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Economía

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Tarifas aéreas llevan inflación a 6.69%, su nivel más alto en 17 años

Mayores alzas traen incorporada incertidumbre sobre tipo de cambio y traslado del costo de precios de combustible, frutas y legumbres.

La inflación en la primera quincena de diciembre registró una variación anual de 6.69%, la más alta para un periodo similar desde el año 2000, cuando llegó a 9.05%, consigna información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Con este nivel, se rebasa el supuesto techo de agosto, de 6.59%; se completan 12 meses fuera del rango superior del objetivo que tiene el Banco de México (3% con +/-1%), y se hilan ocho registros anuales consecutivos de la inflación arriba de 6 por ciento. Sólo en los primeros 15 días del mes, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) alcanzó una fluctuación de 0.44%, la más alta para un periodo similar desde el 2011.

La información del Inegi identifica a los que impulsaron de forma determinante a la inflación: el precio del transporte aéreo, con una variación quincenal de 41.12%; el del jitomate, cuya fluctuación fue de 19.56%; los servicios turísticos en paquete (12.40%); gasolina de bajo octanaje (0.44%); gas doméstico LP (0.83%); huevo (2.03%), así como restaurantes y similares (0.33 por ciento).

Las mayores alzas de la quincena traen incorporada la incertidumbre sobre el tipo de cambio y el traslado del costo de precios de combustible, frutas y legumbres, según analistas de Barclays y CitiBanamex.

SUBYACENTE, OTRA VEZ PARA ARRIBA

La inflación subyacente, que integra a los bienes y servicios que no están sujetos a decisiones de carácter administrativo ni están marcados por la estacionalidad o la alta volatilidad, hila tres registros consecutivos al alza, al ubicarse en 4.9 por ciento.

En esta medición, que según el mismo Banco de México “es de gran utilidad para tomar decisiones de política económica y para la elaboración de predicciones sobre la inflación”, se excluyen los genéricos que presentan alta volatilidad en sus precios, como son los productos agropecuarios, energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno.

En esta medida encontramos más claramente el efecto de la presión cambiaria en la inflación pura, como lo ha explicado Guillermo Aboumrad, director de Estrategia de Mercados en Finamex, Casa de Bolsa, específicamente al dar seguimiento a la inflación de mercancías.

Así que, al hacer un acercamiento a la variación anual de mercancías, vemos que se encuentran en 6.22 por ciento.

Con esta fluctuación completa 12 registros consecutivos fuera del rango permisible del Banco de México que es 3% con 1 punto porcentual arriba, es decir 4%; nueve fluctuaciones arriba de 6%, y retoma la tendencia al alza que se vio interrumpida entre septiembre y octubre, cuando desaceleró.

¿EFECTOS DE SEGUNDO ORDEN?

Marco Oviedo, jefe de Research para América Latina en Barclays, explicó en conversación que la tendencia al alza que mantienen las tarifas de transporte aéreo, desde noviembre, muestra que las aerolíneas están transfiriendo directamente la presión cambiaria a sus precios.

Acota que al subir desde noviembre las tarifas aéreas se puede asumir que están incorporando la expectativa de presiones al alza en la cotización del dólar.

Con él concuerda el director del Departamento de Investigación Económica en el think tank SAVER, Luis Pérez Lezama, quien explicó que, a estas alturas del año, las empresas como las aerolíneas suelen incorporar en sus precios las expectativas económicas, así que se puede observar que ven un dólar más presionado y una economía menos activa.

Adicionalmente se observa este mes un nuevo repunte en los precios de restaurantes y similares, un segmento que, tal como han explicado analistas de Citibanamex, incorpora ya un traspaso de las alzas persistentes de los insumos que utilizan, como son combustibles, frutas y legumbres.

Para identificar si se trata del cumplimiento real de los “efectos de segundo orden” que Banco de México ha fijado como determinante de una reacción de la Junta de Gobierno, El Economista consultó al gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León.

De acuerdo con él, los efectos de segundo orden de la inflación son los incrementos de precios no asociados con incrementos de costos y de insumos. Y éstos, al menos hasta fines de noviembre, cuando conversamos con él, no se habían presentado.

Desde su perspectiva, se han presentado hasta ahora choques directos e indirectos, es decir, el directo es el aumento per se, y el indirecto es cuando se van desde la matriz del insumo–producto. Y estos dos, dice, son los que se han presentado.

RADAR DE INFLACIÓN

En el reporte de la inflación de la primera quincena de diciembre, el Inegi identificó los datos correspondientes a las localidades que registraron las mediciones extremas.

Las de mayor variación, incluso arriba de la nacional, fueron en el periodo: Tijuana, Baja California (0.93%); Mérida, Yucatán (0.83%); Cuernavaca, Morelos (0.68%); Veracruz, Veracruz (0.65%); Oaxaca, Oaxaca (0.65%); Tepatitlán, Jalisco (0.64%); Aguascalientes, Aguascalientes (0.62%), y Mexicali, Baja California (0.60 por ciento).

En el extremo las de menores variaciones, ubicándose por debajo de la nacional, resultaron Iguala, Guerrero (0); Culiacán, Sinaloa (0.04%); Chetumal, Quintana Roo (0.07%); Monclova, Coahuila (0.08%); Tepic, Nayarit (0.10%),  y Durango, Durango (0.14 por ciento).

Esta es la segunda quincena consecutiva en el segundo semestre que el registro de localidades con variación por debajo de la nacional no registró datos negativos en su medición de precios.

ymorales@eleconomista.com.mx

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