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La noche en que Vilar coronó a Morelia

El portero argentino atajó tres penales y convirtió uno para conducir a monarcas al título.

Federico Vilar apostó por lanzarse a su costado izquierdo, sitio al que final de cuentas Lucas Ayala decidió disparar, ante la mirada de todo un estadio que segundos después explotó tras la tercera atajada en tanda de penales del arquero de Morelia, figura de la noche, que encaminó a Monarcas al título de la Copa MX tras imponerse 3-1 en penales (6-4 final) a Atlas, equipo que seguirá -al menos un semestre más- sin saber lo que es ganar un torneo.

Apenas frustró el festejo de Ayala, el guardameta argentino salió disparado hacia el centro del campo, lugar al que le fue imposible llegar debido a tantos abrazos, empujones y jalones de cabello que recibió. Y es que todos sus compañeros, todo el estadio Morelos, estaban conscientes de que fue gracias a su capitán que pudieron levantar el trofeo.

En la tanda de penales, Federico adivinó y desvió los disparos de Matías Vuoso, Leandro Cufré y Lucas Ayala, además de tener el carácter para patear el segundo cobro de su equipo, que terminó en las redes atlistas. Pero Vilar no sólo destacó en la tanda desde los 11 pasos; antes, durante el segundo tiempo, fue factor fundamental para que Monarcas pudiera llegar a la definición desde el manchón en el que lograron imponerse.

Además de los goles de Jefferson Montero, Edgar Andrade y Héctor Mancilla, fueron fundamentales dos grandes lances del portero argentino. Primero, al minuto 67, el héroe de la noche voló para desviar un tiro libre que había cobrado Edson Rivera, delantero rojinegro que tuvo que ahogar su grito de gol gracias a los reflejos del guardameta local. Y apenas dos minutos después, tras un intento de Juan Pablo Vigón, quien prendió la pelota fuera del área, volvió a erguirse como la figura, al arañar el esférico que estuvo a nada de incrustarse en el ángulo.

Sobra decir que en los tantos de Omar Bravo (de penal), Matías Vuoso y Lucas Ayala, nada tuvo que hacer el cancerbero, quien durante los 90 minutos y la tanda de penales se destacó como el futbolista más sobresaliente sobre el terreno de juego.

Por eso, apenas tuvo en sus manos la copa, Federico lució emocionado, a punto de dejar escapar una lágrima, para luego ceder el trofeo a sus compañeros y poder atender a los directivos, cuerpo técnico y un sinfín de personas que saltaron a la cancha para buscarlo, llenarlo de abrazos y reconocer su labor, que fue vital en la consecución del campeonato de Monarcas.

rgs

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