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Tijuana se acerca a la Copa
Xolos aprovechó su condición de local para sacar ventaja para el duelo de este domingo en la Bombonera, donde se conocerá al campeón del Apertura 2012.
En esta ocasión el abrazo fue tibio, efímero, más por no olvidar el lazo que desde hace 16 años tienen, cuando coincidieron en Toros Neza, que por que verdaderamente lo sintieran. Anoche, Antonio Mohamed fue a buscar a quien fuera su entrenador a finales de los 90, pero sin convencimiento, esbozando una sonrisa, al mismo tiempo que Enrique Meza trataba de cambiar su rostro duro, molesto, que le acompañó durante gran parte del partido que Xolos ganó 2-1 a Diablos.
Mohamed tenía motivos para sonreír, pero no como él hubiera querido. Y es que si bien los goles de Fidel Martínez y Pablo César Aguilar le dieron la mínima ventaja que les permitiría manejar el partido de vuelta en Toluca, sabe que esa diferencia para nada tiene muertos a Diablos.
El Turco pudo esbozar una sonrisa ya con el primer capítulo concluido, porque antes su semblante era de sufrimiento, nerviosismo, ansiedad.
Ayer, a Antonio no se le vio sonreír ni festejar de manera eufórica los dos tantos de sus pupilos, lejos de ello se le vio entrando en calor, a pesar del aire gélido que soplaba en Tijuana, sudando frío, a pesar de que estaba prácticamente estático en su área técnica.
La efímera alegría del entrenador del cuadro de la frontera por el gol que había conseguido Martínez fue apagada abruptamente tres minutos después, cuando inexplicablemente su defensa se desdibujó en la única oportunidad clara que generó Toluca en los 90 minutos, que permitió a Edgar el Pájaro Benítez emparejar momentáneamente el marcador.
No importó que Diablos jamás volvieran a inquietar a Cirilo Saucedo, Mohamed seguía sufriendo su primera final como entrenador en México y, tras pensárselo un poco, arriesgó al mandar a Leandro Augusto a la cancha a pesar de que el brasileño nacionalizado mexicano no estaba 100% recuperado de una lesión.
La experiencia de Leandro ayudó a Xolos a mantener la pelota, la ecuanimidad, y encaminarse a llevarse la victoria del primer partido de la serie final, siempre teniendo al Turco con el rostro desencajado, los ojos completamente abiertos, apenas dándose el lujo de parpadear.
Apenas el exjugador de Toros Neza se dio tiempo de sentarse en el banquillo, siempre dando indicaciones, con el rostro lleno de sudor, a pesar del frío, de la ventaja en el marcador, en busca de algún ajuste que le permitiera anotar otro tanto y acercarse más al título, situación que no llegó y que permitió a Enrique Meza respirar hondo cuando llegó el silbatazo final y con el la esperanza de poder dale la vuelta al marcador en la Bombonera.
Al final, sólo hubo tiempo para un breve abrazo entre los técnicos, ideando la forma de llevarse la Copa.
(Con información de Carlos Herrera)