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Necaxa mantiene su fuerza en la CDMX

Aficionados de los Rayos pagan hasta 10,000 pesos por viajar con el equipo durante el torneo.

De los 96 años de historia del Club Necaxa, en 80 el equipo perteneció a la Ciudad de México, donde a pesar de haberse distanciado en 2003 para tomar como sede Aguascalientes, dejó a varios aficionados que aún mantienen el interés por su equipo a pesar de la distancia.

“El Necaxa es como la literatura, es solo para una minoría ilustrada” dice a El Economista, Jorge Iturbe. Aficionado de 31 años que asiste a los partidos como local de los Rayos y dependiendo de la distancia, a los encuentros como visitante. Viajes que involucran un gasto de entre 8,000 y 10,000 pesos en cada torneo.

Jorge se reúne con compañeros que encuentran la misma pasión por el Necaxa. En el partido de vuelta de octavos de final contra Querétaro, menciona que asistieron al rededor de 300 personas originarias de la capital del país al Estadio Corregidora; aunque según una última reunión en 2018, la cantidad de fanáticos asciende a 1,000.

Grupo de personas que apoyan al equipo por ser “niños que crecieron viendo al Necaxa y que se enamoraron de sus colores”.

Por ello, cuando se dio el cambio de sede, entre varios seguidores que compartían el interés en común, decidieron comenzar a organizarse para realizar viajes para apoyar a su equipo en el estadio; aunque algunos por cuestiones económicas, laborales o de comodidad, prefieren ver los partidos en la Ciudad de México.

Uno de los principales puntos en los que se reúnen los aficionados necaxistas, es el Rayo Pibil, un restaurante de comida yucateca, que se ha convertido en una segunda casa para los interesados en el equipo de Aguascalientes.

“Venir aquí, es como asistir al estadio” comenta a este diario, Héctor Morales, uno de los socios fundadores del restaurante, quienes crearon el lugar para obtener un centro de encuentro entre los aficionados del club.

Según palabras de Héctor, el restaurante se mantiene económicamente de sus clientes regulares, no solo del necaxismo, porque podría ser una situación compleja, aunque los días de partido, siempre generan mayor ganancia.

“Cuando juega Necaxa se elevan nuestros ingresos. En cuartos de final, durante la noche que se jugó el partido dupliqué la venta de lo que había tenido en el día. Cuando los Rayos van bien, nos favorece en el volumen de ventas”.

El consumo de cervezas del lugar involucra un inventario de ocho cajas, aunque para el primer partido de liguilla tuvieron que aumentar a 20 cajas para poder atender las necesidades de la demanda de aficionados.

El Rayo Pibil cuenta con cuatro años y medio de existencia, actualmente la capacidad es de 35 aficionados, aunque antes se encontraba en otra dirección donde cabían 130 personas; sin embargo, cada que hay partido siempre se ha llenado y, en ocasiones, hay gente que tiene que ser atendida en la calle por falta de espacio.

Una de las dinámicas que tiene el restaurante es rifar accesorios de la Rayotienda, donde se pueden encontrar distintos utensilios como jerseys, pants, mochilas, estampas, tarros de cerveza, etc.

Con el buen desarrollo futbolístico del equipo, que después de tres años regresaron a una semifinal de Liga MX, las compras en la Rayotienda han involucrado un aumento del 30%.

salvador.almeida@eleconomista.mx

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