Ser gay me impulsó a emprender: Adolfo Tuñón

Emprender por el temor a ser rechazado socialmente o discriminado por un ambiente machista, lamentablemente sigue siendo una constante para gran parte de la comunidad LGBT+, de hecho sólo el 7% de los emprendedores en el país son parte de ella. Los emprendedores de la comunidad no sólo tienen que lidiar con lo complejo que es tener un negocio, también encuentran dificultades para encontrar socios, levantar capital o que su producto sea rechazado.

A pesar de esta realidad, cada vez se encuentran más casos de éxito donde emprendedores que son parte de la comunidad LGBT+ han logrado consolidar sus proyectos y brindan servicios o productos que son un éxito en el mercado.  

Ese es el caso de Adolfo Tuñón, fundador y director general de Mesa Consultores, una firma de consultoría no convencional, especializada en brindar talleres, seminarios y coaching para los mandos medios y de dirección de las empresas, con la intención de que desarrollen una mejor comunicación y liderazgo con sus equipos, tiene 14 años en el mercado y ha trabajado con marcas como Sura, Bimbo o Sanborns.

Hoy se dice fácil, pero antes de alcanzar el éxito con su empresa, Adolfo tuvo que superar prejuicios y miedos que lo invadieron en una época donde era impensable decir abiertamente, “soy gay”.

“Fue en 1995 cuando me cuestionaba mucho, yo veía que ser homosexual era algo terriblemente malo para una carrera profesional, pensaba que me iban a correr de los trabajos cuando se dieran cuenta, entonces dije: yo tengo que ser empresario, porque de esa forma nadie me va a correr y sin duda ese fue uno de mis impulsos más fuertes para convertirme en emprendedor”, comentó Adolfo Tuñón, director general de Mesa Consultores.

Adolfo detalló que era una época diferente, estaba muy estigmatizado y era impensado decir libremente que tenía preferencias y gustos diferentes, tras tomar terapia y darse cuenta que podía conocer a personas iguales a él, con más cosas en común, supo que no era algo por lo cual lo tendrían que discriminar, de hecho, en las mentorías que brinda es algo que comenta abiertamente.

“Me considero un pionero en mis talleres, porque desde el principio llegaba y me presentaba, mencionaba que tenía pareja y es algo totalmente transparente, porque yo no podría ser congruente con lo que yo iba a enseñar de comunicación y liderazgo sino decía quien realmente era, en su momento fue un parteaguas para muchísima gente, pero hoy, ya no genera un impacto tan fuerte, porque las cosas han cambiado y eso es bueno”, indicó Adolfo.

Esa honestidad le permitió que mucha gente al terminar sus talleres se acercara a él para platicarle acerca de algún hijo, hija, sobrino o familiar al que no habían podido comprender del todo su situación y a través de sus experiencias empezaron a cambiar su mentalidad, de ahí que se sienta orgulloso de sentirse parte de este cambio positivo en temas de diversidad e inclusión.       

Los fracasos son parte de la vida      

Cuando los empresarios que ha consolidado su proyecto hablan de los fracasos que han vivido suelen hacerlo en pasado, como si fuera algo que ya no tiene impacto actualmente; sin embargo, Adolfo tiene otra perspectiva, pues cree que el fracaso está presente en todo momento cuando se es emprendedor.

“Tenemos la creencia de que llegaremos a un punto donde seremos exitosos y todo será color de rosa y no, eso no existe, lo que necesitamos es disfrutar el camino del emprendimiento y después de muchos años sigo lidiando con el fracaso, pero lo hago de mejor manera, para eso hay que tener la capacidad de comunicarse con la gente adecuada que me ayudará a salir de ese hoyo temporal, porque sabemos que es algo que va a pasar, por eso hay que rodearse de las personas correctas, que no te digan lo que quieres escuchar, sino lo que necesitas, finalizó Adolfo.