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Un triunfo sobrio para Palencia
Con un autogol, los Pumas derrotaron 1-0 a Chivas en el primer partido como técnico profesional de Francisco Palencia.
La afición auriazul se entregó a la renovación, a los aires de cambio en el Pedregal, a un anhelo llamado Francisco Palencia, artífice del último título del equipo, cuando todavía era jugador, y que luce ahora como estandarte de la nueva cara de los Pumas.
Fueron 44,505 personas, que pagaron boleto, aunque el Estadio Olímpico Universitario lucía con mayor asistencia, testigos del primer triunfo de ?Pumas en el torneo, 1-0 ante Guadalajara, en lo que significó también el debut con victoria del técnico auriazul, que pasó el partido llevándose ambas manos a la boca, acabando con la queratina de sus dedos.
En el momento más álgido del partido, en el minuto 93, cuando Alejandro Palacios atajó el disparo desde el punto penal de Carlos Peña, el técnico de Pumas no dejó de cruzar los brazos, mientras en las gradas todo era algarabía, dicha, por mantener el triunfo, Palencia no mostró ni el mínimo gesto, de alegría, alivio.
¿De qué está hecho el técnico de los universitarios para no celebrar a todo pulmón su primer triunfo, en la agonía del juego, en el debut del torneo? La psicología del color negro indica que denota elegancia, poder, misterio, sobriedad. Si se evoca al color de vestimenta del estratega en su primer partido, el sentimiento que mejor transmitió a sus jugadores fue el de la sobriedad.
Desde la estrategia, con un clásico 4-4-2, hasta los rituales de Paco, despidiéndose de mano con cada uno de los integrantes del cuerpo técnico rival, Palencia quiso un partido sin sobresaltos, con orden, cómo siguiendo un código de conducta, un guión.
Tampoco es que Pumas sea aun equipo reaccionario. Pablo Barrera es un ágil velocista, sin atrevimiento, su única jugada de peligró llegó con un centro raso, que no pudieron conectar ni Eduardo Herrera o Matías Britos. Fidel Martínez, relevo en el segundo tiempo, se sintió más libre después del autogol de Jair Pereira, cuando Chivas buscaba el empate, adelanta líneas, y dejaba espacios.
Sin el vértigo del ídolo perdido (Ismael Sosa), a Pumas no le quedó más remedio que apostar a desarmar el juego de Guadalajara, que tampoco mostró mayor estrategia que el dinamismo de sus jóvenes futbolistas.
No fue raro que Chivas terminó dominando la posesión (64%), o que tuviera nueve tiros de esquina en todo el partido, y dos disparos a gol, cifras que superaron a los locales. Sin señas de presión o de colapso emocional, Pumas y Palencia sobrevivieron.
Pumas, con un carácter estable, con la sobriedad de su técnico, arranca una nueva etapa, sin lujos, contrataciones extraordinarias ante un también indolente Gullit Peña. El futbol en el Olímpico Universitario no hizo sentir ni a sus protagonistas.