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Inglaterra: anclados con su idea
La selección inglesa alcanzó por primera vez, en los últimos tres mundiales, los cuartos de final. Sin embargo, peleará contra su historia, que dicta que el éxito se encuentra en sus entrañas y no en los torneos internacionales.
La última vez que la Selección inglesa avanzó a las semifinales del Mundial, Harry Kane tenía tres años. Fue en Italia 90, cuando el equipo liderado Paul Gascoigne estuvo a una tanda de penales de avanzar a la final.
Estuvieron cerca de sumar un nuevo descalabro. Fue desde los 11 pasos que vencieron a Colombia. Los ingleses ganaban 1-0 y les empataron al 92, luego los tiempos extras y después...
Desde el Mundial de Italia, el representativo ha coleccionado fracasos y en las últimas tres copas del mundo ni siquiera pudo avanzar a los cuartos de final.
Una parte de la responsabilidad la tienen las reglamentaciones de la Federación Inglesa. El organismo aprovechó cómo ningún otro la ley Bosman que permitió que en sus ligas (la Premier y la Championship, principalmente) los clubes pudieran contar con hasta 17 extranjeros en su plantel.
La medida provocó que los clubes estuvieran plagados de jugadores foráneos y la selección lo resintió con el paso de los años. Tan sólo en el partido ante Colombia, cuatro de sus titulares (John Stones, Kieran Trippier, Jordan Henderson y Raheem Sterling) fueron suplentes en más de la mitad de los partidos en sus respectivos clubes la temporada pasada. Sin embargo, sobrevivieron.
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El representativo inglés es la única de las 32 selecciones en la que todos sus futbolistas juegan en su país.
No es una sorpresa.
Históricamente, la mayoría de sus selecciones han sido conformadas de esa forma. Así fue la de Brasil 2014, la de Sudáfrica 2010 y la de Inglaterra 66, en la que levantaron su único título, también sus futbolistas jugaban en sus ligas locales.
La mentalidad aldeana también se expande a los entrenadores del seleccionado. Sólo han tenido dos (el sueco Sven-Goran Eriksson y el italiano Fabio Capello) que han nacido fuera de la Gran Bretaña y sólo bajo la dirección técnica del primero pudieron avanzar hasta los cuartos de final.
Para este proceso mundialista, la Federación designó a Gareth Southgate como su entrenador, quien su única experiencia previa en el banquillo había sido con el Middlesbrough. La decisión fue llamativa. Mientras que en la Liga Premier entrenan Pep Guardiola, José Mourinho, Jurgen Klopp y Mauricio Pochettino, el organismo se inclinó por un novato para el puesto.
Las atajadas del arquero Jordan Pickford en los penales salvaron al joven Southgate.
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La primera actuación de la Selección inglesa en una Copa del Mundo fue en Brasil 1950. No participaron en las tres ediciones anteriores y tampoco en el torneo de los Juegos Olímpicos porque decían que tenían un nivel superior al resto del mundo. ¿Su argumento? La historia.
Ellos fueron los que inventaron el balompié.
Pero ser inventores no les dio el respaldo en la cancha. El primer golpe de realidad lo recibieron en los Juegos Olímpicos de Londres 48. Ahí perdieron en las semifinales ante Yugoslavia y, en el partido por la medalla de bronce, ante Dinamarca. Dos años más tarde, ya en la justa mundialista, fueron eliminados en fase de grupos, gracias a las derrotas ante España y Estados Unidos, a la que habían colonizado siglos antes.
La Selección inglesa sólo pudo avanzar dos veces más a las semifinales desde entonces. Ahora la Inglaterra de Southgate tiene la oportunidad de hacerlo una vez más si es que logra vencer a Suecia el sábado en la Arena Samara. Si lo logra, validará la idea aldeana del futbol inglés, ésa que dice que la clave del éxito aún se encuentra en casa.