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El Salvador: futbol como distractor pero sin desarrollo económico
La Selecta es un escape a la dura realidad política y de inseguridad de la sociedad salvadoreña, aunque su liga y jugadores se encuentren estancados en infraestructura.
“El contexto político actual en El Salvador es bastante oscuro y nebuloso: la libertad de expresión está mermada, existe un clima bastante tenso y entre todo eso, el futbol es una válvula de escape que permite a la gente descomprimirse un poco”, describe desde el principio el periodista salvadoreño Robbie Ruud, en conversación con El Economista.
La sociedad salvadoreña atraviesa uno de sus momentos políticos más críticos desde finales de la guerra civil en 1992, debido a que el gobierno encabezado por el presidente, Nayib Bukele, ha tomado el control de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, generando un ambiente de animadversión al grado de que Amnistía Internacional declaró que los derechos humanos en El Salvador “están en peligro”.
En ese territorio, en el estadio Cuscatlán, se jugará la sexta jornada del Octagonal Final de Concacaf entre México y El Salvador. Hasta 31,000 salvadoreños serán permitidos en las tribunas de una de las plazas consideradas más complicadas para el Tri, aunque sólo por el ambiente hostil de la afición, ya que el futbol como tal de ese país se encuentra estancado desde hace varias décadas, explica Robbie Ruud.
“La liga mayor salvadoreña, en términos de economía, poder adquisitivo y manejo de finanzas, está a la par de Panamá o Nicaragua, pero sí hay un mayor desarrollo en Honduras, Guatemala y ni se diga Costa Rica. La economía está estancada porque hay muchos directivos que no se asesoran ni se forman para ser buenos administradores deportivos, es un problema por el cual los clubes y la selección no son protagonistas. Tampoco hay un solo entrenador salvadoreño dirigiendo fuera del país, eso hace que el futbol a nivel táctico, dinámico y estratégico esté estancado. Salvo por la tecnología, no hay mayor diferencia en El Salvador entre un juego de 1970 y uno de 2021”.
El Salvador sólo ha clasificado a dos Copas del Mundo en la historia: México 1970 y España 1982, momentos en los que contó con generaciones destacadas con elementos como Norberto Huezo, Luis Ramírez Zapata y, por supuesto, Jorge ‘Mágico’ González, figura histórica del Cádiz de España.Desde entonces, la selección y sus clubes no destacan. Aparte de la ausencia de 40 años en un Mundial, su última final de Copa Oro (antes Liga de Naciones de Concacaf) fue en 1981 (nunca ha sido campeón) y su último título de Concachampions (antes Copa de Campeones de la Concacaf) fue en 1979 por medio del equipo Deportivo FAS.A pesar de ello, la selección, conocida como ‘La Selecta’, sigue siendo “un asunto patriótico” que genera gran convocatoria “y permite distraer un poco a la sociedad de la difícil situación política”, describe Ruud, periodista con nueve años de experiencia y certificado por la Universidad Global de Florida. Pero a nivel liga, el futbol salvadoreño atraviesa crisis de infraestructura, visibilidad internacional y hasta de adeudos a los jugadores.
El gran problema de los equipos de la liga mayor (son 12) es que pese a que tengan un salario atractivo, mayor al promedio del país, suelen ampararse demasiado a patrocinadores y taquillas, y cuando estos son bajos, los equipos empiezan a caer en impagos. El marketing para captar ingresos de forma innovadora es un gran problema y los impagos derivan en sanciones de la federación, desaparecen los equipos y a veces sin pagarles a los futbolistas entre dos y tres meses. La liga es un producto que no se cuida: las transmisiones son malas, los campos son terribles, los estadios no se llenan, son una serie de variantes que restan mucho a la visibilidad del jugador salvadoreño en el exterior”.
Sobre el tema salarial, el periodista señala que un futbolista de liga mayor en El Salvador gana desde 400 hasta 3,500 dólares mensuales. En comparativa, los empleados del sector servicios, el más grande del país, ganan entre 300 y 400; los profesionistas como ingenieros o abogados, entre 500 y 700; mientras que los que cuentan con uno o varios posgrados, “que en realidad son una cantidad verdaderamente pequeña de la población”, pueden ganar hasta 2,000.En ese sentido, los futbolistas tienen una vida cómoda económicamente y además viven en zonas resguardadas de alta seguridad, aunque de acuerdo con cifras de El País, El Salvador ha pasado de tener 20 asesinatos diarios en 2015 a cuatro en 2021, así como de una tasa de 103 muertos por cada 100,000 habitantes a solo 19 en la actualidad.
Es por ello que los futbolistas salvadoreños, describe Ruud, difícilmente luchan para salir de su país y jugar en otras ligas. De sus 27 seleccionados nacionales para la fecha FIFA de octubre, solo 12 militan fuera del país y apenas dos lo hacen en Europa (el resto está en Estados Unidos, Canadá, Costa Rica y Guatemala).
“Los seleccionados del Mundial México 1970 sí se planteaban emigrar por razones de seguridad por las guerras en el país. De esa selección, más de la mitad estaban fuera, pero en el nuevo siglo, post conflicto, de 1992 en adelante, ya no salen tanto y también mermó la cantidad de scouts porque otras ligas alcanzaron un desarrollo más interesante; El Salvador dejó de ser atractivo para ojear jugadores porque no clasificamos a los mundiales”.
Destaca que también hay varios futbolistas que prefieren tener una carrera corta y cambiarla por algo más lucrativo, como manejar camiones hacia EU, abrir una barbería o un restaurante, trabajar en la construcción, así como vender o importar autos:
“Los futbolistas no se ven en una carrera larga exitosa, pero en cambio los licenciados, ingenieros, arquitectos y estudiantes universitarios, el resto de la población en general, sí anhela salir del país bajo cualquier circunstancia o medio”, refiere el periodista.
fredi.figueroa@eleconomista.mx
kg