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Capital Humano

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¿Sabes cómo identificar la "violencia simbólica" en tu trabajo? Quizá la estés ejerciendo

La violencia simbólica genera ausentismo y aumenta la rotación en los centros laborales. De acuerdo con un estudio de Grow, las mujeres y las personas no binarias son quienes más reciben este tipo de agresiones; los jefes varones son quienes más la ejercen.

Foto: EspecialShutterstock

De todas las formas de violencia, la simbólica es la más frecuente, naturalizada y sutil, dice un reporte de la organización Grow Género y Trabajo. En el ámbito laboral —y en cualquier otro— se sostienen y legitiman otras violencias, con graves consecuencias sobre quienes la sufren, apunta.

Precisamente por esa sutileza, porque no está a la vista como un golpe, o no es tan perceptible como un salario menor, es que pocas veces observamos la violencia simbólica. Por lo tanto, es más complicado explicarla y combatirla. Afecta a las víctimas, pero también a la sociedad entera, incluyendo a los centros laborales, el desarrollo económico del país y de las mujeres y otras personas.

Pero en las empresas, este tipo de violencia “afecta el trabajo en equipo, genera ausentismo, aumenta la rotación; impactando en la productividad y el desempeño de las organizaciones”, indica Grow en el informe Visibilizando la violencia en ámbitos laborales.

La investigación, realizada en Argentina, ayuda a figurar lo que sucede en otros lugares de América Latina. Sus resultados muestran que 60% de las personas encuestadas identificó haber vivido alguna experiencia de violencia simbólica en su trabajo.

Pero en el caso de las mujeres cis (quienes se identifican con el sexo y género que les fue asignado al nacer) la proporción asciende a 66 por ciento. “Desciende al 61% entre las personas de identidades no cisnormativas y baja abruptamente al 29% entre los varones cis”.

Estos porcentajes revelan muestran que las mujeres cis y las personas LGBTTIQ+ “están expuestas en mayor medida de aquellos discursos que promueven estereotipos y violencias”.

Los hombres cis fueron “señalados como los principales autores de las situaciones de violencia simbólica”. En primer lugar, los jefes y, en segundo, los compañeros.

Es decir, hay más casos de violencia simbólica “cuando existe una situación asimétrica de poder”. En las relaciones laborales, señala el reporte, se entrelazan distintas dimensiones, como el género y la jerarquía, que dan lugar a vínculos en los que pueden originarse situaciones de violencia”.

Así se ve la violencia simbólica

El concepto de violencia simbólica fue creado por el sociólogo Pierre Burdieu en los años 70 y refiere que son aquellas violencias que ni siquiera se perciben como tal, porque se apoyan en expectativas colectivas y en creencias socialmente inculcadas.

Por ejemplo, la creencia que las mujeres nacieron dotadas para cuidar de las demás personas y es lo que más les gusta hacer. Que la forma de vestir de una mujer comunica un acceso a su cuerpo. Que los hombres no pueden vestir cierto tipo de colores o ropas y si lo hacen, su hombría es puesta en duda. Que las mujeres necesitan la aceptación masculina.

De esa manera, lo que en realidad es una relación de dominación y sumisión, se entiende como una relación afectiva o como un trato normal. Una bandera roja que nos puede alertar sobre este tipo de violencia es pensar “las cosas siempre han sido así y nunca se había visto mal. Así que no debe estar mal”.

El 52% de las mujeres cis encuestadas reconoció que les asignaron tareas que no corresponden a su puesto, como “servir café, tomar notas, colgar el abrigo de mi jefe/a, limpieza, decoración de espacios”. Esto le sucedió sólo al 11% de los varones cis y al 39% de las personas de otras identidades de género, señala el reporte.

“Aquí también podemos observar el sexismo presente en la distribución de tareas. Ciertos roles y ciertas acciones, vinculadas al cuidado y la asistencia, suelen ser asignadas en mayor medida a mujeres cis”-

La Secretaría de Gobernación señala algunos ejemplos de este tipo de violencia:

  • Negar el valor del trabajo del hogar con frases como “no trabaja, se dedica al hogar”. Negar la importancia de esta labor o decir que es algo muy fácil de hacer
  • Usar nombres distintos para las mismas profesiones: chef/cocinera
  • Reproches a las madres trabajadoras con frases como “estás descuidando a tus hijos, la casa está sucia, no te importa la familia”

El estudio de Grow señala que el hasta el 58% de las personas encuestadas presenciaron algún tipo de comentarios que aludían a las tareas de cuidado o del hogar.

Uno de los testimonios presentados señala que en una reunión de trabajo, una compañera llegó 5 minutos después de la hora de inicio. Sobre ello, el responsable del área dijo: “Lo que pasa es que es mamá. Cuando parís, ya tu vida laboral terminó y te tenés que dedicar a eso, porque si no, ya no hacés bien ninguno de los dos”.

Edadismo, homofobia y otras más

Las bromas sobre la sensibilidad, una característica asociada al ser mujer y por lo tanto menospreciada, es otro tipo de violencia simbólica y la escuchan más las personas LGBTTIQ+ (79%) y los hombres cis (60%), según el reporte.

Esta diferencia puede deberse, explica el informe, a que los hombres muestran sensibilidad con mucho menos frecuencia, mucho menos cuando conviven entre ellos, pues no es socialmente aceptado. Así que, cuando alguno tiene una actitud que parece sensible, probablemente le provoque sorna al resto y se burlen de él. Eso es violencia simbólica.

La investigación encontró que también hay comentarios negativos sobre el embarazo o la maternidad y la participación sindical de las mujeres, el 57% los ha escuchado. Y el 56% ha identificado alusiones sobre discapacidad, etnia o nacionalidad y la situación socioeconómica de las personas.

“Mi grupo de trabajo puso en duda la elección interna de la próxima jefa a cubrir el cargo porque nos enteramos que quedó embarazada, y nos consultaron para darla de baja y elegir a la otra opción, un varón”, indica un testimonio.

Otros tipos de violencias simbólicas que encontró esta investigación en el ámbito laboral fueron:

  • Bromas por la edad
  • Comentarios asociados a tener o no pareja sexoafectiva
  • Burlas o alusiones inadecuadas sobre la apariencia física y/o cuerpo
  • Apodos por orientación sexual e identidad de género
  • Comunicaciones internas estereotipadas

La investigación también encontró que a las personas encuestadas le es más fácil reconocer la violencia simbólica cuando le sucede a otra persona que cuando les sucede a ellas.

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