella Mancini enfatizó que económicamente ayudan determinaciones como aumentar el salario mínimo, así como tener cambios en la estructura productiva. Además, existe una solución legal a este problema, si se logra que se cumplan las leyes laborales que existen en el país.
40 horas semanales
Mancini comentó que a nivel mundial México es una de las naciones que más tiempo trabaja, con jornadas de 48 horas semanales. Ese mismo tiempo de desempeño lo tiene la mayoría de las de América Latina.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en 2023 las y los mexicanos laboraron un promedio de 2 mil 207 horas al año, una de las cifras más altas del orbe.
Para Mancini, la jornada debe reducirse a 40 horas semanales para dedicar más tiempo a otras actividades como vida en familia, ratos de ocio o cualquier otro asunto. Las de largo tiempo son ineficientes en términos laborales, como está demostrado en países desarrollados.
Como está en la actualidad es un incumplimiento a los derechos humanos, además de que al reducirla se incrementaría la productividad, aseveró.
Otra situación, expuso, es que numerosas personas quienes se desempeñan en la Ciudad de México invierten varias horas en traslados de sus hogares a la zona del empleo.
Acorde con su propuesta, en México la Cámara de Diputados analiza una reforma al artículo 123 de la Constitución para reducir de 48 a 40 horas la semana laboral.