Lectura 3:00 min
Oscar de la Hoya dice adiós al cuadrilátero
El méxico-estadounidense colgó los guantes, poniendo fin a una carrera profesional en la que se ciñó 10 campeonatos mundiales en seis divisiones.
Oscar de la Hoya colgó el martes los guantes, poniendo fin a una carrera profesional en la que se ciñó 10 campeonatos mundiales en seis divisiones y se convirtió en uno de los boxeadores más carismáticos del deporte.
El descendiente de mexicanos, por muchos años la figura más popular del pugilismo, anunció su decisión en una rueda de prensa frente al Staples Center, donde hay una estatua suya.
Colgó los guantes cuatro meses después de recibir una paliza a manos de Manny Pacquiao, su cuarta derrota en sus siete últimos combates. Con 36 años, el oriundo de Los Angeles abandona el cuadrilátero con marca de 39-6 y 30 nocauts.
De la Hoya no le ganaba a un rival de cuidado desde que en 2002 superó a Fernando Vargas, y el martes le dijo a sus seguidores que decidió ponerle fin a su carrera porque no es justo para él y sus fanáticos seguir peleando si no puede competir al máximo nivel.
La edad empezó a pasarle factura, sufriendo derrotas en años recientes ante Félix Trinidad, Shane Mosley, Bernard Hopkins y Floyd Mayweather Jr.
Llegué a la conclusión de que ya basta'', declaró Del Hoya ante centenares de aficionados, entre ellos el laureado actor Mickey Rourke y el comediante George López. No subo más a un ring''.
De la Hoya continuará ligado al boxeo como promotor con su compañía Golden Boy Promotions.
Conquistó su último título en mayo de 2006, cuando noqueó a Ricardo Mayorga en el sexto en una pelea por el cinturón welter del Consejo Mundial de Boxeo.
Esto ha sido el amor de mi vida, el boxeo es mi pasión, nací para boxear'', afirmó
De La Hoya. Cuando ya no puedo hacerlo más, cuando no puedo competir al máximo nivel, pues ya no es justo. No es justo para mí, ni justo para los aficionados. No es justo para nadie''.
De La Hoya trascendió más allá del deporte, al ser popular entre la afición latina y anglosajona. Fue particularmente popular con los mujeres, que acudían en masa a sus ruedas de prensa y peleas atraídas por un boxeador apuesto y dueño de una sonrisa radiante.
El campeón olímpico en Barcelona 1992 reconoció que le costó tomar la decisión.
Ahora comprendo porque a los deportistas les cuesta tanto retirarse de algo de lo cual se sienten tan involucrados'', declaró.
RDS