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De un plan antisecuestros a la confianza total

¿Por qué la ATP confía en la segunda ciudad más violenta del mundo? La historia de cómo el Abierto Mexicano se ha consolidado.

En una cafetería del número 24 de Pedregal, en la Ciudad de México, una mujer con sus manos llenas de anillos aprieta y levanta los labios cuando escucha la pregunta y empieza a recordar qué fue lo que pasó.

Ella es Lisette Trepaud.

“A mí me tocó hacer ese plan en el que los tenistas no podían salir en las noches, tenían que estar en el hotel o salir acompañados de coches con seguridad. En ese momento René Juárez Cisneros era el gobernador y Acapulco vivía una etapa de oro, después, la ciudad empezó a tener problemas de seguridad”.

Lisette, ahora conocida en el mundo de la moda, fue durante 11 años directora del Abierto Mexicano de Tenis. Hace 17 años el torneo no era el producto rentable, mediático ni con el prestigio que ahora tiene. Año con año se debatía su credibilidad.

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Acapulco es la segunda ciudad más violenta del mundo, pero desde que el Abierto Mexicano de Tenis se mudó al puerto, jamás ha ocurrido nada que lamentar. La ATP, la gira profesional de tenis mundial, tiene hoy al torneo en buen concepto, pero recién se mudó al puerto, le exigió a la organización un plan antisecuestro para blindar a sus jugadores.

Pero ya han pasado tantos años que si ahora mismo uno echa un vistazo a la calle donde están ubicadas las instalaciones, parece un sitio donde nunca ocurre nada malo: afuera del hotel Princess, la música del sonido local y el bullicio del público son la antítesis de las cifras que indican que Acapulco tiene la segunda taza de homicidios más alta de 50 ciudades del planeta.

De acuerdo con el ranking del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal, en Acapulco se cometen 113,24 homicidios por cada 100,000 habitantes, mientras la más violenta, Caracas, Venezuela, registró 130,35 casos.

La ATP indica en el apartado de “Facilidades y las condiciones del lugar” que la seguridad depende de los organizadores de cada torneo; en cuanto a los jugadores, señala que tienen la responsabilidad de reportar al director del torneo, supervisor o vicepresidente ejecutivo sobre alguna amenaza o suceso inusual.

Pese a que las cifras de homicidios no son un secreto, lo más relevante que se le ha pedido a Acapulco es un plan antisecuestros en el año 2002, algo que ya no ocurre más, eso dice el actual director Raúl Zurutuza.

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“Hablar de secuestros es un tema más grande, nosotros somos un torneo de tenis y tan tan... no hay más cosas, no puedo hablar del plan antisecuestro, eso pasó hace 15 años”, explica Raúl Zurutuza, director general de Mextenis y actual director del torneo.

Lo que es verdad es que el AMT jamás ha vivido un acontecimiento ligado a la violencia y la ATP nunca ha lanzado alguna advertencia o recomendaciones como sí ocurrió con el torneo de Tel Aviv (Israel) en el 2014, después de 18 años de organizarse, tuvo que ser suspendido “por los temores y riesgos de seguridad de la región”.

La Federación Internacional de Tenis, por su parte, en su reglamento de circuito profesional y de requisitos de organización, tiene un apartado más amplio sobre la seguridad y protección en un torneo y señala que la Asociación Nacional es responsable de garantizar un plan de protección y en asociación con el director del torneo se debe informar a la ITF sobre cualquier problema o amenaza que podría afectar la seguridad antes o durante el torneo.

“El protocolo de seguridad de la ATP no tiene un nombre, sólo se siguen las reglas. Cada torneo tiene su puntual requerimiento y se sigue en coordinación con las autoridades que nos supervisan y dan consejos de cómo manejar todo esto”, expone Zurutuza.

Además, la ITF puede solicitar en cualquier momento un plan de seguridad detallado y aconseja a cada asociación regional, nacional y a los organizadores del torneo que tomen asesoramiento sobre leyes locales, regulación y mejores prácticas al evento y al jugador.

Trepaud y Zurutuza concuerdan en la esperanza de que nunca ocurra nada, pero al cuestionarles sobre el presupuesto que se necesita invertir en un plan de seguridad, desconocieron el monto.

“(El presupuesto) no lo tengo en la cabeza porque seguridad es un concepto muy grande, no es un tema que obviamos, pero nos concentramos con lo que tenemos que hacer para que todos tengamos 12 días disfrutando el torneo”, comenta Zurutuza.

Trepaud, en cambio, recordó que aquel plan lo revisó una empresa inglesa que coordinó mesas de trabajo con el gobierno y municipio.

“En la playa los jugadores salían a correr con miembros de seguridad. Por ejemplo, Carlos Moyá y Anna Kournikova tenían seguridad personal. Invertí más y traje a un coronel retirado que era mi director de seguridad de Banco Mexicano para robustecer el plan de seguridad. Anna siempre venía con su mamá en avión privado, guardias las seguían las 24 horas del día, y hasta con dos agentes de seguridad en la puerta de su cuarto”.

Al menos en los últimos torneos se han empleado entre 300 y 500 efectivos de seguridad y la ATP se ha mostrado complacida con la organización y los jugadores lo han premiado como el mejor Open 500 en al menos un par de ocasiones.

Bob Campbell, director de Seguridad de la ATP, es la única persona que tiene el ATP y la WTA como responsable de estos temas.

“Él viene a Acapulco, hace anotaciones, sugerencias, siempre hay una línea de respeto importante, es puntual en su manera de cómo mejorar los procedimientos de seguridad del torneo. La comunicación es franca y nos coordinamos con el envío de planes como el proyecto de seguridad”, concluye Zurutuza sobre la relación que lleva con Campbell.

Quizás no sea poca cosa que, en el segundo sitio más peligroso del mundo, un torneo de tenis nunca haya vivido una tragedia. Los tenistas, la ATP, WTA y los turistas le tienen toda la confianza al Abierto Mexicano de Tenis.

marisol.rojas@eleconomista.mx

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