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Economía

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Christine Lagarde, presidenta del BCE, reconoce que los riesgos de inflación en la Eurozona se inclinan al alza

El BCE mantiene su plan de detener las compras netas bajo un programa de emergencia, pero aumentará el tamaño y la flexibilidad de otro; la Fed y el Banco de Inglaterra suben su rédito.

Los inversionistas han reducido sus apuestas sobre hasta qué punto el BCE elevará la tasa de depósito este año, a 3.1% desde más de 4% hace sólo dos semanas.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, reconoció el jueves que la inflación de la zona euro estaba más elevada de lo previsto y que los riesgos se encontraban inclinados al alza, pero continuó pronosticando que disminuiría este año.

En declaraciones realizadas después de que el BCE mantuvo su política monetaria sin cambios, como esperaba el mercado, Lagarde dijo que las autoridades del Consejo de Gobierno no se apresurarían a tomar nuevas medidas, aunque también optó por no repetir su comentario anterior de que un aumento de tasas este año era muy poco probable.

"Es probable que la inflación se mantenga elevada durante más tiempo de lo esperado, pero que disminuya en el transcurso de este año (...) En comparación con nuestras expectativas en diciembre, los riesgos para las perspectivas de inflación se inclinan al alza, particularmente en el corto plazo", sostuvo.

"La situación ciertamente ha cambiado", añadió.

Lagarde dijo a periodistas que si bien había una "preocupación unánime" entre los miembros del Consejo de Gobierno del BCE sobre la inflación, también estaban decididos a no apresurarse a sacar conclusiones hasta que hubiera más información disponible.

"Seguiremos observando la secuencia que hemos acordado y seremos graduales en cualquier determinación que tomemos", dijo.

Mientras que sus pares globales como la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra endurecen la política monetaria, el BCE continúa sin dar un giro al ajuste, manteniéndose en el camino para proporcionar un gran estímulo.

Lagarde dijo que la tasa de inflación superior a la esperada de enero del 5.1% se debió principalmente al impacto directo e indirecto de un aumento en los costos de la energía, y los precios más altos de los alimentos también pesaron debido a los mayores costos de transporte y fertilizantes.

Si bien dijo que el impacto de la pandemia de Covid-19 se estaba volviendo menos severo con cada ola, enfatizó que las medidas nacionales de contención del virus aún podrían frenar la actividad.

Sin referirse explícitamente a las tensiones entre Rusia y Occidente por Ucrania, dijo que "las tormentas geopolíticas se ciernen sobre Europa", lo que también podría afectar las perspectivas de crecimiento.

El banco central de los 19 países que usan el euro ha argumentado durante mucho tiempo que la inflación disminuirá pronto sin su intervención y, de hecho, caerá por debajo de su objetivo del 2% para fin de año, por lo que retirar el apoyo ahora sería contraproducente.

Pero los inversores y una serie de autoridades de política monetaria han comenzado a cuestionar esta narrativa, especialmente porque el BCE ha subestimado varias veces el nivel actual de la inflación, lo que le ha obligado a revisar repetidamente sus pronósticos.

Los mercados ya dudan de las proyecciones del BCE y están valorando 28 puntos básicos de aumentos de tasas este año, con el primer movimiento visto en julio, a pesar de la insistencia del banco en que cualquier movimiento en 2022 es poco probable.

El problema es que se pronostica que la inflación se mantendrá justo por debajo de su objetivo del 2% en 2023 y 2024, por lo que incluso un pequeño aumento en la trayectoria de la inflación podría poner el crecimiento de los precios justo en el objetivo, reduciendo la necesidad de estímulos.

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