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El BCE avanza a buen ritmo, pero aún queda trabajo, dice economista jefe Lane
El economista en jefe del BCE dijo que se hacen "buenos progresos" en la reducción de la inflación al objetivo del 2%, pero el éxito aún no está asegurado.
El Banco Central Europeo (BCE) está haciendo "buenos progresos" en la reducción de la inflación al objetivo del 2%, pero el éxito aún no está asegurado, por lo que sigue siendo necesaria una política monetaria restrictiva, dijo el sábado Philip Lane, economista jefe del BCE.
El BCE recortó las tasas de interés por primera vez en junio, tras una serie récord de alzas, y se espera que los responsables de política monetaria vuelvan a recortarlas el 12 de septiembre, situando el tipo de depósito en el 3,5%, un nivel que sigue siendo lo suficientemente alto como para frenar el crecimiento.
"Mi valoración provisional de la eficacia de la política monetaria del BCE (...) es que se ha avanzado bastante en la consecución del objetivo primordial", dijo Lane en el simposio económico anual de la Reserva Federal de Estados Unidos en Jackson Hole.
Sin embargo, Lane también advirtió contra una celebración prematura, ya que las proyecciones sitúan el crecimiento de los precios de nuevo en el 2% sólo a finales de 2025.
"La vuelta al objetivo aún no está asegurada", dijo Lane, arquitecto clave de las respuestas del BCE. "La orientación monetaria tendrá que permanecer en territorio restrictivo todo el tiempo que sea necesario para conducir el proceso de desinflación hacia un retorno oportuno al objetivo".
Los mercados esperan que el BCE recorte los tipos al menos en septiembre y diciembre, y algunos inversores apuestan también por una baja en octubre, partiendo de la premisa de que las perspectivas de crecimiento se están deteriorando rápidamente y el banco estará deseoso de apoyar el mercado laboral.
Sin hacer comentarios sobre la política monetaria a corto plazo, Lane también advirtió del peligro de mantener una política excesivamente restrictiva durante demasiado tiempo, ya que ello podría deprimir el crecimiento y debilitar el mercado laboral.
"Una senda de tasas demasiado alta durante demasiado tiempo generaría una inflación crónicamente por debajo del objetivo a medio plazo y sería ineficaz para minimizar los efectos secundarios sobre la producción y el empleo", agregó Lane.