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Crisis de liderazgo en el siglo XXI
Las grandes eras económicas documentadas en la historia Universal son la era de la caza y la recolección; agricultura; industrial e información digital. Cada una de ellas se acompaña de distintas herramientas, paradigmas y modelos de Liderazgo.
Las grandes eras económicas documentadas en la historia Universal son la era de la caza y la recolección; agricultura; industrial e información digital. Cada una de ellas se acompaña de distintas herramientas, paradigmas y modelos de Liderazgo.
El final del siglo XX marcó el inicio de la era digital y aunque las herramientas ya estaban listas (computadoras, teléfonos celulares, tabletas entre otros) ni los paradigmas ni los modelos de liderazgo están actualizados.
Los líderes de inicios del siglo XXI fuimos educados por generaciones de los tradicionalistas y de los baby boomers. Este liderazgo era totalmente vertical, autoritario, basado en el control y con consecuencias unitivas para garantizar el cambio de un comportamiento. La esencia de éste liderazgo fue el control y estuvo determinado por la calidad total, los procesos bien definidos y la programación repetitiva de tareas que generaban resultados consistentes.
La era digital presenta nuevos desafíos. La tecnología hoy permite un acceso inmediato a toda la información y facilita la conectividad entre todos los seres humanos a una velocidad inimaginable en el siglo XX. Estamos entrando a la era de la gratuidad y muchos modelos económicos que fueron muy exitosos en el siglo XX están en franca decadencia. El liderazgo del siglo XX también enfrenta su agonía.
Las organizaciones son incapaces de retener a largo plazo al nuevo talento, los millennials tienen una nueva forma de ver la vida que es incomprensible para los baby boomers y la generación X. Hay una autentica torre de Babel en el mundo organizacional y esto aunado a empresas de nueva creación con resultados exponenciales, está poniendo en crisis y en peligro de extinción a las grandes corporaciones.
Los líderes no saben comunicarse con estos nuevos protocolos, conceptos de balance de vida y trabajo, les parecen utópicos y poco prácticos, y acusan a las nuevas generaciones de egocéntricos, improductivos y desorientados. Los millennials en consecuencia, juzgan a los baby boomers y a la generación X como retrogradas e insensibles.
Afortunadamente hay nuevas investigaciones que nos dan luz y guía de hacia donde tenemos que evolucionar como líderes. El uso del respeto, la confianza y a la admiración, juegan un papel fundamental.
La felicidad en el entorno laboral hoy es una materia pendiente pero obligatoria. El balance de vida y trabajo no puede quedar en un discurso y tiene que ser aterrizada en prácticas concretas.
El liderazgo del siglo XXI está en crisis y debe ser renovado.