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Ortega se lleva oreja en la onceava corrida
Tenía que sobreponerse a todo, su reaparición en la plaza más grande del mundo lo ameritaba y Rafael Ortega así lo hizo. Triunfó en la onceava corrida de la Plaza México al cortar una oreja.
Tenía que sobreponerse a todo, su reaparición en la plaza más grande del mundo lo ameritaba y Rafael Ortega así lo hizo. Triunfó en la onceava corrida de la Plaza México al cortar una oreja. Ni la lluvia ni las deplorables condiciones del ruedo tras el paso de esta, ni el que se inutilizara el segundo astado de su lote lo detuvo.
El tlaxcalteca decidió como director de lidia continuar el festejo y luego de que una treintena de hombres arreglaron el ruedo, lo lanceó a su primero con las reservas del caso, se animó un poco y cubrió el tercio de banderillas y ya en la faena de muleta buscó el terreno propicio y sin lodo.
Hilvanó tandas por ambos lados con pases muy lentos y templados, culminados con estocada deficiente, pero de efectos mortales, que provocó fuerte petición en los tendidos y que Roberto Andrade, juez en turno, concedió.
El siguiente toro de Ortega fue cambiado inexplicablemente por la misma autoridad, pues se fracturó el pitón izquierdo al rematar en un burladero. Sin embargo, el juez no realizó el cambio en tiempo y forma, pues el toro ya había acudido al encuentro con el picador y según el reglamento debía ser matado en el ruedo.
A Rafael esto no le importó y con el reserva cubrió los tres tercios de manera sobresaliente, coronó con buena estocada y saludó en el tercio al término de su labor. Fernando Ochoa cumplió en ambos astados de su lote, en su primero escuchó un aviso y con su segundo ovación.
Angelino de Arriaga confirmó su alternativa con el toro Misionero y tras matarlo saludó en el tercio, con el último del festejo estuvo decoroso y escuchó palmas.
La doceava corrida integra a Sebastián Castella, El Zapata y El Payo con ejemplares de San Isidro.