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Los siete pecados que impiden a una empresa inmobiliaria ser rentable

Los desarrolladores deben de conocer tanto sus fortalezas como sus debilidades para poder generar utilidades respecto a los proyectos que edifican
 

La rentabilidad de los desarrolladores inmobiliarios es necesaria, todavía más, en épocas de incertidumbre económica. Foto: Reuters

Las empresas dedicadas a la actividad inmobiliaria suelen incurrir en ciertos errores que las impiden ser rentables con el paso del tiempo, por lo que deben de eliminar dichas prácticas si quieren corregir el rumbo de su situación.

De acuerdo con un análisis de la firma Archetika, se tienen detectadas al menos siete prácticas que son comunes en los desarrolladores inmobiliarios y que les impiden ser rentables, con pérdidas en materia de tiempo, dinero y reputación.

Según el informe, elaborado por Carolina Granados, directora general de Archetika, en colaboración con Diego González, socio de la firma, los siete pecados en los que incurre el desarrollador y que les impiden ser rentables son:

Contratación del equipo equivocado

Para la firma, muchas de las empresas inmobiliarias se conforman por familiares de los propietarios, a quienes se les delegan funciones para las cuales no están capacitados y desconocen el riesgo del negocio, lo cual se traduce en pérdidas monetarias.

"Generalmente son empresas familiares que delegan la parte de gestión en familiares que desconocen el negocio inmobiliario y no están debidamente capacitados", explica el análisis.

Falta de certeza jurídica en el terreno

Uno de los problemas más recurrentes a los que se enfrentan los desarrolladores, según el análisis, es respecto a la certeza jurídica del terreno donde se va a edificar un proyecto, pues por lo regular, se omite el proceso de revisar la situación legal del espacio.

"No se revisa la situación legal del terreno, las características físicas o la normativa local. Saltarse este proceso puede hacer que las empresas incurran en litigios y problemas que agoten sus recursos", destaca el informe.

No se estandarizan procesos

Parte de los sobrecostos que se generan en el desarrollo de un proyecto inmobiliario tiene que ver con la falta de estandarización de los procesos, donde cada colaborador tiene definido su papel dentro de la actividad del desarrollador.

"Cada proyecto que llega a su oficina (de un desarrollador) se trabaja de forma intuitiva y se omite realizar actividades fundamentales que luego se reflejan en sobrecostos", acota el análisis.

La capacitación debe de ser una prioridad para una empresa inmobiliaria, pues se ha detectado que muchos de los conocimientos que se adquieren son empíricos, por lo que la rentabilidad de la organización está en juego.

"Los conocimientos que adquieren son empíricos y se basan en el ensayo y error, lo que compromete la rentabilidad de la empresa", añade el informe.

Uno de los errores más comunes dentro de los desarrolladores inmobiliarios tiene que ver con el mal uso del financiamiento. De acuerdo con Archetika, muchas veces las empresas dispersan el financiamiento de un proyecto para construir varios, lo cual compromete la rentabilidad y reputación de la firma.

"Cada proyecto debe tener su propia estructura de capital. Dispersar la financiación de un proyecto para construir varios, sólo compromete la rentabilidad y la reputación de la empresa", destaca el análisis.

Si bien un desarrollo inmobiliario puede ser exitoso, esto no quiere decir que el futuro de la empresa también lo sea, por lo que el exceso de confianza suele ser un lastre que le impide a una firma ser rentable.

"Pensar que el éxito de un desarrollo garantiza el éxito futuro, ignorando las necesidades del mercado objetivo", apunta el informe.

En muchas ocasiones, el desarrollador inmobiliario no toma en cuenta las garantías que pueden ejecutar los nuevos propietarios, lo cual impacta directamente en su reputación. Según Archetika, si no se atienden oportunamente estos problemas, se podrían tener afectaciones de largo plazo, especialmente en materia reputacional.

"(Las empresas inmobiliarias) no estructuran un equipo de servicio post-venta para sus clientes y las garantías no son atendidas oportunamente, generando problemas a largo plazo que afectan su reputación".

Para la firma, estos siete pecados pueden ser corregidos si se toman decisiones con conocimiento de causa, como, por ejemplo, adquirir conocimientos en distintas áreas de la empresa; definir procesos que cada área debe seguir; comprobar la actitud y aptitud de los colaboradores y escuchar las necesidades del cliente.

 

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