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Economía

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“Finanzas públicas no soportarán otro sexenio sin reforma fiscal”

Se corre el riesgo de un aumento del endeudamiento y servicios públicos que no atiendan de manera adecuada a la población, lo que puede afectar la productividad.

Las finanzas públicas del país no soportarán otro sexenio más sin una reforma fiscal, ello ante el aumento de recursos para pensiones y el servicio de deuda, a la vez que se incrementan las necesidades de gasto que no se han atendido, propiamente en años pasados, indicaron analistas.

La semana pasada, Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), comentó que sería mala idea para cualquier gobierno empezar con algún tipo de modificación fiscal donde se suban los impuestos, esto en una coyuntura donde la actual administración acabará su periodo el próximo año y presume de finanzas públicas sostenibles sin la necesidad de una reforma fiscal.

Sin embargo, para analistas el no hacer una reforma fiscal es un riesgo para las finanzas públicas, ya que cada vez hay mayores presiones en el gasto y poco espacio fiscal para implementar políticas públicas a favor de la población.

“Hay mucha evidencia, muchos puntos que muestran que es necesario hacer una reforma fiscal. No sólo me refiero a una reforma tributaria que busque aumentar impuestos, sino también tenemos que estar buscando cómo gastar ese dinero”, dijo Alejandra Macías, directora general del CIEP.

La última vez que se impulsó una reforma fiscal fue en el 2014, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. Desde entonces, sólo se han realizado algunas modificaciones a las leyes tributarias y código fiscal, dado que el mandato del actual gobierno fue no aumentar ni crear impuestos, lo cual se respetó incluso luego de que las finanzas públicas sufrieran con la pandemia.

“No tuvimos una reforma fiscal en esta administración. Se ha hablado mucho de la necesidad de una incluso antes del Covid-19. Era necesario hacer cambios y no se hicieron, por lo que perdimos una gran oportunidad”, aseveró Alejandra Macías.

En este sentido, Ana Morales, investigadora del programa de Justicia Fiscal de Fundar, señaló que si bien puede ser impopular hacer una reforma fiscal al inicio de un gobierno es necesario llevarla a cabo, sobre todo porque al inicio de cada administración se cuenta con mayor legitimidad y poder.

De no hacer una reforma fiscal el siguiente sexenio se correría el riesgo de la insostenibilidad del sistema fiscal, un aumento del endeudamiento y servicios públicos que no atiendan de manera adecuada a la población, lo que también puede afectar la productividad y, a su vez, el desarrollo económico.

Prioridades de gasto

Los analistas expresaron que una reforma fiscal no sólo deberá enfocarse en la parte de los imputados, sino también en la parte de eficientar el gasto.

Héctor Villarreal, catedrático del Tec de Monterrey, señaló que antes de subir impuestos, lo esencial sería arreglar las problemáticas en el gasto público.

“Lo primero al pensar en una reforma fiscal es fijar prioridades, porque tenemos el problema de que el dinero no nos va a alcanzar para todo”, dijo.

En este sentido, además de plantearse las prioridades inmediatas de gasto, también indicó que se necesita una reforma de pensiones y revisar los gastos de las empresas productivas del estado, como lo son Pemex y la CFE.

Apuntó que debe haber una modernización del cobro del Impuesto sobre la Renta (ISR) y revisar los gastos fiscales.

Por su parte, Ana Morales señaló que también deben fortalecerse los ingresos tributarios a través de una mejora del cobro del Predial, así como impulsar iniciativas para tratar el cambio climático a través del sistema tributario y gravar ganancias de capital y de las grandes fortunas del país. Otros rubros que se deberían de tocar es una mejor transparencia y rendición de cuentas, así como la coordinación fiscal.

Cambios no fueron suficientes

Ana Morales indicó que si bien se hicieron modificaciones fiscales, que ayudaron a aumentar la recaudación, éstos por sí solos no son suficientes para sostener las finanzas públicas.

“Desde un inicio, se estableció que no se iba a aumentar impuestos, que sí se recaudaba de mejor forma o se evitaban evasiones y elusiones fiscales, eso sería suficiente para que alcanzara, pero no creemos que esté alcanzando. De alguna forma, las medidas que se han impulsado de evitar evasión, formalizar ciertos sectores de la economía, recuperar cierta parte de recursos que se estaban perdiendo ha sido positiva, más no suficiente”, explicó.

En este sexenio se eliminó la compensación universal, se fortaleció la fiscalización al rubro de grandes contribuyentes, se adoptaron medidas internacionales para cobrar impuestos en operaciones digitales y se hizo una reforma fiscal penal contra las factureras.

¿Qué debe considerar la próxima reforma fiscal que se impulse en México?

  • Prioridades de gasto, sobre todo en rubros como educación, salud, seguridad e infraestructura.
  • El costo de las pensiones.
  • La transición demográfica.
  • Coordinación fiscal con las entidades.
  • Revisar los gastos en las empresas productivas del Estado.
  • Actualizaciones al ISR.
  • Revisar gastos fiscales y a quién benefician.
  • Considerar el cambio climático.
  • Fortalecer el cobro de impuestos como el Predial.

ana.martinez@eleconomista.mx

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