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El campeón del futbol mexicano se definirá con el Clásico joven

Por primera vez desde hace 24 años, el título de la liga se jugará entre a América y Cruz Azul; ayer, la máquina eliminó a los de la comarca.

Cruz Azul cumplió con el trámite. De la mano de Javier Orozco, quien marcó un doblete, La Máquina se impuso 2-1 (5-1 global) a Santos y certificó su pase a la final, instancia en la que se verá jueves y domingo ante América en una edición más del Clásico joven.

Así, pues, se repetirá por tercera ocasión en la historia una final entre estos clubes, luego de las disputadas en 1971-72, cuando La Máquina se llevó el título al derrotar 4-1 a Águilas, y la de 1988-89, cuando América le devolvió la cortesía 5-4 a Cruz Azul, para quedarse con el campeonato.

Guillermo Vázquez, entrenador cementero, puede estar doblemente tranquilo. Y es que, además de que su equipo sabe perfectamente bien a qué juega, la buena actuación de Chuletita Orozco le dio tranquilidad, en caso de que Mariano Pavone, su goleador estelar, no supere sus molestias físicas.

La gran noche de Orozco se gestó de inmediato. Apenas a los siete minutos, el atacante recibió una pelota dentro del área y cruzó con potente disparo al guardameta. Si bien el tanto fue un balde de agua fría para los visitantes, Santos seguía necesitando cuatro goles para avanzar a la final, pues las anotaciones como visitante jugaban en su favor.

Pero no. Al 25, mientras Chuletita festejaba su segunda anotación, Oswaldo Sánchez corría desesperado tras el árbitro asistente, quien no se percató que, tras impactar el balón con la cabeza, la pelota se estrelló en su brazo antes de chocar con las redes.

Con esa imagen, con el capitán de Santos siendo amonestado por sus reclamos y con Cruz Azul sintiéndose totalmente finalista, el partido vino a menos, afectado en buena medida por la lluvia que cayó en el Azul.

Antes del descanso vino una tibia reacción de los visitantes, con Andrés Rentería superando a Jesús Corona con disparo cruzado dentro del área. Fue en el segundo tiempo cuando Carlos Darwin Quintero y Felipe Baloy enterraron cualquier esperanza santista al irse expulsados por acumular dos amarillas. El primero, por rematar una pelota con la mano, y, el segundo, por dejarle el brazo en la espalda al goleador de la noche.

Tras quedarse Santos con nueve jugadores, sólo hubo tiempo para que Cruz Azul manejara la pelota, consumiera los minutos y para que Memo Vázquez retirara de la cancha entre aplausos a Gerardo Torrado, Pablo Barrera y Chaco Giménez, hombres a los que no quiso exponer para tenerlos en el mejor nivel en la final.

Si bien La Máquina tuvo un par de oportunidades que Orozco no pudo concretar frente a Oswaldo, el momento más emocionante llegó con el silbatazo final, instante en que en la cancha llegaron los abrazos, los festejos eufóricos, mientras que en las tribunas se dejaron escapar algunas lágrimas y se lanzaron advertencias hacia Águilas, equipo que visitará el Azul el jueves por la noche en el primer capítulo del Clásico joven que definirá al campeón del Clausura 2013.

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