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Venta de Chelsea, la división entre triunfos y reputación
Desde que el capital ruso entró al club se convirtió en protagonista en Europa, pero ese argumento no es suficiente para sostenerse ante la crisis de imagen derivada de la guerra. Su ex presidente fue señalado de prácticas corruptas.
La presencia de Roman Abramovich en el Chelsea Football Club pasó del esplendor al ocaso en cuestión de días y ya no tiene marcha atrás. El empresario ruso adquirió al club londinense en 2003 y a su mando cosechó la era más prodigiosa de su historia, ganando 19 títulos en 18 años, más de los 11 que se ganaron en los 98 años anteriores (el club fue fundado en 1905). Pero la invasión a Ucrania terminó por volcar la percepción hacia su persona, que ya venía perseguida, y él decidió dimitir.
“Como he dicho antes, siempre he tomado las decisiones pensando en el interés del club. En la situación actual, he tomado la decisión de venderlo, ya que creo que es lo mejor para los fanáticos, empleados, patrocinadores y socios. Esto nunca ha sido una cuestión de negocios ni de dinero para mí, sino de pura pasión por el juego y al club. Ha sido el privilegio de mi vida ser parte del Chelsea FC y estoy orgulloso de todos nuestros logros conjuntos. El Chelsea Football Club y sus seguidores siempre estarán en mi corazón”, dijo Abramovich en la carta en la que confirmaba la venta de su propiedad del equipo.
En ese mismo comunicado, el magnate ruso señaló que todas las ganancias netas de la venta serán dirigidas para quienes padecen el conflicto directamente: “La fundación será para el beneficio de todas las víctimas de la guerra de Ucrania. Esto incluye proporcionar fondos críticos para las necesidades urgentes e inmediatas de las víctimas, así como para apoyar el trabajo de recuperación a largo plazo”.
El valor de marca del Chelsea FC es de 2,079 millones de dólares (1,875 millones de euros), de acuerdo con el más reciente estudio de equipos de futbol más valiosos de KPMG en 2021, ocupando el séptimo lugar a nivel mundial. Además, es el cuarto plantel más costoso también en todo el planeta con 979 millones de dólares, solo detrás del Manchester City, PSG y Liverpool.
De acuerdo con Bloomberg y el diario suizo Blick, la venta del club gira en torno de los 2,500 millones de dólares (2,300 millones de euros) y uno de sus potenciales compradores es el multimillonario suizo, Hansjoerg Wyss, aunque según el medio helvético, este personaje calificó el precio como “demasiado alto”. Según The New York Times, Abramovich contrató a la firma estadounidense Raine Group para buscar potenciales compradores al Chelsea, que han sido contactados para lanzar sus propuestas con el viernes como fecha límite, lo que podría reducir el valor de venta. Inversionistas de Estados Unidos también están interesados, pero Bloomberg no reveló sus nombres porque pidieron el anonimato.
La venta se da un contexto crítico para la imagen rusa en el mundo. Desde que Vladimir Putin, presidente de Rusia, ordenó la invasión de territorio ucraniano con sus fuerzas armadas, el mundo le ha dado la espalda a ese país en temas financieros y organizacionales en los que el deporte no queda excluido. En el caso de Abramovich, su retirada se debe a la presión de la política británica que no quiere tenerlo como uno de sus empresarios activos. Hasta el momento, es el único propietario ruso de un club deportivo internacional que se ha visto orillado a renunciar.
“Tengo un documento filtrado de 2019, del Ministerio del Interior, que dice en relación con el Sr. Abramovich: 'Como parte de la estrategia rusa de HMG (el gobierno de Su Majestad, por sus siglas en inglés) destinada a atacar las finanzas ilícitas y la actividad maligna, Abramovich sigue siendo de interés para HMG debido a sus vínculos con el Estado ruso y su asociación pública con actividades y prácticas corruptas’. Eso fue hace casi tres años y, sin embargo, se ha hecho muy poco. Seguramente el Sr. Abramovich ya no debería poder ser dueño de un club de futbol en este país. Deberíamos considerar confiscar algunos de sus activos y asegurarnos de que otras personas que han tenido visas de nivel 1 como él no estén involucradas en actividades malignas en el Reino Unido”, exigió el diputado laborista, Chris Bryant, a la Cámara de Comunes del Reino Unido desde el 24 de febrero, cuando Abramovich anunció que dejaba su propiedad en manos de la fundación benéfica del Chelsea.
En febrero de 2021, el líder de la oposición rusa, Alexei Navalny, emitió una lista con 35 personajes o empresas rusas que deberían ser sancionadas por la Unión Europea y Estados Unidos por sus vínculos con Putin. En esa lista se encuentra Roman Abramovich, aunque hasta ahora el gobierno del Reino Unido no ha decidido sancionarlo. Debido a eso, parlamentarios como Chris Bryant insisten en que Abramovich no debería continuar como un activo económico en territorio británico.
En 2018, Abramovich retiró su solicitud de una nueva visa de inversionista en el Reino Unido, en medio del empeoramiento de los vínculos entre el Reino Unido y Rusia. El multimillonario (se le estima una fortuna de 13,100 millones de dólares) tiene un pasaporte israelí y desde entonces ha viajado al Reino Unido usándolo. Además, la relación entre Abramovich y Putin fue descrita por uno de los biógrafos del presidente ruso, Chris Hutchins, como “la de un padre con su hijo favorito”.
De acuerdo con un análisis de la revista Forbes en 2018, Abramovich se ha mantenido fuera de las sanciones del Reino Unido y Estados Unidos por la visión estratégica de trasladar gran parte de su actividad económica a Israel, cuyas relaciones con Washington son buenas, además de mantener vínculos con Jared Kushner, yerno del expresidente estadounidense, Donald Trump.
Un estudio de 2018 en el Journal of Public Economics estimó que el 60% de la riqueza de los hogares más ricos de Rusia se encuentra en el extranjero, mucho más que cualquier otro país. Reino Unido se convirtió en una plaza atractiva por la estabilidad de su gobierno, un sólido sistema bancario y leyes que protegen los derechos de propiedad, además porque ha ofrecido incentivos y miles aprovecharon un programa de visas doradas que ofrecían residencia a los extranjeros que se comprometían a invertir al menos dos millones de libras a su llegada, explica el Washington Post.
Sin embargo, la presión estalló contra Abramovich tras el ataque directo de su país a Ucrania en este 2022, ocasionando que su imagen ya no fuera bien vista al estar ligada con Chelsea: “Abramovich ha sido maravilloso para nuestro club, no ha sacado dinero de aquí y se ha preocupado por los mejores intereses. Es solo que lo que está sucediendo en Ucrania es repugnante (…) Desafortunadamente, Roman no se distanció de Putin”, dijo Mike Emberley, un seguidor del Chelsea desde la década de 1960 durante la final de la Carabao Cup contra Liverpool.
El emporio de Abramovich con el Chelsea llegará a su fin después de casi dos décadas en las que consagró a esta escuadra en la élite del futbol, con tres trofeos especiales: dos Champions League y un Mundial de Clubes, que ganó apenas a principios de febrero. Menos de un mes después, su relación pasó del esplendor al ocaso y ya no hay marcha atrás.
kg